IANIGLA   20881
INSTITUTO ARGENTINO DE NIVOLOGIA, GLACIOLOGIA Y CIENCIAS AMBIENTALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
MANEJO GANADERO EN EL MONTE
Autor/es:
ALEGRETTI, L; ALVAREZ, J.A; .VILLAGRA, P.E.
Lugar:
Mendoza
Reunión:
Mesa redonda; El manejo de ambientes naturales (pastizales, sabanas y bosques) como aporte a la sustentabilidad de los agroecosistemas extensivos; 2019
Institución organizadora:
UNCuyo
Resumen:
Un porcentaje importante de los bosques nativos del mundo se encuentran en las zonas áridas y semiáridas, y presentan en la actualidad problemas de degradación con consecuencias en la pérdida de la productividad, en la disminución de la biodiversidad y la provisión de servicios ecosistémicos. Estos sistemas presentan una diversidad relativamente baja y recursos naturales aprovechables de relativamente bajo valor económico, pero suministran productos y servicios que benefician de forma directa a los pobladores locales. Los nuevos enfoques de manejos de bosques consideran para la planificación no sólo la magnitud de los recursos forestales, sino también la diversidad, las funciones productivas y protectoras, y las funciones socioeconómicas del bosque, y el marco jurídico e institucional. En sentido estricto, la sustentabilidad de un manejo implica mantener tanto el capital natural como la producción de bienes y servicios que satisfagan las necesidades socioeconómicas y culturales de la población (Sarandón, 2002). Si bien esta visión es muy tentadora, en bosques de zonas áridas, las bajas tasas de regeneración y productividad hacen que el desafío de lograr un manejo sustentable desde el punto de vista ambiental, económico y social sea más difícil que en otras áreas, al menos a escala local o predial. Por lo tanto, el desafío es lograr prácticas de manejo que permitan recuperar y mantener la funcionalidad del bosque, a la vez que lograr beneficios so -cioeconómicos para los pobladores del bosque. Los algarrobales de la Provincia Biogeográfica del Monte, en el oeste árido argentino, se encuentran entre los bosques con mayores limitaciones ambientales del país. En esta región, las precipitaciones medias anuales van entre 30 y 350 mm y las temperaturas medias varían entre 13 y 18 °C. El bosque está dominado por especies del género Prosopis, que forman unidades boscosas abiertas de distinta magnitud en el fondo de valles y bolsones. Los algarrobales presentan un estrato arbóreo abierto dominado por P. flexuosa o P. chilensis, acompañados por Geoffroea decorticans; el estrato arbustivo es dominado por Capparis atamisquea, especies del género Larrea, Suaeda divaricata, Atriplex lampa y Tricomaria usillo. El estrato herbáceo está dominado por Leptochloa crinita y Pappophorum caespitosum, especies de buen valor forrajero. En esta región, los lugares con agua subterránea accesible (nivel freático entre 5-30 m) permiten el desarrollo de los algarrobos, convirtiéndose estos sitios en zonas con mayor potencial para el manejo forestal y ganadero. Los pobladores dan al bosque un uso silvopastoril, la ganadería caprina y bovina y en menor medida la ovina, es una parte importante de su economía doméstica. La variabilidad espacial de la receptividad ganadera está determinada especialmente por las precipitaciones, en zonas donde las lluvias superan los 300 mm año -1 , la receptividad ganadera es cercana a 20 ha EV -1 (equivalente vaca), mientras que en las zonas más áridas puede llegar a las 60 ha EV -1 . Los recursos forrajeros de los algarrobales de la zona con precipitaciones medias de 150 mm año -1 , están compuestos por diferentes especies herbáceas, gramíneas perennes en su gran mayoría, arbustos y árboles, consumidas en su gran mayoría, sobre todo por los caprinos. Las cabras componen su dieta con diferentes partes de las plantas: hojas, brotes tiernos, flores y/o frutos y según la época del año entre las más importantes se pueden mencionar a: L. crinita; Panicum urvilleanum; T. usillo; C. atamisquea; A. lampa y Prosopis sp. En la época de mayor crecimiento de las forrajeras, en coincidencia con la mayor ocurrencia de precipitaciones (octubre a marzo), las gramíneas pueden alcanzar hasta un 18% del total de la dieta y el resto está formada por arbustos y árboles (Allegretti et al., 2012). Una de las decisiones más importante para el manejo sustentable de la ganadería en estos sistemas, es el ajuste de la carga animal a la receptividad ganadera. Esto implica el conocimiento de actores ambientales como clima, suelo, topografía, estructura y composición de la vegetación, producción y calidad de las forrajeras presentes, demanda animal, entre otros. Estudios realizados en algarrobales acompañados por diferentes arbustos, muestran valores medios de receptividad ganadera de 2,5 ha por equivalente cabra. En estos bosques abiertos, la presencia del algarrobo se transforma en un elemento importante para la sustentabilidad de los manejos, ya que facilita el establecimiento de otras especies y aumenta la fertilidad del suelo por el aporte de materia orgánica bajo su dosel (Rossi and Villagra, 2003; Álvarez et al., 2009; Cesca et al., 2012). De esta forma, un dosel de algarrobos puede aportar forraje como fruto, mejorar la calidad de otros forrajes, proteger a otras especies de las heladas y estabilizar la producción durante sequías (Karlin and Díaz 1984; Cesca et al., 2012). Esto sugiere que para lograr la sustentabilidad se debe asegurar la presencia del estrato arbóreo, ya sea por conservación de lo existente o por restauración de las áreas degradadas.Actualmente, se están realizando en la zona ensayos con revegetación con Prosopis flexuosa y Atriplex lampa, y la incorporación de gramíneas nativas como L. crinita como parte del proceso de aumento de la productividad natural. Además, se está trabajando con diferentes equipos de investigación para detectar los vacíos de información y elaborar proyectos conjuntos que integren las necesidades de los pobladores locales, los gestores y la conservación del agroecosistema.