CIECS   20730
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SOBRE CULTURA Y SOCIEDAD
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Roma y los otros. Los cultos extranjeros en la República Romana
Autor/es:
CECILIA AMES
Libro:
La Antigüedad: construcción de un espacio interconectado
Editorial:
RIL editores
Referencias:
Lugar: Santiago de Chile; Año: 2010; p. 85 - 105
Resumen:
El tema convocante de esta publicación, “La Antigüedad: construcción de un espacio interconectado”, nos lleva directamente a la problemática de la relación entre Roma y los otros. La imagen que se nos representa al pensar el tema propuesto es elocuente en sí misma, un mapa en el que diferentes puntos del Oriente Próximo, el norte de África y Europa conforman una red que se aglutina en torno a Roma, pero que constituye un espacio dinámico de interconexión, espacio en el que se darán variados modos de relación. Uno de los caminos para abordar esta compleja relación es, sin duda, la actitud de Roma frente a las ideas y cultos extranjeros. Los romanos desarrollaron una cultura sintética y sintetizante y no se mostraron reacios a la incorporación de cultos extranjeros. Ya en el curso de los primeros siglos Roma comparte con los restantes pueblos del Lacio el culto de importantes divinidades. Al final de la época monárquica, de un modo paralelo a su desarrollo político, Roma también se va perfilando como capital religiosa del Lacio, sin embargo no desaparecen los cultos compartidos, pues el ritus romanus alberga la tradición religiosa de los latinos y sabinos. El carácter sintético de la religión romana que combina rito patrio, rito griego y disciplina etrusca facilitó a los romanos la integración de cultos extranjeros y la difusión de su propio sistema en los territorios, constituyéndose en un elemento clave en la relación de estos espacios interconectados. De este modo, la apertura de la religión romana a los dioses de pueblos vecinos e incluso pueblos enemigos jamás fue puesta en cuestión, y ello ha dado lugar a afirmar que la religión romana, como sistema politeísta, se caracterizó por la apertura y tolerancia religiosa. Sin embargo, la religión romana, como muchos otros sistemas culturales, posee mecanismos para regular el contacto con ideas y prácticas extranjeras y el Senado era el órgano de control, encargado de velar y vigilar. Con el crecimiento y la expansión política de la ciudad de Roma crece también la necesidad de control. En esto se dejan diferenciar elementos intensivos y extensivos, el control en el centro, Roma, se profundizó, pero al mismo tiempo el control se expandió geográficamente cada vez más superando los límites de la ciudad de Roma.