IIGHI   05432
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GEOHISTORICAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
La felicidad como gozo de Dios en el pensamiento agustiniano
Autor/es:
ALE, MARÍA SOLEDAD
Lugar:
Jujuy
Reunión:
Congreso; II Congreso Argentino de Filosofía Red Norte Grande; 2015
Institución organizadora:
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNJu
Resumen:
Sin lugar a dudas, el vínculo que establece San Agustín entre felicidad y Verdad es una de las claves de bóveda del conjunto de su pensamiento. Esta cuestión, planteada en obras que corresponden a distintos períodos de su vida, es, quizá, la cuestión en torno a la cual gira su vigencia y atractivo. Como es bien sabido, ya en De beata vita, diálogo escrito en Casicíaco hacia el año 386, el pensador de origen africano afirmaba lo que parece ser una evidencia irrevocable: ?todos queremos ciertamente ser felices? (II, 10). El deseo de felicidad permite experimentar una contrariedad: incluso las cosas que producen más agrado al hombre no lo satisfacen completamente. Ello es así, a juicio de nuestro autor, porque los bienes cambiantes y caducos no pueden saciar semejante anhelo. Este no contentamiento ante lo perecedero permite constatar que hay en el hombre una aspiración a una satisfacción plena, es decir, a conocer y poseer ?sin posibilidad de pérdida- el Sumo Bien, que para Agustín es la Verdad entendida como sabiduría. Como escribe en De libero arbitrio, un tratado antimaniqueo entre los años 388 y 385, ?es feliz el hombre que ha llegado a conocer y poseer el sumo bien, lo cual deseamos todos sin género alguno de duda. Por tanto, como consta que todos queremos ser bienaventurados, igualmente consta que todos queremos ser sabios, porque nadie que no sea sabio es feliz, ya que nadie es feliz sin la posesión del sumo bien, que consiste en el conocimiento y posesión de aquella verdad que llamamos sabiduría? (II, 9, 26). Sin embargo, el concepto agustiniano de felicidad no sólo se enuncia como una sabiduría sino también como un goce. Dicho con otras palabras, la Verdad que vuelve al hombre feliz no sólo es algo que se puede contemplar y de lo cual se puede tomar posesión, sino también algo que se puede gozar. Sobre este último aspecto hará hincapié la presente ponencia, es decir, en la idea agustiniana de felicidad como gozo de Dios. En sus Confessiones, obra concluida hacia el año 400, siendo Obispo de Hipona, escribe: «La vida feliz es, pues, gozo de la verdad», y continúa diciendo: «Esta vida bienaventurada todos la quieren; esta vida, que es la única bienaventurada, todos la apetecen; el gozo de la verdad todos lo quieren» (10, 23, 33). En orden a llevar a cabo nuestro cometido, trabajaremos con textos seleccionados de las citadas obras agustinanas e intentaremos dar respuesta a los siguientes interrogantes: ¿Por qué es necesario conocer la Verdad para ser feliz? ¿Por qué la Verdad es considerada por Agustín como el sumo bien? ¿Por qué se puede gozar de la Verdad? ¿Qué relación hay entre el gozo y el conocimiento de la Verdad? No pretendemos en este trabajo presentar algo por completo novedoso, ni tratar cada cuestión de un modo exhaustivo, algo imposible en una vida, más aún en un artículo, pero sí reflexionar sobre algunos aspectos esenciales y profundizar en ellos.