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Sandra Díaz, especialista en Ecología del CONICET, ganadora del “Premio Fundación Bunge y Born 2019”

Fue reconocida por su aporte en la preservación del medio ambiente. El Premio Estímulo fue para Lucas Garibaldi, investigador del Consejo.


En un acto celebrado en la Sala Argentina del CCK –ex Correo Central- ante un auditorio colmado, la doctora Sandra Díaz, investigadora superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC) recibió el máximo galardón de la Fundación Bunge y Born. Por su parte, Lucas Garibaldi, investigador independiente del Consejo en el Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD), fue reconocido con el Premio Estímulo.

Cabe destacar que este reconocimiento ha sido otorgado a quienes desde hace años alertan sobre el mal uso de los recursos naturales, y llega en un momento de grave crisis ambiental, con foco en la Amazonia.

Durante la ceremonia, estuvo presente el secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, doctor Lino Barañao, miembros del Directorio del Consejo, un jurado de notables, y destacados científicos.

Después de agradecerle a la Fundación Bunge y Born, Sandra Díaz hizo hincapié en la importancia de la ciencia pública. “Hoy más que nunca eso es crucial, no importa cuanto lo repitamos, no es trivial, no es un lugar común afirmar que la ciencia pública es la clave, es un aspecto fundamental e irrenunciable de un país con progreso genuino. Gracias por recordarle -a la Fundación Bunge y Born- a toda la ciudadanía cada año que la ciencia pública no es un lujo que no nos podemos dar sino algo amigo, algo útil, algo que merece respeto, apoyo y reconocimiento de toda la sociedad”.

Luego, a modo de reflexión, Díaz expresó que: “En círculos académicos, se habla de torcer la curva del deterioro de la Naturaleza, de mejorar en el tiempo los indicadores de biodiversidad, naturaleza, ecosistemas. Es dar un volantazo, ir a la raíz del problema. Es incorporar salvaguardas de la trama de la vida en los factores de decisión”.

Por su parte, Lucas Garibaldi, sostuvo: “Mi trabajo es una motivación de vida, un camino hacia la transformación y la mejora del mundo. Es ciencia para mejorar la calidad de vida de las personas. Y en ese sentido, es muy importante recibir premios porque te permiten comentarle a la sociedad los resultados y las propuestas que tenemos para mejorar el medioambiente”.

“Como científicos en ecología tenemos malas y buena noticias. La mala noticia es que estamos destruyendo nuestro capital natural en muy poco tiempo, estamos perdiendo especies de plantas y animales como nunca antes en la historia de la humanidad, se degradan los suelos, perdemos calidad de agua, de aire, la calidad nutricional de los alimentos, y además perdemos empleos, nuestra economía también se ve afectada. Las buenas noticias son que hay muchas propuestas para solucionar estos problemas pero tenemos que actuar urgente, no hay tiempo que perder. Por ejemplo, desde el punto de vista de la diversidad de los polinizadores con prácticas sencillas en los campos podríamos aumentar el rinde de los cultivos en más de un 25%”, sentenció el investigador.

Acerca de los ganadores

Sandra Díaz, es bióloga y analiza la trama de la vida (biodiversidad) a través de las plantas. Presentó, junto a su equipo, un trabajo valorado a nivel mundial: La contribución de la naturaleza para la gente. Esta fue la primera herramienta metodológica, formal, consistente y empírica sobre el tema. Díaz ha tenido un papel protagónico en el desarrollo teórico y la implementación práctica del concepto de diversidad funcional, sus efectos sobre las propiedades ecosistémicas y su importancia social.

A principios de mayo de 2019, en París, co-presidió —junto al científico alemán, Josef Settele y al brasileño-estadounidense, Eduardo Brondízio— el informe de la sesión plenaria de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por su sigla en inglés). Este sostiene que el número de especies en extinción se acelera en todo el mundo, acercándose al millón, y detalla otros síntomas de deterioro de la naturaleza, con potenciales graves consecuencias para la humanidad. El informe fue compilado y recopilado por 145 expertos de todo el mundo, contó con la colaboración de otros 310 autores, y está destinado a los tomadores de decisiones en todos los niveles, ya que considera que todavía se está a tiempo de torcer la tendencia actual hacia un deterioro generalizado de la naturaleza.

Para el jurado del Premio Fundación Bunge y Born 2019, “Sandra Díaz ha jugado un papel fundamental en el desarrollo del concepto de diversidad funcional”, al tiempo que “a través de contribuciones teóricas, metodológicas y empíricas, ha demostrado cómo los caracteres biológicos de las plantas vasculares influyen sobre su vulnerabilidad al cambio climático, y las consecuencias que esto trae para el funcionamiento de ecosistemas”.

Es miembro de las Academias de Ciencias de Argentina, Estados Unidos, Francia y el Mundo en Desarrollo; miembro honorario de la Sociedad Británica de Ecología y miembro extranjero de la Royal Society de Londres. Anteriormente, recibió el Premio Cozzarelli (2008), el Premio Margalef en Ecología (2017), el Premio Senckenberg para la Investigación de la Naturaleza (2019), el Premio Gunnerus en Ciencias de la Sostenibilidad (2019) y el Premio Princesa de Asturias (2019). Fue mencionada por la revista Nature en 2018, como uno de los cinco científicos to watch (“para mirar”) en 2019 por co-liderar el Informe Global de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES).

Lucas Garibaldi, en 2017 ya había recibido el Premio Houssay por el área de Ciencias y Tecnologías Ambientales, y en 2015 el Premio Estímulo de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Su objetivo en la investigación, según explica, es desarrollar algo aplicado para el sector agropecuario, teniendo en cuenta que es el sector más importante de la humanidad: “Más de la mitad de la superficie terrestre son cultivos, animales, forestaciones”, advierte.

El jurado del premio destacó su labor y consignó que “con una fuerte impronta cuantitativa y estadística, uno de los aportes más significativos de Lucas consistió en la demostración de que la diversidad y abundancia de polinizadores silvestres son más importantes que la abundancia de la abeja doméstica en el servicio de polinización de muchos cultivos”. Asimismo, el jurado destacó como notable su “interés por difundir y hacer llegar las implicaciones de sus hallazgos científicos a la sociedad”.