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Para incluir a los estudiantes en las diversas culturas lectoras que caracterizan cada ámbito disciplinar, los docentes de todxs las asignaturas hemos de comenzar por cuestionar ciertas creencias o supuestos, que dan por sabido en los alumnos lo que necesita, en cambio, ser enseñado. En esta charla, expongo resultados de 3 líneas de investigación llevadas a cabo por el GICEOLEM, que ejemplifican qué ocurre cuando las instituciones y los docentes esperan que los alumnos realicen ciertas prácticas de lectura y escritura, que nadie les enseñó a ejercer, y qué ocurre en las clases cuando, en cambio, se planifican previendo que es preciso enseñarles prácticas de estudio y de literacidad disciplinar y profesional junto con los contenidos conceptuales disciplinares. Para no excluir a los alumnos, para no dejarlos afuera, no reproducir la inequidad social, lxs docentes de todas las asignaturas hemos de saber que diversos lectores entienden de modo diverso; hemos de ocuparnos de que las distintas interpretaciones se discutan en clase; hemos de prever que en nuevos contextos y con nuevas clases de texto, todos necesitan seguir aprendiendo a comprender; hemos de identificar qué trabajo intelectual queremos que los alumnos realicen con lo leído, y hemos de planificar qué haremos en clase con las lecturas que encomendamos.Para ello, es necesario dedicar tiempo de clase a compartir y discutir las diversas interpretaciones sobre lo leido, explicitar lo que esperamos de la lectura no solo mediante explicaciones verbales sino especialmente a través de situaciones de compartir la lectura: de hablar sobre lo que se va a leer y de lo que se leyó para que ayudar a ejercer el trabajo intelectual esperado, habitualmente implícito.VER VIDEO DE LA CHARLA Y CONVERSATORIO EN: https://www.youtube.com/watch?v=l1sa0IXN8X4

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