INVESTIGADORES
LACUNZA Ana Betina
congresos y reuniones científicas
Título:
Vulnerabilidad psicopatológica en población adolescente: ¿qué papel tiene la personalidad?
Autor/es:
LACUNZA, A.; CABALLERO, V.; GETAR, C.; VARGAS, A.
Lugar:
SAN MIGUEL DE TUCUMAN
Reunión:
Congreso; XVIII Jornadas Nacionales de Salud Mental; 2018
Institución organizadora:
Colegio de Psicólogos de Tucumán y Federación de Psicólogos de la República Argentina
Resumen:
Según Rodríguez Sacristán (1998) la noción de vulnerabilidad remite a las condiciones de un sujeto que lo hacen más o menos sensible a los factores de riesgo, necesitando en mayor o menor grado factores de protección para mantener un equilibrio. La adolescencia es una fase crítica en el ciclo vital, susceptible al impacto de diversos factores de riesgo en la constitución subjetiva, aunque ello no significa que la vulnerabilidad sea mayor que en otros momentos del desarrollo humano. Dicha vulnerabilidad a nivel psicológico puede darse por factores internos o externos. Entre los primeros se encuentran las características personales que definen a un sujeto en su forma de procesar información, reaccionar emocionalmente y adaptarse a los diversos estímulos. Así, determinados rasgos de personalidad marcarían la mayor vulnerabilidad de un sujeto, por ejemplo, para actuar con desinterés hacia los semejantes. La personalidad se configura en la infancia y adolescencia siendo el contexto un potente modulador entre variables individuales (personalidad) y los subsistemas biológico y psicológico. Si bien la personalidad tiene un componente estructural dado por las diferencias constitucionales en la reactividad y la autorregulación, que asegura la estabilidad de la personalidad a través del tiempo (Lemos, 2009), las oportunidades y las desventajas socio históricas y culturales (por ejemplo, la pobreza) influyen en el desarrollo y expresión de estos rasgos personales. Saklofske, Joyce, Sulkowski y Climie (2013) sostienen que la evaluación en niños y adolescentes suponen desafíos. Desde los teórico, la indagación de las diferencias individuales supone un análisis a la luz de la psicopatología del desarrollo, puesto que la noción de personalidad muestra continuidad pero también cambios a lo largo del ciclo vital (Caspi & Roberts, 2001). Otro desafío se vincula al uso de instrumentos adaptados que midan tanto aspectos globales de la llamada personalidad como rasgos específicos. Esto supone indagar si es posible identificar rasgos o dimensiones de personalidad en niños y adolescentes, y en caso afirmativo, dilucidar cuándo estas características se visualizan como psicopatológicas. El objetivo del presente trabajo fue describir variables de personalidad en adolescentes escolarizados de 10 a 13 años residentes en Tafí Viejo, identificando aquellas que puedan suponer un factor de riesgo para la posible configuración de cuadros psicopatológicos. Se partió de la hipótesis que aquellos adolescentes con mayor presencia de rasgos psicopatológicos de personalidad, presentarían mayor vulnerabilidad a problemas psicológicos. Se trabajó con 404 adolescentes de 10 a 13 años, el 54% eran varones. Se les administró una serie de pruebas, entre éstas el cuestionario de Personalidad para niños y adolescentes (EPQ-J) (Eysenk y Eysenk, 2007) y una encuesta sociodemográfica. La administración fue grupal previa firma de consentimientos informados y asentimientos. Al considerar la edad, no se observaron diferencias estadísticas en dimensiones de EPQ-J. Respecto al sexo, las diferencias estadísticas mostraron que las adolescentes se percibían con mayor Emocionalidad mientras que los varones referían mayor extraversión. La Dureza Emocional fue más recurrente entre los varones. La combinación edad y sexo no mostraron diferencias estadísticas significativas, salvo en la dimensión Emocionalidad con un nivel de error mayor a .05, lo que mostraría que en las adolescentes mujeres la percepción de Emocionalidad tendía a aumentar con la edad. Posteriormente se establecieron puntos de corte en las dimensiones del EPQ-J a fin de establecer presencia de riesgo y alto riesgo en el grupo. Se consideraron los percentiles tomando al mismo grupo como normativo. De este modo se estableció: a) grupo de riesgo: P 10 o 90 y b) alto riesgo: P 5 o 95. Considerando estos parámetros se observó que el 6% de los participantes se percibían con riesgo o alto riesgo en la dimensión Emocionalidad o alta inestabilidad emocional. Idéntica proporción se observó en Introversión. El 7% de los participantes mostraba alto riesgo en la percepción de Dureza Emocional. Estos datos muestran una mayor presencia de comportamientos agresivos entre los varones. En esta misma línea, Garaigordobil, Aliri y Fontaneda (2009) han identificado mayor dureza emocional en adolescentes varones mientras que las mujeres referían mayor emocionalidad. En tanto Ortet, Fabregat, Pérez-Sánchez, Pla-González, Simó y Pujol (1988) identificaron iguales tendencias sumada a la asociación dureza emocional y conducta antinormativa. Estos datos coinciden con los señalados por Eysenck y Eysenck (2007), respecto a la actualidad de su investigación sobre la estructura tripartita de la personalidad y las diferencias entre los rasgos de personalidad y sexo. Este estudio es resultado del trabajo conjunto del el Sistema Provincial de Salud (SIPROSA) y la Facultad de Psicología, en el marco del plan de mejora de la carrera de Psicología (UNT) y la línea prioritaria de investigación Prevención y abordaje de la violencia (SIPROSA).