14 DE FEBRERO- 70º ANIVERSARIO

Día Mundial de la Energía

Cecilia Graschinsky, investigadora del CONICET, explica el modelo energético vigente y las soluciones alternativas para producir energía limpia.


Históricamente, la energía ha sido un componente esencial para el desarrollo humano. El comercio, la industria, el transporte, la construcción, incluso la vida cotidiana, dependen de una fuente energética como condición sine qua non para su funcionamiento. Por esta razón, la energía constituye el principal motor de las grandes urbes y la calidad de vida de sus ciudadanos. Sin embargo, tras miles de años de explotación y desarrollo de conocimiento en materia energética, el actual sistema se ve enfrentado a factores que obligan a repensar el modelo energético vigente: la utilización de fuentes naturales no renovables y el impacto ambiental derivado de ellos. En este contexto, la Dra. Cecilia Graschinsky, investigadora asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto de Tecnologías del Hidrógeno y Energías Sostenibles (ITHES, CONICET-UBA) explica la matriz energética argentina y las fuentes alternativas para reducir el impacto ambiental.

En esta línea, y con el objetivo de promover el uso de fuentes alternativas y disminuir la utilización de energías no renovables, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) determinó el 14 de febrero de 1949 la conmemoración del Día Mundial de la Energía.

La utilización de fuentes energéticas no renovables y las técnicas empleadas para su extracción, según la ONU, son responsables en un 60% de la emisión de gases de efecto invernadero que repercuten en el cambio climático, razón por la cual la organización ha expresado preocupación por la generación de energía limpia. “En Argentina más del 80% de la matriz energética primaria la componen los hidrocarburos, es decir, el gas y el petróleo que requieren de millones de años para volver a generarse”, comenta la Dra. Graschinsky.

Y agrega: “Además de ser fuentes de energía agotables, la utilización de hidrocarburos en la matriz energética de una región genera consecuencias en el medio ambiente. Por eso, lo ideal es reemplazarlas por fuentes energéticas renovables, es decir energía solar, eólica, hidráulica, entre otras”.

En el año 2015 se sancionó en Argentina la Ley Nº 27.191 para el fomento de fuentes renovables en la producción de energía eléctrica. La ley incluyó como meta, para fines de 2018, que el 8% de la producción eléctrica argentina derivara de fuentes renovables. Dichos objetivos no se cumplieron. “Para diciembre del año pasado sólo el 4% de la generación eléctrica provino de fuentes renovables”, declara la investigadora. Pese a los resultados, las metas energéticas para el país continúan en alza: “la ley establece como objetivo que para el año 2025 la matriz de generación eléctrica se componga en un 20% por fuentes de energía renovables”, afirma Graschinsky.

Grupos de investigación:

Investigadores distribuidos en distintos puntos del país, trabajan en energías renovables: energía solar térmica y fotovoltaica, energía eólica, en pilas de combustible, en producción, purificación y almacenamiento de hidrógeno, en biodiesel, biomasa y litio. La comunidad científica del ITHES, el Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias Aplicadas “Dr. Jorge J. Ronco” (CINDECA, CONICET-UNLP), Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (INCAPE, CONICET-UNL), Instituto de Investigación en Tecnología Química (INTEQUI, CONICET-UNSL) y el Instituto de Desarrollo y Diseño (INGAR, CONICET-UTN), entre otros, investigan sobre la producción de energía eléctrica a partir de hidrógeno, generado a partir de materias primas renovables, en pilas de combustible.

Investigadores del Instituto de Energía Eléctrica (IEE, CONICET-UNSJ) han realizado un análisis exhaustivo de los diferentes almacenadores de energía para las redes eléctricas inteligentes (REI) y una evaluación de su conveniencia para distintas aplicaciones; el Instituto de Química Física de los Materiales, Medioambiente y Energía (INQUIMAE, CONICET-UBA) propone un proceso electroquímico para almacenar litio de manera renovable. Así mismo, desde el Instituto de Investigaciones en Energías No Convencionales (INENCO, CONICET-UNSa) se realizaron las gestiones necesarias para instalar el primer generador solar térmico en los Valles Calchaquíes, provincia de Salta, lo que se permitirá aprovechar la potencialidad de la zona que asciende a más de 2800 kW por hora por m2 cuadrado al año.

Por Yasmín Noel Daus- VocAr