El CONICET lamenta el fallecimiento de Ana María Presta



Fue Profesora Emérita de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e Investigadora Superior del CONICET en el Programa de Historia de América Latina (PROHAL) del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” (CONICET-UBA). Allí fue miembro del Consejo Directivo así como parte del Comité Editor del Boletín del Instituto. También participó en la Junta de la carrera de Historia como Consejera departamental por el claustro de Profesores.

La recuerdan con las siguientes palabras, los investigadores del CONICET en el Programa de Historia de América Latina (PROHAL) del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” (CONICET-UBA), Sergio Angeli, Carolina Jurado, Ariel Morrone y Lía Guillermina Oliveto, quienes se iniciaron con Ana María Presta en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA hace más de veinte años.

Ana María cursó la carrera de Historia en la década de los setentas, cuando la Facultad no tenía un edificio propio y el cuerpo docente, muchas veces, no se condecía con la calidad educativa que supo tener en los años que siguieron. Sin embargo, en el año 1974, retornó a la Facultad para impartir la materia Historia de América I (colonial) el joven historiador argentino Enrique Tandeter. Ana María cursó ese año la materia y recordaba cómo “El Programa de Historia de América I reflejaba el compromiso intelectual de Tandeter, asociado al contexto político e historiográfico de los años setenta. La hoja de ruta de América I se insertaba en los debates de entonces, en esos necesarios intercambios de opiniones, ideas, teorías y métodos siempre extrañados en las aulas, debiendo concluir que algunos de los de antaño a la fecha permanecen inconclusos o suspendidos, de modo alguno superados” (Presta, Americanía, Nro 4., 2016, p. 12). Junto con la materia Historia de América I, Ana María cursó ese mismo año Historia Moderna y “haber tomado el curso de Historia Moderna con Reyna Pastor de Togneri, del que Tandeter también era docente, proveyó una visión renovadora del tránsito a la modernidad o de la transición del feudalismo al capitalismo. La Dra. Pastor […] ofrecía un material bibliográfico inédito en las aulas de la Facultad, que ayudaba a comprender e invitaba a debatir ‘la transición’; de manera que su materia, junto a la Americana colonial, redundó en una aceitada integración de la acumulación originaria con la expansión atlántica, su devenir y el abordaje del ‘hecho colonial’” (Presta, Americanía, Nro 4., 2016, p. 13).

Si bien recibió su título de Profesora en Historia en 1978, la última dictadura cívico-militar, no tuvo a Ana María dentro de los claustros de la Facultad. Mientras duró aquella triste página negra que ensombrecía al país, Presta leía por su cuenta y trataba de conseguir textos y artículos entre sus compañeros y docentes. Retornada la democracia, Ana María se insertó en el año 1984 en la Sección Etnohistoria de la Facultad de Filosofía y Letras, y junto a Ana María Lorandi, comenzó un sendero de lecturas y clases que fueron cimentando su derrotero académico hacia la región meridional de Charcas, en el actual Estado Plurinacional de Bolivia.

Durante el año 1988, Ana María realizó una estancia de investigación y fue parte de un grupo que llevó adelante el rescate de varios fondos documentales del Archivo Nacional de Bolivia (Sucre). Luego de esas largas jornadas, Ana María decidió permanecer allí y comenzar a leer los primeros volúmenes de las Escrituras Públicas de la ciudad de La Plata, la actual Sucre. Fue en ese momento, cuando selló para siempre su ligazón emocional y académica con la región charqueña, dedicándose durante casi 40 años al estudio de la historia colonial de los Andes del sur. Sus principales líneas de interés estuvieron centradas en la Etnohistoria andina, las letras coloniales, la materialidad del poder y los estudios de Historia Moderna europea, con los cuales siempre comenzaba sus cursos y seminarios, haciendo hincapié en la necesidad de vincular ambas historias en un espacio atlántico que conllevaba una explicación global del hecho colonial americano.

En 1990 partió a los Estados Unidos a realizar sus estudios doctorales en The Ohio State University con el reconocido colonialista Kenneth Andrien. En 1991 obtuvo un subsidio de viaje otorgado por la Tinker Foundation y el Latin American Studies Program de esa Universidad norteamericana, para realizar una estadía en los archivos bolivianos y definir su tema doctoral. Más adelante, entre 1993 y 1995, la Organización de los Estados Americanos (OEA) le otorgó una beca de dos años para realizar una extensa investigación en el Archivo Nacional de Bolivia, para doctorarse finalmente en The Ohio State University en 1997.

De regreso a nuestro País, Ana María se insertó como Investigadora Adjunta sin director en el CONICET con lugar de trabajo en el PROHAL (Programa de Historia de América Latina) del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, permaneciendo en esa institución que tanto quiso hasta alcanzar el cargo de Investigadora Superior en el año de 2022. Como investigadora, Ana María ocupó un lugar transcendental en la renovación historiográfica de la década de los noventa. Ocupó espacios centrales en la formación de recursos académicos y en las futuras generaciones de docentes argentinos de todos los niveles. Huelga como ejemplo que en el día de ayer, estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras que no habían cursado con ella ni la conocían directamente, se contactaron con varios de sus colegas y profesores consternados por la desaparición física de una historiadora tan querida y reconocida, que ha dejado un valiosísimo legado en cada uno de sus discípulos

En la Facultad de Filosofía y Letras retornó a dar clases en 1997, como Profesora Adjunta interina a cargo de la cátedra de Historia de América I (de los orígenes a la conquista). Fue una docente sumamente dedicada, tanto a nivel de grado como de posgrado, y llegó a ser Profesora Titular en el año 2001, formando sucesivas camadas de jóvenes historiadores. En su haber cuenta con la dirección de doce tesis de doctorado y una veintena de tesis de licenciatura y maestría. En el año 2021 comenzó sus trámites jubilatorios y se retiró de la cátedra con la máxima distinción que otorga nuestra Universidad, la de Profesora Emérita, orgullo que sentía cada vez que lo recordaba.

Ana María fue una convencida del poder transformador de la educación en todos los niveles. Desde la década de los setenta fue una incansable defensora de la Universidad Pública y del CONICET como motores necesarios para lograr un país más próspero e inclusivo. Quedará un vacío enorme sin su presencia física, pero su legado escritural y simbólico en los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras y en el Instituto Ravignani seguirán presentes para las futuras generaciones de historiadores e historiadoras.