Ciencias Agrarias, de la Ingeniería y de Materiales
Saberes de buena madera
Un equipo de investigación del CONICET trabaja junto a diversos actores locales de Concordia y Bariloche en la producción de conocimiento para el desarrollo de tecnología.
En 1998, en el país tuvo lugar una de las peores inundaciones que se recuerde. El fenómeno de El Niño causó un nivel extraordinario de lluvias que provocó la crecida del Río Paraná que afectó la zona del norte de La Pampa, el sur de Córdoba, la provincia de Neuquén y principalmente las provincias del Litoral. Más de 100 mil personas debieron ser evacuadas, muchas de ellas perdieron sus hogares y fuentes de trabajo. La ciudad de Villa Paranacito, en la provincia de Entre Ríos, fue una de las localidades que quedó bajo el agua. A partir de esta experiencia, un equipo de investigadores del CONICET configura una propuesta de abordaje al problema habitacional. Abordan la problemática del desarrollo tecnológico en el campo del Hábitat a partir de una metodología que supone la articulación de saberes diversos en situación de igualdad. Este enfoque promueve la construcción de conocimiento cooperativo.
En Villa Paranacito el equipo de investigación trabajó con múltiples actores locales, con quienes llevaron a cabo un proceso de desarrollo tecnológico para vivienda co-construido en base a madera, recurso renovable de la región.
“Fue una experiencia particular, las inundaciones afectaron el lugar de manera relevante, el agua se instaló por casi nueve meses a dos metros de altura ocupando todo su territorio. Al llegar, vimos que había una interesante producción forestal, principalmente de álamo que se utilizaba mayormente para la elaboración de papel, cajones de fruta y ataúdes. Existía una subutilización de la producción y nosotros intentamos a través del desarrollo colectivo de la tecnología constructiva diversificar su uso, dando a la vez respuesta a la necesidad de vivienda y procurando de la misma manera promover el trabajo en la localidad. Esa experiencia nos llevó a otras ciudades forestales”, explica Paula Peyloubet, investigadora independiente del CONICET en el Centro de Investigaciones y Estudio sobre Cultura y Sociedad (CIECS, CONICET-UNC).
La línea de investigación del equipo de trabajo de Peyloubet se basa en el desarrollo de tecnología social a través de encuentros participativos, que son la principal herramienta de trabajo colectivo. Articulan diversos actores de los ámbitos académicos, gubernamentales, productivos, educativos y comerciales de la localidad. Cada uno aporta un saber desde su perspectiva, lo cual lleva al desarrollo de una tecnología de base asociativa que contempla las potencialidades del material, los conocimientos teóricos y empíricos, las capacidades instaladas, la matriz productiva local y las necesidades de la población local.
En este sentido, Noelia Cejas, becaria posdoctoral del CONICET en el CIECS y miembro del grupo de Peyloubet destaca: “podemos generar trabajo de manera local atendiendo a problemáticas sociales acuciantes como la vivienda. El enfoque del proyecto genera mucha sinergia con las necesidades de los actores. Para los carpinteros es más trabajo y para el municipio es una propuesta tecnológica para atender a problemáticas sociales. Esta línea de investigación, no tiene que ver únicamente con la innovación en términos tecnológicos-constructivos, lo importante es el encuentro de saberes con otros actores que arrojan a la experiencia un valor inédito, reivindicando saberes e identidades que en general están invisibilizadas en los procesos de desarrollo tecnológico”.
Además del trabajo realizado en Villa Paranacito, actualmente las investigadoras, junto a un extenso equipo de becarios doctorales y actores locales, participan en el proceso de desarrollo colectivo de conocimiento para la construcción en las ciudades de Concordia y Bariloche, con el objetivo de dinamizar sus economías locales, impulsar a los sectores más vulnerables y poner en valor sus recursos forestales, en el marco del manejo sustentable de la producción forestal de cada región.
