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Se inauguró un parque geológico y paleontológico en Tucumán

El INSUGEO, instituto de doble dependencia CONICET-UNT contará con este espacio didáctico y de esparcimiento social único en el NOA. En él se podrá conocer el origen y la evolución del sistema solar, de la tierra y de la vida; y saber más sobre las riquezas naturales, el patrimonio geológico y la conservación ambiental.


El Instituto Superior de Correlación Geológica (INSUGEO, CONICET-UNT) inauguró el Parque Geológico-Paleontológico, con epicentro en las yungas de Tucumán, y con la presencia del vicepresidente de Asuntos Tecnológicos del Consejo, Roberto Rivarola. Se trata de un logro que conjuga ciencia y turismo del cual se beneficiará toda la sociedad quien podrá acceder al conocimiento de las geociencias con muestras estáticas y dinámicas sobre la evolución de la vida, del sistema solar y de la tierra; además, se podrá conocer las riquezas naturales del Noroeste Argentino.

El predio del INSUGEO y su parque temático se encuentra asociado a la Reserva Experimental de Flora y Fauna de Horco Molle, al oeste de la ciudad de Tucumán. En cuanto al geoparque, tendrá como propósito acercar a la comunidad regional y local a diferentes experiencias de carácter interactivo y ofrecerle un recorrido guiado por circuitos específicos. “Es el ‘cimiento’ de todas las ciencias, a pesar de que a veces esté olvidada desde lo mediático y lo social”, señaló Guillermo Aceñolaza, director del INSUGEO y principal promotor de la gestión del espacio. Y sumó: “Entre otras cosas sirve de base para abordar y poder explotar todos lo que son los recursos naturales de una manera responsable”, haciendo mención, por ejemplo, al trabajo de extracción de hidrocarburos en centrales térmicas que permite generar electricidad; y por consiguiente, a la importancia que tiene poner el foco en la conservación del medioambiente.

Aceñolaza aclaró que, si bien la inauguración ya se efectuó, el geoparque no estará abierto de inmediato para las y los visitantes. “Estamos hablando con la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, de quien somos parte y depende la reserva de flora y fauna, porque la idea es capacitar a las y los guías. El público recorrerá el ´sector biológico´ de la reserva culminando en el parque geológico-paleontológico”.

A su vez, señaló que el desarrollo de este proyecto de “turismo científico” forma parte del programa presentado durante la Convocatoria 2018 a Proyectos de investigación de Unidades Ejecutoras por parte del INSUGEO, orientado a poner en valor el patrimonio geológico de la región de los Valles Calchaquíes del NOA, y a volcar al medio social el conocimiento científico que permite reconocer y entender los elementos y procesos geológicos que constituyen el marco físico del desarrollo humano.

Por su parte, el vicepresidente de Asuntos Tecnológicos del CONICET, Roberto Rivarola, destacó durante la inauguración el esfuerzo del CONICET NOA Sur en la articulación con los gobiernos provinciales, las universidades y el sector privado, en pos de generar las condiciones para el desarrollo científico, tecnológico y social que permitEn acciones como estas.

El conocimiento al alcance de la gente

Algunas de las novedades con las que contará el parque son los “Fósiles vivos” de plantas –supervivientes de la Era Paleozoica- en un pequeño lago artificial; un Jardín de Rocas de la región que datan de diferentes etapas geológicas, y que dan cuenta del vasto patrimonio con el que cuenta el NOA. También se encontrarán coloridos murales –ocho en total-, pintados/grabados/tallados por las artistas Patricia Nader, Soledad Bestani y Milagros Bestani, que reflejan la evolución de la vida en la tierra y de los seres vivos hasta la actualidad. Además, al ingresar al predio se podrá ver un llamativo hueso a escala real del fémur del Patagotitan mayorum: “El dinosaurio más grande del mundo y que habitó nuestra Patagonia en transcursos de la Era Mesozoica”, revela Aceñolaza.

Asimismo, se puede avizorar la silueta de un felino prehistórico que -en expresiones del director del INSUGEO- “muchas personas desconocen que rondó por Tucumán”: el tigre dientes de sable. “Y pensar que hace 10 mil años caminaba por acá”, reflexiona. Un reloj solar que demarca la hora, y que también se compone por una representación del Sistema Solar: “Sirve para ver donde estamos parados como Planeta Tierra”, y dimensionar el tamaño que tiene “nuestra casa” respecto al resto de los cuerpos celestes y de la principal estrella: el Sol.

Los más chicos tendrán la posibilidad de rastrear y completar los huesos de animales milenarios a través de la búsqueda de las partes en un arenero, actividad que sugiere el acercamiento a un posible hallazgo de un paleontólogo o paleontóloga durante un trabajo de campo.

Quienes puedan disfrutar de este geoparque una vez que abra a la comunidad, podrán aprender con estas iniciativas que se completan con la exhibición de un riometro (para cuantificar la cantidad de absorción ionosférica de ondas electromagnéticas en la atmósfera), un magnetómetro (para cuantificar fuerza o dirección de la señal magnética y poder corregir, por ejemplo, problemas de aeronavegación), un sismógrafo (que mide en el subsuelo sismos provocados por los movimientos de las placas tectónicas) y un colector de lluvia (que permite analizar a través de estudios de isótopos, factores ambientales y atmosféricos del agua caída a un área determinada). Vale aclarar que todas estos dispositivos operan en redes nacionales e internacionales para el estudio de los datos recolectados.

Por: CCT CONCIET NOA Sur