CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
Radiografía de la Argentina: el Índice de Calidad de Vida del CONICET se renueva
El mapa interactivo que mide el bienestar de la población argentina, desarrollado por científicos del Consejo y la UNICEN, acaba de ser actualizado con nueva información.
El Índice de Calidad de Vida (ICV) es una herramienta que mide el bienestar de la población argentina a partir de variables socioeconómicas y ambientales. Fue desarrollado por investigadores del CONICET en Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS, CONICET-UNCPBA), quienes desde hace más de dos décadas estudian la calidad de vida desde una perspectiva geográfica. En el marco de este proyecto, y en colaboración con especialistas del Instituto Superior de Ingeniería de Software Tandil (ISISTAN, CONICET-UNCPBA), crearon un mapa interactivo de libre acceso que permite visualizar y comparar el nivel de bienestar en los distintos radios censales en los que se divide Argentina.
Desde su creación, el Índice de Calidad de Vida (ICV) ha sido licenciado en numerosas ocasiones a una amplia gama de contrapartes, incluyendo organismos públicos nacionales, provinciales y municipales, así como fundaciones y empresas. En cada aplicación, los datos del ICV han resultado fundamentales para la toma de decisiones del solicitante, ya sea, por ejemplo, para la elaboración de mapas de riesgo de inundación en un área específica o la formulación de políticas públicas mediante el cruce de datos con otras bases de información. Lo que demuestra que el ICV es una herramienta de gran utilidad y potencial con amplias posibilidades de aplicación en diversos campos
Este índice acaba de ser renovado con los datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2022. Otra novedad consiste en que ahora el mapa posee mayor cantidad de detalle, pues tiene información de los más de 70 mil radios censales en los que se divide la superficie del país. Ahora el mapa contiene un 38% por ciento más de unidades de información geográfica en comparación con el mapa del año 2012.
Guillermo Velázquez, investigador del CONICET en el Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS, CONICET-UNCPBA) y uno de los líderes del desarrolló, explicó que la actualización del Índice de Calidad de Vida (ICV) con datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2022 fue procesada con la misma metodología utilizada para el Censo 2010, lo que permite contar con una radiografía precisa del bienestar actual y además compararla con la registrada en el 2010.
Además, subrayó una novedad relevante en esta actualización vinculada al grupo de indicadores ambientales: “En 2010 fue posible acceder a microdatos sobre inundabilidad, villas miseria y basurales. En cambio, para el año 2022 incorporamos información sobre una serie de problemas ambientales más complejos, entre ellos el uso de plaguicidas en la agricultura; la participación de la industria y la minería en el producto bruto; distintos tipos de contaminación; el ruido y el congestionamiento; las localizaciones peligrosas; y la tasa de hechos delictivos y homicidios por cada diez mil habitantes”. Para concluir, el investigador recalcó que el índice de 2022 constituye una continuidad del elaborado en 2010, aunque en el componente ambiental presenta un conjunto de indicadores más amplio y complejo.
La aplicación interactiva permite a los usuarios alternar fácilmente entre los mapas de calidad de vida basados en los datos del censo de 2010 y los recién incorporados de 2022. Esta funcionalidad transforma al mapa en una herramienta fundamental para la toma de decisiones, el análisis de políticas públicas y la planificación de inversiones. Con esta herramienta gobiernos, empresas y organizaciones pueden identificar patrones de crecimiento, detectar áreas que han mejorado o retrocedido y enfocar recursos de manera más estratégica y eficiente.
En cuanto a la actualización del mapa interactivo, Alejandro Zunino investigador del CONICET en el Instituto Superior de Ingeniería de Software Tandil (ISISTAN, CONICET-UNCPBA) y otro de los líderes del desarrollo, destacó: “La nueva versión de la aplicación ofrece una optimización sustancial de la tecnología de mapas web al acceder desde dispositivos móviles, lo que permite visualizaciones más ágiles, de mayor calidad y con un mayor nivel de detalle”. Asimismo, señaló: “Se incorporó la posibilidad de seleccionar y configurar distintos mapas base de la República Argentina, sobre los cuales se superponen los datos de calidad de vida. También se añadió la opción de ajustar la escala de colores para la visualización del Índice de Calidad de Vida”.
¿Qué es la calidad de vida y cómo se mide en la Argentina?
Para la elaboración del ICV, se toman dos grandes grupos de indicadores: los socioeconómicos y los ambientales. Los socioeconómicos abarcan variables como la educación, la salud y la vivienda. Los ambientales, por su parte, consideran tanto variables que pueden impactar de manera negativa sobre el bienestar de los residentes –inundabilidad, sismicidad, asentamientos precarios, contaminación-, como cuestiones que favorecen el bienestar, denominadas ‘recursos recreativos’, que pueden ser de base natural, como playas, relieves, balnearios o espacios verdes; o socialmente construidos, como son los teatros, los centros deportivos y otras actividades de esparcimiento.
De acuerdo con Velázquez, “ya no se trata solo de lo que se tiene, sino de cómo se vive y se percibe el entorno”. La calidad del ambiente —entendida como una armonía entre lo natural, lo social y lo cultural— se convierte así en un ideal siempre en construcción. Por eso, sostiene: “El desafío estará en saber interpretar estos cambios y traducirlos en políticas públicas que respondan a una sociedad cuyas demandas crecen en complejidad y sensibilidad”.
Desde una mirada histórica, también se observa que las expectativas sobre la calidad de vida evolucionan continuamente. “Las condiciones que en los años cincuenta hubieran sido consideradas óptimas hoy nos darían un Índice de Calidad de Vida mucho más bajo”, explica Velázquez. Esto muestra que los estándares de bienestar no son estáticos: se transforman con el tiempo, acompañando los cambios en los valores sociales y los avances tecnológicos. En este contexto, el desarrollo futuro no dependerá únicamente de la infraestructura o los servicios disponibles, sino también de la capacidad de adaptarse a nuevas formas de entender qué significa vivir bien.
Para explorar el mapa interactivo, haga clic en el siguiente enlace
Por Yesica Etcheverry – Área de Comunicación CONICET Tandil
