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En el año 2005 realizamos una experiencia con jóvenes indígenas qom (tobas) de Resistencia (Argentina), que visitaron la exposición de fotografías que la reconocida fotógrafa alemana radicada en este país había hecho a los grupos indígenas del Chaco entre 1958/59 y 1964. Luego de la visita, los jóvenes realizaron un taller plástico, con la premisa de referirse en el espacio bidimensional del papel a aquello que la observación de la exposición les había generado. En 2017, como cierre de un evento académico-artístico que organizamos, un grupo de jóvenes indígenas de Paraje Maipú (Chaco, Argentina), invitados por dos investigadoras que participaron del evento, realizaron una coreografía de la música Kpop que escuchan y bailan ?la que proviene de Corea del sur- y en la que (se) reconocen como parte de un colectivo. La tensión entre estas dos experiencias nos lleva a reflexionar sobre la cuestión de las identidades y las diversas respuestas que los jóvenes indígenas asumen respecto de la imagen, la música y el cuerpo. Desde los medios ya tradicionales (como la fotografía) al uso de internet y la realización de una producción de videodanza, las producciones ponen en tensión presupuestos estereotipados esencialistas con posturas que plantean la variabilidad y diversidad intra e intergrupal; pero también, políticas e identidades centradas en la diferencia que tensionan con otras ancladas en el sujeto y la(s) subjetividad(es) en el espacio global en el que se insertan. Nos preguntamos entonces si las prácticas de los jóvenes llevan a reproducir estereotipos, a (re)construirlos, o a (de)colonizar las prácticas.