CIECS   20730
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SOBRE CULTURA Y SOCIEDAD
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Prologo
Autor/es:
TOLOSA, DANTE; JOZAMI, MARTIN
Libro:
Manual práctico de Técnicas y Estrategias de Modificación de Conducta para Acompañantes Terapeuticos
Editorial:
Akadia
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2016; p. 12 - 14
Resumen:
A comienzos del siglo XX, surge con Watson una propuesta metodológica de gran ambición en la historia de la Psico¬lo¬gía. Su objeto es lo que este método permite estudiar: la conducta regulada por el ambiente; su procedimiento: la observación; la finalidad: conocer cómo influ¬yen los estímulos ambientales para avanzar en la modificación del comportamiento con técnicas y recursos eficaces para educar, socializar y tratar al ser humano (Yela M., 1980). Luego, en la era de la mayor produc-ción teórica del Behavio¬rismo, surgen distin¬tas orientaciones con Tolman, Guthrie, Hull, Skinner entre otros. El núcleo central del Behaviorismo fue siempre la concepción asociacionista del aprendizaje, centrando la atención en el ambiente externo. Por entonces, se consideraba que el aprendizaje es iniciado y controlado por el ambiente, lo que llevó a ignorar inicialmente sus bases "biológicas". Skinner (1963) justifica dicha idea pese a que no niega la existencia de variables internas; sin embargo consi¬dera que "la causa primera de la conducta se debe a influencias del ambiente", y en tal sentido prefiere oponer la observación del medio y la conducta, a la interpretación de variables internas supuestas. Si las personas somos juzgadas finalmente por lo que hacemos, mas que lo que decimos, pensamos o sentimos; cobra mucho sentido la idea de Skinner en la época de sus expresiones. Luego, durante la década del 60 vendrían las primeras anomalías en el seno del Behaviorismo empírico; como las demostradas por Rescorla, Wagner & Mackintosh sobre aprendizaje latente; Seligman con el modelo de indefensión aprendida; o la de Garcia & Koelling indicando que en ocasiones los estímulos neutros no son tan neutros, y que los elementos que se asocian tienen un significado. En el plano experimental, surge un Neoasociacionismo que acepta que no todas las asociaciones se logran con la misma facili¬dad, que hay preferen¬cias selectivas, que se otorga significado a los estímulos con valor informativo, se aceptan restricciones biológicas del aprendi¬zaje y estudios provenientes tanto de la neurofisiología como de la etolo¬gía (Pozo I, 1989). Estas anomalías marcaron el turno de los desarrollos cognitivos en el Behaviorismo aplicado, que adquiere un notable viraje de la mano de Beck, Bandura, Ellis, Kendler, Osgood etc; dando orígen a la Psicoterapia Cognitiva. Simultáneamente al desarrollo del Behaviorismo como programa de Investigación básica, surgen las primeras aplicaciones en el campo de la clínica, específicamente los miedos, las fobias y depresión. Con los aportes del Behaviorimos experimental, se configura progresivamente una Terapia de Conducta que luego se actualizaría a un modelo Cognitivo Conductual, con tres generaciones en su seno y una cuarta incipiente (con incorporación de conceptos provenientes de las neurociencias, como el revisado modelo cognitivo de la depresión de Dissner y Beck en 2010). Desde entonces, se destacan los desarrollos de Wolpe, Lazarus, Eysenck, Beck, Kanfer, Bayes, Ardila, hasta otros más recientes como los de Nezu, Freeman, Seligman, Watzlawick, Hayes y Linehan, entre otros. Con esta breve revisión de la evolución del Behaviorismo como paradigma empírico primero, y aplicado en psicoterapia después, se encuentran los fundamentos de las primeras aplicaciones clínicas de lo que hoy serían funciones del Acompañante Terapéutico (AT). Desde sus comienzos, los terapeutas de conducta entendían que debían realizarse intervenciones en el ambiente mismo de los pacientes, implicando en ocasiones a familiares o extensiones terapéuticas que eran denominados Co-Terapeutas. Desde esta perspectiva, personalmente nunca olvidaré mi primer paciente, a quien asistí en 1985 en calidad de auxiliar del Profesional tratante, Raquel Krawchik; quien me dio las indicaciones precisas del programa de tratamiento que debía ejecutarse en el domicilio mismo del paciente. Se trataba de un caso de TOC severo e incapacitante, con indicación de neurocirugía por parte del neurólogo en caso de no resultar el tratamiento psicoterapeutico. Las sesiones eran el espacio de planificación y valoración de las acciones terapéuticas en domicilio. Por entonces, aplicamos tecnicas como desensibilización sistemática, exposición con prevención de respuesta y reestructuración