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La comunidad científica del CONICET despide a Federico Schuster, una figura del campo de las Ciencias Sociales en Argentina

A los 61 años, falleció el filósofo que marcó a una generación de investigadores e investigadoras del organismo.


La noticia del fallecimiento del filósofo Federico Schuster mantiene consternada a la comunidad científica del CONICET. Los relatos de despedida que publicaron quienes integran este organismo en las redes sociales y los medios de comunicación coinciden en un punto: este licenciado en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA) que ha sido profesor titular e investigador de dicha casa de estudios, marcó con sus enseñanzas y compromiso al menos a dos generaciones de científicos y científicas del área de las Ciencias Sociales.

Schuster fue profesor titular de Filosofía y Métodos de las Ciencias Sociales en la carrera de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, ex director del Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG) -lugar de trabajo de una infinidad de integrantes de la comunidad científica del CONICET- y dos veces decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, además de haber sido candidato a rector. Entre sus temas de trabajo sobresalieron sus investigaciones en torno a la filosofía de las Ciencias Sociales, y el estudio de las protestas y los movimientos sociales desde la perspectiva de la Sociología Política, así como sus libros Filosofía y métodos de las Ciencias Sociales (Manantial, 2002) y Tomar la palabra: Estudios sobre protesta social y acción colectiva en Argentina contemporánea (Prometeo, 2005).

“Schuster fue un pionero en profundizar y difundir en la Argentina los desarrollos del giro lingüístico y el  postempirismo en la filosofía contemporánea, siendo un especialista en la obra de los teóricos de las Ciencias Sociales Habermas, Giddens y Bernstein”, destaca Verónica Tozzi, doctora en filosofía e investigadora del CONICET en el Instituto de Filosofía “Dr. Alejandro Korn” de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, quien resalta, especialmente, los estudios doctorales que en los años 90 llevó adelante en el área de Teoría Social y Política, en la Universidad de Essex, bajo la guía de Ernesto Laclau. “Su sensibilidad atenta a las dimensiones sociales y políticas de la ciencia le dio el marco teórico relevante para poder abordar, por un lado, la cuestión del estatuto científico de las ´Ciencias Políticas´ en términos no reduccionistas al modelo de las ciencias naturales, promoviendo además una concepción pluralista de la racionalidad. Por el otro, llevó adelante indagaciones sobre movimientos sociales, protestas sociales y acción colectiva, temas candentes en los inicios de este siglo en nuestro país”.

El investigador del CONICET en el IIGG, Pablo Alabarces, manifestó por su parte que “no fue investigador de carrera del Consejo: apenas fue el director, impulsor y maestro de dos generaciones de investigadores en las áreas de la sociología y la ciencia política. Fue profesor durante treinta años de una asignatura inaugural de la Carrera de Ciencia Política, Filosofía y Métodos de las Ciencias Sociales, en la que estudiaron miles de futuros graduados y en el que formó un equipo brillante de docentes que, casi sin excepciones, se transformaron en investigadores de carrera. Pero, además, entre 1997 y 2001 fue director del Instituto de Investigaciones Gino Germani, y en esos años de gestión comenzó a gestarse la transformación del Instituto en el más importante de las Ciencias Sociales en América Latina”.

Además, Alabarces recuerda que mientras fue director del IIGG y luego decano de la Facultad de Ciencias Sociales “fue uno de los mejores impulsores de la nueva política de becas del CONICET: su gestión respaldó a centenares de jóvenes graduados y graduadas en su acceso a las becas y a la vez en el desarrollo de su doctorado en la institución, que luego se incorporaron a la Carrera de Investigador Científico en los años siguientes. Es imposible calcular con precisión cuántos y cuántas de los investigadores e investigadoras incorporados desde 2004 hasta la fecha deben esa posibilidad a las transformaciones lideradas por Federico Schuster en el campo de las Ciencias Sociales argentinas”, señala. Alabarces resume la trayectoria y el compromiso de Schuster con la ciencia en una frase: “Fue un gestor excepcional, profundamente democrático, gran constructor de consensos y respetuoso de los disensos; y a la vez un maestro inolvidable e irremplazable”.