En torno a Medea de Eurípides: un acercamiento al cuerpo femenino

MARIA GABRIELA AIMARETTI

Ciudad de Buenos Aires

Congreso; XVIII Congreso Internacional de Teatro Iberoamericano y Argentino; 2009

U.B.A- FFyL- GETEA

Dentro del mundo griego la mujer estuvo confinada a la tarea única de crianza de los hijos y atención de cuestiones domésticas, sin lugar en la toma de decisiones sobre asuntos de la polis, ni acceso a una educación semejante a la que recibían los varones. Si en términos generales la cultura les estaba vedada, las fiestas Dionisíacas donde la ciudad se hace teatro, eran una de las pocas ocasiones donde disfrutaban por igual de una de las expresiones artísticas más ricas de su tiempo.Con Platón se comenzó a discutir formalmente asuntos de "género" y roles, y Eurípides, en el plano estético, puso de manifiesto algunas problemáticas sociales en medio de un tiempo de crisis moral, política y económica. Bajo el cimbronazo que acabará con Atenas y el poderío griego, con la idea de justicia desquiciada, y en una época de relativización de valores este poeta se interesó por la hipocresía, el miedo y los prejuicios que pesaban sobre las mujeres revelándolas en complejidad y riqueza.En "Medea" buscaré los indicios del discurso que construye el cuerpo de la mujer: cuerpo significante, plurívoro; tejido de relaciones de poder de toda índole estructurado a partir de la mirada masculina que lo califica como "cuerpo de placer-dolor extremo". Creemos que además, en torno al cuerpo femenino de la protagonista, existe una suerte de crítica a dos instituciones configuradoras de realidad: la guerra y el matrimonio. El discurso oficial de la ciudad sobre la defensa de la patria, la gloria y "la Ley" es retrabajado a partir de la ironía y la ambigüedad en torno a problemáticas como: la conveniencia económico-política de los enlaces, y los costos belicistas. Aunque persiste la división de los sexos y la dinámica que los opone, se resalta la humanidad de las mujeres y reflexiona sobre posibles modos de conducta más igualitarios. Las mujeres no son ya un vehículo para armonizar tensiones sino un instrumento para denunciar el orden social como desorden y problematizar la ética heroica.