cognitiva, entre otros recursos que ahora recuerdo. Los resultados fueron para mi sorprendentes: se evitó la neurocirugía, se lograron adaptaciones funcionales y satisfactorias en la vida diaria y familiar, hasta el restablecimiento laboral del paciente en el manejo de una humilde empresa que fabricaba repuestos de bicicletas. Treinta años después, con gran satisfacción me encuentro leyendo un libro de autores argentinos como Dante Tolosa y Martin Jozami, que refleja algunas prácticas que realizáramos con mi maestra de formación, pero esta vez destinado a un agente de salud actual y reconocido como parte del dispositivo terapéutico: El Acompañante terapéutico. Cómo me hubiera gustado contar con un libro así, en esas épocas del co-terapeuta! Por otro lado, recibo el libro con una gran alegría adicional, que implica publicarlo en el marco de una Ley de Salud Mental (sancionada en 2010) que prohíbe la creación de internados neuropsiquiátricos, y que propicia el tratamiento ambulatorio y responsable. Que ?reconoce a la salud mental como un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona? (Art 3); Que otorga el ?derecho a recibir tratamiento y a ser tratado con la alternativa terapéutica más conveniente, que menos restrinja sus derechos y libertades, promoviendo la integración familiar, laboral y comunitaria? (Art. 7d); y que promueve la atención por parte de ?un equipo interdisciplinario integrado por profesionales, técnicos y otros trabajadores capacitados con la debida acreditación de la autoridad competente. Se incluyen las áreas de psicología, psiquiatría, trabajo social, enfermería, terapia ocupacional y otras disciplinas o campos pertinentes? (Arte 8). A la luz de esta Ley de Salud Mental, la publicación de este libro resulta muy oportuna, en momentos en que es necesario la formación de agentes de salud que garanticen su debido cumplimiento. La lectura del libro de Tolosa y Jozami permite observar una sistematización de las principales tecnicas conductuales que constan en la guía de tratamientos empíricamente validados, realizada por la División de Psicología Clínica de la APA (American Psychological Association), y algunas aplicaciones clínicas. Su desarrollo no es casual, ya que deriva de una larga trayectoria de los autores en la formación de AT en el NOA, de Congresos y Jornadas realizadas con gran convocatoria; pero especialmente de la validación de esta práctica a la luz de los resultados como terapeutas. Esto último es muy importante, ya que soy de la opinión de que el conocimiento se valida por los resultados finales, antes que por el atractivo intelectual. El formato del libro impresiona como pragmático y comprensible, con referencias visuales y una semántica generadora de imágenes que permite ver pasos a seguir. Progresivamente los autores nos muestran las funciones del AT como auxiliar terapéutico, en el marco de un dispositivo interdisciplinario, y bajo la dirección y supervisión del profesional a cargo, sin por ello diluir la responsabilidad del Auxiliar. Resulta muy importante la introducción a paradigmas básicos de aprendizaje, la importancia de la observación y los registros; como la evaluación conductual. Se destaca también una presentación sencilla y comprensible de las tecnicas de modificación de conducta de mayor validación empírica y frecuencia de uso en abordajes ecológicos, tanto en niños como en adultos. Resulta muy acertado también, la referencia de sus aplicaciones en el marco de un abordaje cognitivo integrativo, en patologías de gran prevalencia como las fobias y trastornos de ansiedad, trastornos de conducta y autismo en la infancia. En estas últimas patologías, los autores comparten su experiencia con el relato de algunos pacientes, su motivo de consulta, el análisis de contenido de entrevistas y procedimiento terapéutico. En síntesis, la presente obra tiene el mérito de presentar una revisión sintética, comprensible y didáctica de las principales tecnicas de modificación de conducta, adaptada para la figura del AT. Pero creo que su mayor aporte está en salir a la luz en un momento oportuno para la formación de auxiliares terapéuticos; dejando testimonio de la madurez de la psicología clínica en nuestro país, al comprender que sus problemas no se resuelven en un consultorio únicamente; que se requiere superar las dimensiones conceptuales y pasar a la operacionalización de los problemas, que la observación esta por encima de la interpretación compulsiva; que finalmente cuenta lo que hacemos o cómo nos comportamos en distintos contextos; y que existe una nueva ley de Salud Mental a la cual ajustarse. Con tales méritos puede presagiarse un gran éxito para la presente obra.