CIENCIA Y SOCIEDAD

Cuidemos nuestros bosques

Con motivo del día dedicado a promover su conservación y restauración, la investigadora Romina Torres destaca la importancia de estudiarlos.


Cuando leemos un libro en papel, cuando utilizamos aceite, cuando comemos frutos rojos, cuando bebemos un vaso de agua, cuando construimos un mueble e incluso cuando respiramos. El bosque está presente en nuestra vida diaria aunque no siempre reparamos en ello.

“Estudiar los bosques es sumamente importante para entender cómo son y cómo funcionan, y así poder ayudar a conservarlos y restaurarlos cuando se han degradado por alguna actividad humana”, reflexiona Romina Torres, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora CONICET en el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIBIT – CONICET) de la Universidad Nacional de Córdoba.

La ecología de bosques es una parte de la ecología que estudia cómo son, qué especies los componen y cómo cambian en el tiempo y espacio. “Podríamos decir que los bosques son un tipo de ecosistema donde las plantas leñosas, es decir los árboles y los arbustos, son los protagonistas”, cuenta la investigadora.

“Hay muchos tipos diferentes en el mundo, algunos bosques tienen árboles muy altos de 50 o 60 metros, y otros tienen árboles más bajos de tan solo 10 o 20 metros”. Sin embargo, aclara, un bosque es mucho más que solo árboles. Entre las plantas leñosas hay una gran cantidad de especies de hierbas, enredaderas, helechos, musgos y líquenes. También hay miles de especies de animales vertebrados e invertebrados y de microorganismos que cumplen muchas funciones, entre ellas se encargan de descomponer las plantas y animales muertos.

“Cuando estudiamos un bosque podemos centrarnos en alguna o varias de sus especies y en cómo se relacionan entre ellas. Podemos estudiar qué especies de árboles encontramos y qué especies de plantas herbáceas crecen bajo esos árboles. También podemos estudiar las relaciones que se establecen entre los animales y las plantas que componen ese bosque o cómo los disturbios los afectan”, explica.

 

Incendios forestales

Durante el  último año, en Argentina han ocurrido numerosos y extensos incendios en varios bosques de nuestro país. Es importante tener presente que los inicios de estos incendios son causados por la actividad humana. La investigadora hace hincapié en la importancia de la prevención de este tipo de incendios para evitar la degradación de los bosques de nuestro país y agrega que: “La degradación de nuestros bosques no solo tiene como consecuencia la pérdida de árboles de gran valor ecológico y comercial, sino también la pérdida de una gran diversidad de especies de flora y fauna, que es muy importante para que el ecosistema permanezca en equilibrio”.

En el caso de la provincia de Córdoba, los incendios originados por la actividad humana son muy frecuentes. “Aunque parte de su vegetación tiene la capacidad de sobrevivir re-brotando, cuanto más incendios se producen se vuelve mucho más difícil que el bosque se recupere”, explica Torres que también es miembro de la Red de Restauración Ecológica de la Argentina (REA).

En el caso de los incendios más recientes en la Patagonia, los bosques afectados tienen cientos de años lo que hace que su recuperación lleve más tiempo. “Mientras esto ocurre es fundamental evitar nuevos incendios y proteger las áreas quemadas de la invasión de plantas exóticas que puedan modificar la estructura y funcionamiento del bosque”, detalla.

 

La conservación y restauración

El tema para 2021 del Día Internacional de los Bosques designado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) es: “Restauración forestal: un camino a la recuperación y el bienestar”. La pérdida y degradación de los bosques generan grandes cantidades de gases que provocan el calentamiento del clima. Por lo tanto es necesaria la restauración y la gestión sostenible de los bosques para afrontar esta doble crisis.

“Los bosques deben ser conservados porque contribuyen en la regulación del clima, el mantenimiento de la fertilidad de los suelos, y la protección de las cuencas de ríos y arroyos que nos proveen de agua potable ayudando a mejorar el bienestar de las personas. Al conservarlos se protege la vida de una gran cantidad de especies que son muy valiosas para la propia preservación del ecosistema”, explica Torres.

Entre otros servicios ecosistémicos que brindan los bosques se encuentra la captura y almacenamiento de carbono “Por esta razón, su conservación es vital para mitigar el cambio climático global”, destaca.

La investigadora considera que para saber cómo funcionan los bosques y cómo conservarlos es necesario un trabajo interdisciplinario: “En el centro de Argentina, algunos de los bosques más extensos que han podido preservarse del avance de la frontera agropecuaria, son habitados por comunidades campesinas. En este caso las ciencias sociales realizan aportes importantes al estudiar cómo se vinculan las poblaciones con estos ecosistemas, y la importancia del bosque en la estrategia de reproducción social de las familias dependientes del mismo”.

 

Los bosques en el aula

Los posibles abordajes a la ecología y conservación de bosques en el aula pueden variar dependiendo de la región del país donde se encuentren, si en la región no hay bosques cercanos la investigadora sugiere preguntarse si se usan objetos en la cotidianidad que provengan de un bosque. De esta manera se puede pensar cómo las personas nos beneficiamos de los bosques aunque estemos geográficamente alejadas.

Si en la región hay bosques cercanos, Torres propone realizar un reconocimiento de las plantas y animales que están en contacto directo con los estudiantes y que se puedan observar en el patio de la escuela, en el barrio, en las plazas o en los patios de la casa. Es necesario que se lleven a cabo pequeñas indagaciones comparativas de la diversidad del ámbito urbano contra la diversidad del ámbito rural. “Este tipo de proyecto puede impulsar preguntas interesantes y relevantes en el ámbito local”, cuenta y agrega: “Promover el análisis sobre los posibles cambios del entorno cercano permite acercarnos a una idea de que los bosques cambian en el espacio y el tiempo”.

Romina Torres es doctora en Ciencias Biológicas e investigadora asistente del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIBIT – CONICET) de la Universidad Nacional de Córdoba. Se dedica a investigar la dinámica de la regeneración de especies leñosas en bosques con estación seca: factores limitantes e implicancias para la conservación y restauración. Además se especializa en ecología de los bosques y es parte de la Red de Restauración Ecológica de la Argentina (REA). 

Su interés en los bosques nació debido a que creció en un pueblo de las sierras cordobesas, recuerda: “Todas mis experiencias muy positivas de contacto con la naturaleza fueron en el bosque serrano, por lo cual crecí con una fuerte convicción de que el bosque debía ser conservado para que todo el mundo tenga la posibilidad de disfrutar de esos lugares. Estudiar biología me sirvió para profundizar en por qué los bosques deben ser conservados y restaurados y cómo podemos ayudar a cumplir ese objetivo”. 

Torres participa de la acción Ciencia en Juego: intercambio de cartas del Programa VocAr, que tiene como objetivo promover el diálogo entre estudiantes y personas que se dedican a la investigación científica. La ficha de Torres se encuentra disponible en la página de la acción.

Por Camila Hroncich

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