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El modelo de consumo actual nos enfrenta a dos grandes contradicciones: el agotamiento de recursos y el aumento de residuos [1]. En el área de la construcción, los materiales tradicionales y predominantes son obtenidos a base de recursos no renovables. Una alternativa al uso de plásticos sintéticos, son los materiales cultivados a base de micelio de hongos filamentosos [2]. Por otro lado, uno de los residuos orgánicos más abundantes en la Argentina provenientes de la industria citrícola, son las cáscaras de limón y naranja [3]. El objetivo de este trabajo es utilizar residuos de la industria citrícola en mezclas para el cultivo de materiales biobasados con micelio de Pleurotus ostreatus y estudiar su desempeño técnico para evaluar su potencial uso como material constructivo. Para ello, se utilizaron diferentes porcentajes de cáscaras de limón, naranja, papel, cartón e inóculo de la cepa seleccionada para la elaboración de probetas de ensayo. Se incubaron las muestras en condiciones ambientales controladas durante 30 días. Las probetas obtenidas se deshidrataron en estufa a 80°C hasta alcanzar sequedad total a masa constante. Se obtuvieron biomateriales en forma de placas. Las densidades resultantes respecto a un material aislante como el poliestireno expandido fueron, cinco veces mayor al de alta densidad y veinte veces mayor al de baja densidad. Se determinó que el porcentaje de contracción por secado en las formulaciones con cáscara de naranja fue entre el 28 y el 42%, mientras que para cáscara de limón fue de 7 a 32%. En conclusión, estos residuos cítricos incorporados en mezclas lignocelulósicas y utilizados como sustrato, son adecuados para promover el crecimiento del hongo. Las placas resultantes son atractivas para el desarrollo de componentes con aplicaciones constructivas.

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