CIITED   26768
CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE INVESTIGACIONES EN TECNOLOGIAS Y DESARROLLO SOCIAL PARA EL NOA
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Enfoques metodológicos en ciencias económicas. Individualismo, holismo y la controversia del método
Autor/es:
LAURA ANDREA GOLOVANEVSKY; MÓNICA ECHENIQUE; MARIANA SOLEDAD BERNASCONI; MARÍA AGUSTINA ROMERO
Lugar:
San Salvador de Jujuy
Reunión:
Jornada; I Encuentro en docencia e investigación en Ciencias Económicas; 2019
Institución organizadora:
Facultad de Ciencias Económicas
Resumen:
El presente trabajo tiene por finalidad poner en diálogo dos espacios curriculares de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Jujuy, a saber: Metodología de la Investigación (correspondiente al cuarto año de las tres carreras que se dictan actualmente) e Historia del Pensamiento Económico (asignatura del tercer año de la Licenciatura en Economía Política). Si bien espacios diferenciados, comparten algunas temáticas afines que posibilitan discutirlas y complementarlas. Particularmente en esta oportunidad proponemos revisar conceptualmente las implicancias del individualismo y el holismo metodológico, en cuanto enfoques alternativos para el conocimiento de lo social, para finalmente ahondar en un caso paradigmático de las ciencias económicas en el que se condensaron ambas posiciones, la conocida Controversia o Batalla del Método (Methodenstreit) entre Gustav von Schmoller, de la Escuela Histórica Alemana, y Carl Menger, de la Escuela Austríaca de economía, que tuvo lugar a fines del siglo XIX. Las ciencias económicas, en función de su pertenencia al campo de las ciencias sociales, nos invitan a problematizar algunos aspectos históricamente debatidos desde las epistemologías. De acuerdo a Díaz (1997), estas controversias se pueden sintetizar en principios metodológicos antitéticos ?individualismo y holismo metodológico-, posiciones en relación al conocimiento en sí mismo ?realismo e idealismo- y, finalmente, aquellos fundamentos teóricos opuestos ?racionalismo y perspectivismo-. De todos ellos, esta presentación atenderá a los primeros. Tales disposiciones se establecen en un escenario de redefinición de las ciencias y establecimientos disciplinares, donde numerosos referentes teóricos abrevan por ?marcar límites e incumbencias?, fuertemente direccionadas a repensar el campo de las ciencias sociales en general y definir un espacio propio. Así es que buena parte de las tensiones (en relación al método, al conocimiento y fundamentos teóricos) se dan al calor de un común denominador: las pujas por límites y diferenciación de las ciencias de la naturaleza y las ciencias sociales. Popper (1973) anuncia un principio de individualismo metodológico para las ciencias sociales, asumiendo que la tarea de la ciencia social es analizar, en términos descriptivos, los ?modelos sociológicos?, en función de las actitudes, expectativas y relaciones de los individuos. Esta perspectiva, que se remite a una forma de análisis económico-social, se solventa siempre en el comportamiento de los individuos, siendo estos los responsables y creadores de las instituciones sociales. En suma, ?los fenómenos colectivos son abstracciones derivadas de las decisiones de esos mismos individuos? (Díaz, 1997, p.182), por lo que la tarea de las ciencias sociales consiste en dirimir, a partir de estudios a escala individual, fenómenos a gran escala. Desde el otro extremo surgen las posiciones adherentes al holismo metodológico que sostienen que los macrofenómenos sociales no pueden ser explicados por la simple sumatoria de observaciones individuales. Ocuparse de lo social significa adentrarse en las complejas tramas y redes de relaciones que se tejen en toda urdimbre social. Siguiendo esta lógica, la totalidad actuando no puede reducirse las subjetividades en términos acumulativos, ya que la comprensión del significado de las acciones humanas está directamente vinculada a la comprensión de sus normas ?provenientes de lo social- y es necesario atender la complejidad que éstas implican. Como lo plantea Naishtat (1998), ?si lo social se dirime en términos de acciones intencionales, o si existen en cambio totalidades más profundas (estructuras, clases sociales, sistemas, conciencias colectivas, tendencias históricas) que lo resuelven, es una disputa congénita a la ciencia social misma? (p.11). Resulta necesario atender el recorrido de las corrientes económicas en tales opciones, pues cabe preguntarse si el individualismo, dominante en la disciplina hace más de un siglo, no excluye proposiciones macro que no pueden ser reducidas a lo micro.Se presenta relevante revisitar la Methodenstreit por haber acogido en su núcleo de disputa estas concepciones opuestas, las cuales se conjugaron con argumentos más amplios en cuanto al mejor método para el estudio de lo económico. Concretamente, los debates que empezaron a delinear las opciones individualistas y holistas en el campo de la Economía tuvieron lugar a mediados del siglo XIX, ante las críticas que la escuela clásica venía sufriendo desde diversos frentes. Ya la vieja escuela histórica alemana había apuntado que la teoría económica clásica no era válida para todas las épocas y culturas, argumentando que las conclusiones de Smith, Ricardo y Mill, aunque probablemente válidas para Inglaterra, no eran útiles para la Alemania agrícola de la época. En consecuencia, la economía, en particular, y las ciencias sociales, en general, debían utilizar una metodología basada en la historia y la evidencia empírica, como las estadísticas, en lugar de recurrir a la abstracción como punto de partida (Landreth y Colander, 2006). La nueva escuela histórica alemana, con Gustav von Schmoller (1838-1917) como referente, profundizó y sistematizó tanto los puntos de vista propios del historicismo como las críticas a las posiciones dominantes en Francia, Gran Bretaña y Austria. El carácter abstracto y deductivo que adquirió la naciente Escuela Austríaca, con las publicaciones de Carl Menger, su máximo exponente, era incompatible con la propuesta historicista, lo cual la convirtió en el blanco de las críticas schmollerianas. Sobre estas contradicciones se alzaría, como sintetiza Huerta de Soto (1997), la primera y quizá más famosa polémica en la que se han visto implicados los austriacos, que ocupó las energías intelectuales de Menger durante varias décadas. En lo relativo al individualismo y al holismo, la Escuela Austríaca consideraba que todos los fenómenos económicos debían explicarse científicamente a partir de leyes relacionadas con las acciones de personas individuales, es decir, se oponía al concepto de organismo integrado y holístico de Schmoller. El historicismo, que entiende el avance del conocimiento económico como fruto de estudios empíricos e históricos rigurosos, se inclina por el holismo metodológico (aun cuando en aquel momento no se hablara en esos términos), ya que desarrolla sus análisis a partir de entidades globales, que marcan el contexto específico en el que tienen lugar las conductas individuales. Se referían al condicionamiento histórico, cultural, institucional, razonando de manera inversa al individualismo metodológico. Mientras que los austríacos parten de ?Robinson Crusoe?, los alemanes enfatizan el hecho de que los individuos nacen, se educan y viven en un entorno en el cual se socializan compartiendo cultura, patrones mentales, instituciones y valores, por lo que su mirada está en las antípodas de la sustentada por los primeros.Si bien en el largo plazo podremos reconocer un claro ganador, repensar los argumentos de la controversia ayudará a echar luz sobre debates que aún encuentran plena vigencia.