PROGRAMA VOCAR

CONICET en Tecnópolis: encuentros entre científicos y escuelas primarias

Mediante un trabajo sostenido, el Consejo afianza lazos con el sistema educativo en la megamuestra.


Desde el año 2015, el CONICET cuenta con un espacio institucional propio y continuado en el tiempo en Tecnópolis, la megamuestra de ciencia, arte y tecnología. Espacio que aprovechó para repensar su estrategia de relacionamiento con el sistema educativo. ¿Cómo hacer para no depender del público casual que asiste a la feria y lograr un acercamiento más genuino con las escuelas?

Fue entonces que surgió la iniciativa de entablar relaciones más cercanas y provechosas con escuelas públicas. Directivos escolares del partido de La Matanza se entusiasmaron con la idea y fueron los primeros en comprometerse con la asistencia de alumnos de quinto y sexto grado de primaria a las charlas y talleres científicos organizados en el espacio institucional. Con los años, la convocatoria se fue ampliando y, en 2018, se logró invitar a escuelas del municipio de Vicente López y de Capital Federal, gracias al trabajo articulado con la Dirección General Ciencia y Tecnología de la Ciudad de Buenos Aires.

La premisa de los talleres, desde el inicio, fue que el énfasis no estuviera puesto en los contenidos académicos o curriculares, sino que lo importante era el encuentro entre los científicos argentinos y el público escolar: entre ciencia y sociedad. En definitiva, promover una cultura científica, que incentivara el interés y curiosidad por la ciencia, como ambiente propicio para el surgimiento de vocaciones científicas.

 

La experiencia 2018

Más de 2000 alumnos de 52 escuelas y 150 científicos talleristas (entre investigadores, becarios y técnicos) fueron los protagonistas de este año. Temáticas de las más diversas; un recorrido completo por las distintas áreas de la ciencia. Pero más allá de los números, ¿qué fue lo que dejó esta edición?

“Consideramos a la experiencia en Tecnópolis una oportunidad de aprendizaje para los alumnos y, para nosotros, fue sumamente enriquecedora”, expresaron Sabrina Festa, Micaela Chaumeil Rodríguez y Aron Siccardi, un grupo de jóvenes científicos de distintas disciplinas de la Universidad de La Plata que se unieron en un proyecto de extensión y prepararon el taller “¿Por qué las hojas se ponen amarillas en otoño?”. “Nos llenó de alegría poder compartir parte de nuestro trabajo en un lugar concebido para la comunicación de la ciencia hacia la comunidad”, agregaron. La participación activa para construir saberes es la base de su trabajo con el público. Por eso, para ellos “no hay nada mejor que aprender algo haciéndolo, y los talleres lograron mostrarle a los participantes que no se precisa de un gran laboratorio para hacerse preguntas y pensar respuestas”.

Damián Trepat, docente de la escuela nº 3 del distrito 13 de Capital, asistió con sus alumnos al taller “Aprendamos sobre el magnetismo y sus aplicaciones” de las investigadoras Marisa Alejandra Bab y Claudia Rodríguez Torres. “Realizamos la visita con alumnos de 3° y 5° grado y fue realmente enriquecedora”, manifestó el docente, y añadió: “Desde el comienzo, las propuestas fueron muy atractivas, entretenidas y educativas, por lo que los alumnos se mostraron interesados y predispuestos a participar. Todos los investigadores generaban gran expectativa en los chicos que estaban ansiosos por saber que ocurriría al finalizar cada experiencia”.

“Adivina adivinador: Pican, molestan, enferman ¿Quiénes son?” fue la charla exploratoria a cargo de científicos del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE, CONICET-UNLP). Según Alejandra Blanco, orientadora escolar de la nº 92 de La Matanza, “no solamente hubo una exposición del tema sino que, a la vez, les dieron la posibilidad de participación a los chicos. Esto los ayuda a ellos a expresarse, a desinhibirse, a estar con otros, aprender de otra manera”. Al mismo tiempo, los científicos también se llevaron una agradable sensación: “Se percibió un muy buen trabajo docente. ¡Los chicos sabían todo!: qué eran los invertebrados y los distintos tipos de mosquitos, y más”, exclamó la investigadora María Victoria Micieli.