En el caso de Concordia, en su matriz productiva forestal predomina la producción de eucalipto (Eucaliptus grandis) en forma de pequeñas tablas que se usan para encofrados o palets. Bariloche es una ciudad turística y como tal tiene ciclos de bajas temporales en el empleo anual. La especie forestal de esta región es principalmente el pino ponderosa (Pinus ponderosa). El desafío en esta ciudad es diversificar la matriz de empleo a partir de la producción forestal.
“En Bariloche no esperaban a 40 años desde que se plantó esta especie generar tanta cantidad de madera. Hoy no saben que hacer con ella porque es de calidad media y la tecnología forestal en campo no fue buena. Además, el pino ponderosa es una especie invasiva que está ocupando el bosque nativo que es el que se debe proteger. Queremos que el productor forestal en Bariloche sepa que con esa madera se puede generar trabajo genuino y autónomo local, contribuyendo a la vez con al manejo correcto de bosques producidos y con los bosque nativos de los parques nacionales de la zona”, aclara Peyloubet.
Las profesionales advierten que la madera es el único material de construcción que es renovable que no se asienta en una producción extractivista y de degradación ambiental. Por otro lado, en términos de la energía que consume en su procesos productivo, es decir para convertir el tronco de un árbol en un material de construcción tal como una tabla de madera, es menor a otros ciclos productivos de materias primas para la construcción como el acero, el cemento, e aluminio y los derivados del petróleo.
“Tratamos de poner en valor la matriz productiva, para poder recuperar lo que los pequeños aserraderos producen y a través del desarrollo tecnológico colectivo ampliar la red productiva. Por ejemplo, en Concordia trabajamos con la Asociación Civil de Carpinteros de Concordia, que no tenían mucha experiencia en la producción de viviendas pero si en muebles. A la par se decidió desarrollar viviendas con tablas de pequeñas dimensiones que es la característica de la matriz productiva local. El hecho de que ellos tuvieran cierto conocimiento en la producción de muebles, cobró un nuevo valor. Y esto sólo pudo advertirse en el encuentro con los carpinteros, co-construyendo el desarrollo tecnológico a partir de sus saberes”, comenta Cejas.
Por su parte, Peyloubet agrega que en el caso de Bariloche trabajan con distintos grupos de jóvenes tanto de cooperativas de trabajo, como de talleres de oficio y escuelas técnicas, apoyados por otros actores institucionales de la localidad, como la Municipalidad y la Estación Experimental Agropecuaria Bariloche del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). “El proceso además de desarrollar específicamente la tecnología constructiva, representada por cada uno de los componentes producidos en taller, supone una experiencia subjetiva de aprendizajes colectivos y de emocionalidades múltiples”, dice.
“Pensamos la tecnología como un proceso que hacemos de un modo democrático, en el que los saberes son complementarios y no competitivos. Todos sentados alrededor de la mesa, sin poder superlativo depositado en ninguna de los actores, podemos llevar a cabo una articulación de actores iguales y diversos en la que todos ponemos nuestra conocimiento al servicio de un colectivo social. Creemos que el país tiene una gran diversidad cultural que permite dar soluciones a nuestros problemas sin emular sistemas extranjeros en un principio que no concibe colonialismos tecnológicos. Argentina tiene el saber, los recursos y la posibilidad de hacerlo y esta línea de investigación busca reivindicar esta construcción cooperativa de conocimientos”, concluye Peyloubet.
El 5 de septiembre en el Centro de Convenciones de la Municipalidad de Concordia, Entre Ríos, el equipo de Peyloubet en conjunto con la Asociación de Carpinteros de Concordia y la Municipalidad de esa ciudad organizaron el workshop “Encuentro de dos ríos: Intercambio de experiencias en torno a la CONSTRUCCIÓN COLECTIVA DEL CONOCIMIENTO, Entre Ríos y Río Negro.” Contó con la presencia de miembros de la Cooperativa LABURAR y del Taller Integral de Oficios de la escuela “Angelelli”, ambos de la ciudad de Bariloche. A continuación de dicho evento, tuvo lugar el
“I Encuentro Nacional sobre perspectivas tecnológicas en torno a la producción Foresto Industrial”.