DÍA MUNDIAL DE LOS OCÉANOS

Vocación por el mar

Una historia de vida que transcurre entre la tierra y el océano, donde la ciencia es protagonista.


Georgina Cepeda es investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones  Marinas y Costeras (IIMYC, CONICET-UNMDP) y estudia el zooplancton del Mar Argentino y adyacencias, específicamente las variaciones que este grupo de animales microscópicos presenta en tiempo y espacio y su relación con las variables ambientales. “Estudiar este grupo proporciona información crucial sobre los ecosistemas marinos, por ejemplo, sobre la cantidad, tipo y ubicación del alimento disponible para los niveles tróficos superiores, que se alimentan del zooplancton, incluidos muchos recursos pesqueros”, explica la científica.

Pero… ¿Qué es el zooplancton? Es un grupo muy abundante y diverso de animales que habitan en mares, océanos y también en agua dulce, son de variados tamaños, aunque en su mayoría van desde pocos milímetros hasta algunos centímetros. Viven suspendidos en la columna de agua y son arrastrados por las masas de agua sin ofrecer demasiada resistencia. Tienen la particularidad de transferir la energía que ingresa al ecosistema a través del fitoplancton, es decir las algas, hacia los niveles tróficos superiores, muchos de ellos comercialmente importantes como algunos peces y calamares.

Además de ser la base de la trama trófica estos organismos responden relativamente rápido a cambios en las condiciones ambientales, como la temperatura y la salinidad, entre otras. Y en un contexto de cambio climático, como el actual, donde muchas áreas de los océanos experimentan variaciones de temperatura, es muy probable que sucedan cambios también en el zooplancton, que luego podrán tener influencia sobre los niveles tróficos superiores o la trama trófica en general.

Su experiencia embarcada

Parte del trabajo de Cepeda sucede en el laboratorio y también en campañas de investigación científica en el mar. Cuando se embarca colecta muestras con redes específicamente diseñadas para “pescar” zooplancton en diferentes puntos geográficos de interés, según el ecosistema que estén analizando, que luego se analizan con lupa y microscopio para conocer qué especies se encontraban, en qué cantidad y dónde. Los datos que se obtienen responden a los objetivos particulares de cada campaña que, muchas veces, se realizan para evaluar en qué estado se encuentran los recursos pesqueros del Mar Argentino.

”También tomo muestras en campañas con fines estrictamente ambientales en las que se recaba información sobre muchas otras variables, por ejemplo: oxígeno, nutrientes, clorofila y bacterias. El análisis de todas esas variables en conjunto con el zooplancton nos permite conocer acerca de la salud de cada ecosistema”, detalla la investigadora. La frecuencia de las campañas, tanto pesqueras como ambientales, permite contar con un gran volumen de datos que les posibilita detectar si existieron o existen variaciones a lo largo del tiempo en los diferentes ecosistemas estudiados, en la composición, distribución y abundancia del zooplancton. En caso de encontrarse modificaciones, estos datos analizados en conjunto son indispensables para entender por qué suceden dichos cambios y qué implicancias pueden generar en la trama trófica marina.

La bióloga cuenta que no se ha embarcado tantas veces, en relación con los años que lleva trabajando, y que esto se debe a que la primera vez que se embarcó no tuvo una buena experiencia. “Me mareé mucho, me descompuse y no pude trabajar. Entonces, durante mucho tiempo preferí no intentarlo. Hasta que un investigador me incentivó a que probara nuevamente y ahí agarré confianza de nuevo y, si bien los primeros días no los paso del todo bien, luego mi cuerpo se acostumbra y puedo trabajar y hacer mis tareas con bastante normalidad y colaborar con mis compañeros en lo que haga falta abordo”, explica la científica. 

Vocación

¿Por qué biología? “Desde chiquita siempre tuve un interés muy particular por la naturaleza y mis padres siempre se encargaron de incentivarlo. “Tengo el recuerdo de esperar con un diccionario en la mano a que mi papá llegara del trabajo para ver los ´dibujitos´ de animales y plantas que me llamaban mucho la atención. Mis abuelos tenían quinta en su casa y siempre andaba metida ahí adentro cuando íbamos de visita”. Pero fue a través de una amiga de la familia que es bióloga, Susana Bo, quien le mostró la profesión allá por los últimos años de la escuela primaria. “Recuerdo haberla ayudado a ver algunas muestras que traía de sus campañas a la Antártida, haberla acompañado al laboratorio de la facultad por el que luego yo volvería, pero ya como estudiante. Ya en la secundaria me di cuenta que eso era un trabajo y no dudé y supe a qué quería dedicarme. Quizás no tenía claro en qué me iba a especializar o dónde iba a terminar, pero sabía que quería ser bióloga”, cuenta Cepeda.

Varios años después y ya como estudiante avanzada de la carrera de Biología, comenzó a realizar prácticas de investigación en el Laboratorio de Zooplancton en el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), donde actualmente continúa trabajando. “Sin tener demasiado claro si realmente el plancton era lo que más me gustaba, arranqué y básicamente de ahí no me fui más. En el INIDEP tuve la suerte de encontrarme con varios investigadores que ayudaron a encauzar mi camino, de quienes aprendí y aprendo un montón constantemente. También varios investigadores del exterior con los cuales he tenido la oportunidad de trabajar y que me han recibido de maravilla en sus laboratorios, todos fueron y son personas sumamente importantes que me ayudan a transitar este camino de ser bióloga y hoy investigadora”, explica la científica.

Cepeda cuenta que ser bióloga es una profesión que presenta desafíos y oportunidades continuamente. Y si bien es una carrera difícil, como tantas otras, ésta en particular da muchas satisfacciones. Y añade: “En mi caso creo que el hecho de no tener una rutina demasiado definida es una de las cosas que más me gusta. Disfruto mucho de los embarques y gracias a la profesión he podido viajar a lugares a los que jamás hubiera creído que iba a ir, como Hawaii, por ejemplo y conocer gente de todo el mundo con la que hasta el día de hoy sigo en contacto”.

La especialista en zooplancton reflexiona sobre la vocación y la definición de la carrera universitaria. Que existen personas, como ella, que tienen una vocación muy marcada y definida pero que esto no siempre es así y, hay muchas otras que no encuentran su vocación tan rápidamente e incursionan en varias carreras buscando la definitiva. “Eso también está muy bien y también hay que motivar ya que al probar quizás se encuentra la verdadera vocación o bien se van descartando opciones hasta encontrar lo que realmente es para cada uno. Por un lado, o por el otro, sea de la carrera de Biología o cualquier otra, me parece que el mensaje debe ser animarse y arrancar a estudiar, y una vez iniciado el camino uno va viendo, pero hay que comenzar y no tener miedo a equivocarse”, concluye Cepeda.

En conmemoración del Día Mundial de los Océanos compartimos un adelanto de “Miradas de Ciencia” #3 – Océano”. Esta publicación tiene como objetivo contar historias de ciencia y de vida de científicos del CONICET. Próximamente estará disponible la edición completa dedicada al océano. Podés descargar el adelanto aquí

Por Daniela Garanzini- Área de Comunicación CCT Mar del Plata

Volver a VocAr