Eva Figuerola y Mariana Obertello del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI-CONICET) animaron a los presentes a meter las manos en tierra para aprender sobre “Microorganismos, Compostaje y Reciclado de Materia Orgánica”, un taller que permitió tomar consciencia sobre la importancia de una vida sustentable. “Fue la primera vez que estuvimos en el espacio y nos gustaría repetir”, reflexionó Eva, y destacó: “Es muy interesante trabajar con niños; nosotros acostumbramos a dar clases a adultos, pero los chicos siempre están llenos de curiosidad, no tienen vergüenza de preguntar ¡y son muy agradecidos!

 

Las ciencias sociales dijeron “presente”

Tehuelche, mbyá-guaraní, mocoví, pilagá, toba-qom, diaguita son algunos de los 39 pueblos indígenas que forman parte de la población actual de la Argentina. Algunos de ellos son numerosos, mientras que otros son pequeños. Según cálculos del último censo poblacional (INDEC, 2010), el 2.4% de los habitantes de nuestro país se declara indígena.

Investigar para conocer sobre los pueblos originarios es una de las tantas tareas de la antropología, una de las disciplinas que representó a las ciencias sociales en el espacio institucional del CONICET en Tecnópolis. Otra fue la arqueología, ciencia que invitó al público a convertirse en “Detectives del pasado” en el taller cargo de la investigadora Gisela Cassiodoro y su equipo del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), albergado en el Museo Nacional del Hombre . “Fue nuestra primera vez en el stand del CONICET”, comentó la becaria postdoctoral Josefina Flores Coni, y agregó: “Nos gustó mucho la posibilidad de interactuar con chicos y contarles acerca de nuestra disciplina y cómo trabajamos los arqueólogos. Ellos se mostraron muy entusiasmados y participaron activamente de nuestra propuesta”.

Otros arqueólogos que pasaron por el espacio fueron Nora Franco, Pablo Emiliano Bianchi y Clara María Compagno Zoan del Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU) y Agustina Ramos Van Raap,  Emiliano Mange, Leandro Zilio, Bruno Mosquera, Santiago Barbich de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de la Plata.

El Museo del Hombre también llevó diversos juegos étnicos y populares. Con arcilla, hilos, palitos y telas de colores, los estudiantes fabricaron sus propios juguetes para poder así vivenciar algunas prácticas lúdicas de grupos sociales históricamente invisibilizados. Los científicos explicaron el contexto social y cultural de cada juego y explicaron cómo llegaron al museo en donde ellos trabajan. “Para nosotros fue sumamente enriquecedor participar del espacio. “Fue muy lindo llevar algo del Museo a Tecnópolis, ya que consideramos que el parque nos propone el acceso a la ciencia y a la cultura de manera masiva e inclusiva”, afirmó la profesora Lucía Blasco.

La ciencia en el deporte como actividad social fue otra de las temáticas abordadas ya que se debatió en torno a “Un fútbol sin violencia” en la charla del investigador José Garriga Zucal del Instituto de Altos Estudios Sociales (CONICET/IDAES-UNSAM). “Para mí fue una experiencia muy gratificante ya que cumple con un objeto que siempre tenemos y que es difícil de cumplir: salir de los públicos académicos e interactuar con otros actores”, expresó Garriga quien se refirió al doble desafío supuso su participación: “No sólo había que pensar en interlocutores que están por fuera del ámbito académico sino que, además, había que prepararse para dialogar con niños, un aprendizaje que requiere más práctica”.

Finalmente, la lingüística, como el estudio del origen, la evolución y la estructura del lenguaje, estuvo presente para que el público pudiera descubrir las particularidades de los sonidos y las gramáticas de las lenguas indígenas del Gran Chaco argentino y, a la vez, sumergirse en la diversidad lingüística y cultural del norte del nuestro país. “Lingüistas en acción” fue un taller brindado por las doctoras Lucía Golluscio y Verónica Nercesian.

 

 

Por Jorgelina Martínez Grau

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