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Los dibujos, al igual que todas las representaciones externas, poseen no sólo una dimensión representativa sino además una dimensión intencional y comunicativa que permite su uso convencional. La comprensión de la intencionalidad promueve el descubrimiento de la naturaleza representativa de dibujos en actividades compartidas donde los adultos utilizan estas imágenes en intercambios comunicativos con los niños. A medida que los niños incrementan su experiencia con las imágenes creadas y usadas por otros, construyen conocimientos acerca de qué son las imágenes, para qué sirven y comienzan a ser capaces de producir sus propias representaciones gráficas. Son escasos los trabajos que han explorado la influencia de la intencionalidad en la producción gráfica infantil. Para explorar esta relación se diseñaron dos estudios. El objetivo del Estudio 1 fue indagar a qué edad la producción gráfica infantil podría ser sensible a la intervención del adulto. Para ello, se comparó la producción gráfica con un modelo tridimensional presente de niños de 36 y 42 meses. Los objetivos del Estudio 2 fueron analizar los efectos de la presencia de un receptor (adulto), quien utiliza los dibujos de los niños para resolver un problema, en la producción gráfica infantil. Asimismo, explorar qué sucede cuando el receptor demuestra al niño cómo dibujar los objetos referentes. Los resultados indican que la presencia de un adulto quien usa los dibujos infantiles con un fin determinado no tiene efectos en la producción gráfica infantil; los niños sólo introducirían modificaciones en su producción gráfica cuando el receptor demuestra a los niños cómo producir un modelo gráfico con características semejantes a los objetos. Cuando el adulto dibuja los objetos frente a los niños, les estaría enseñando cómo llevar a cabo su intención de simbolizar gráficamente un referente determinado.