CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD
Ciencia para la conservación de la biodiversidad
Un estudio en la Selva de Yungas del Noroeste argentino, en el que participaron investigadores del CONICET, apunta a mejorar su plan de uso actual para mitigar los impactos humanos.
En los países en desarrollo las altas tasas de deforestación y de pérdida de la biodiversidad llevan a que los esfuerzos en pos de su conservación tengan un carácter urgente. Una de las formas en que la ciencia puede colaborar en esta tarea es estudiar el impacto de la acción humana sobre ecosistemas boscosos en peligro, a fin de diseñar mejores planes de manejo para estos territorios.
Recientemente, un equipo de científicos en el que participaron investigadores del CONICET en el Instituto de Ecoregiones Andinas (INECOA, CONICET- UNJU) realizó un análisis del espacio comprendido por los bosques nativos de las provincias de Salta y Jujuy con el objetivo de mapear qué zonas se encuentran más y menos afectadas por la influencia humana y en cuáles sería más probable encontrar ciertas especies consideradas en peligro de extinción.
Las seis especies en peligro de extinción incluidas en el análisis fueron el Loro Pinero (Amazona tucumana), Mirlo de agua (Cinclus schulzi), Tapir (Tapirus terrestris), Jaguar (Panthera onca), Pecarí labiado (Tayassu peccari) y Roble criollo (Amburana cearensis).
“A partir de diversos registros de observación de estas especies en diferentes zonas de la Selvas de Yungas del Noroeste Argentino, pudimos elaborar un modelo de su hábitat potencial y trazar un mapa de su posible distribución”, explica Luis Rivera, investigador adjunto del CONICET en el INECOA.
Luego los investigadores contrastaron la información obtenida a través de estos análisis con el plan de ordenamiento territorial (POT) vigente para estos bosques, a fin de entender cómo se lo podría optimizar. Los resultados fueron publicados en Environmental Conservation
“Encontramos que cerca de un 48 por ciento de la zona analizada estaba cubierta por áreas de escasa influencia humana (denominadas áreas silvestres) y, por lo tanto, de poco conflicto entre la conservación y los usos del bosque. Sin embargo, las áreas silvestres se hallan principalmente en lugares en los que la actividad humana está permitida según el POT. En este sentido, es importante que se trate de actividades sustentables, puesto que del manejo de estos bosques depende a largo plazo las posibilidad de conservar las especies en peligro”, comenta Natalia Politi, investigadora adjunta del Consejo en el INECOA.
“Encontramos que una gran porción de las áreas designadas como de alto valor de conservación en el POT–el 43 por ciento- están sometidas a la influencia humana”, afirma Rivera.
De acuerdo a los investigadores, contar con información sobre el mapa de huella humana, así como de la potencial distribución de las especies amenazadas, constituye un elemento importante para tomar decisiones de cambio respecto del POT actual de los bosques nativos de Salta y Jujuy.
“Nuestro trabajo aspira a colaborar en la adecuada incorporación de los objetivos de conservación de la biodiversidad en el POT de la Selva de Yungas del Noroeste Argentino”, concluye Politi.
Por Miguel Faigón
Sobre investigación:
Sebastián Martinuzzi. University of Wisconsin-Madison (Estados Unidos).
Luis Rivera. Investigador adjunto. INECOA.
Natalia Politi. Investigadora adjunta. INECOA.
Brooke L. Bateman. University of Wisconsin-Madison (Estados Unidos) y National Audubon Society.
Estefanía Ruiz de los Llanos. INECOA.
Leonidas Lizarraga. Administración de Parques Nacionales.
Soledad de Bustos. Secretaría de Ambiente de la Provincia de Salta.
Silvia Chalukian. Proyecto de Investigación y Conservación del Tapir en el Noroeste Argentino.
Anna M. Pidgeon. University of Wisconsin-Madison (Estados Unidos).
Volker C. Radeloff. University of Wisconsin-Madison (Estados Unidos).