Semillas para la libertad: Lucho Espinal y su contribución a una cultura del disenso y la creatividad bajo la(s) dictadura(s) boliviana

MARIA GABRIELA AIMARETTI

Ciudad de Buenos Aires

Seminario; IX Seminario Internacional Políticas de la Memoria; 2016

Centro Cultural de la memoria Haroldo Conti

Como parte de nuestra investigación posdoctoral, centrada en las experiencias de producción audiovisual paceñas durante la transición democrática y los primeros gobiernos constitucionales (1978-1989), este trabajo tiene por objetivo comprender y situar el aporte de Luis Espinal a la formación de una cultura del disenso y la creatividad que será el basamento práctico y ético del desarrollo posterior del Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano.Durante la dictadura de Bánzer y hasta 1980 Espinal se comprometió activa y simultáneamente con la defensa por los DD.HH. y la revitalización del campo audiovisual, considerando ambas luchas parte del mismo impulso humanitario por el cuidado de la Vida y la cultura. Así, fue miembro de la Asamblea Permanente por los DD.HH. de Bolivia; y trabajó incansablemente para el cine y la TV sea en términos productivos, formativo-pedagógicos, historiográficos y teóricos, como críticos. En un marco de aislamiento, monodia ideológica, censura y autocensura dictatorial, y posterior incertidumbre transicional, el cine-club que propició y sostuvo durante años, no sólo fue la ocasión de encuentro social "sin vigilancia", sino que además hizo posible una suerte de micro-experiencia de resistencia cultural abriendo instancias de debate y discusión "adversativas" al modelo unidiscursivo y represivo del orden militar.Consideramos que el periodista, luchador por los DD.HH. y sacerdote jesuita es un actor relevante del período no sólo por el impulso dado a la investigación, docencia, crítica y producción de cine, y su interés por la democratización de los medios de comunicación; sino por el ejemplo ético de compromiso con la Vida, la Verdad y la Justicia: compromiso público que lo llevó al martirio en marzo de 1980, en lo que se considera el "pre-golpe" de Luis García Meza, finalmente perpetrado el 17 de julio.