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En el presente trabajo nos proponemos considerar el gozo y el don de sí como dos aspectos fundamentales de la corporalidad humana según la filosofía de Emmanuel Levinas. A partir de la elucidación fenomenológica del concepto de exposición, en tanto modo originario en el que el sujeto se encuentra en su existencia descubierto frente a lo exterior a sí y susceptible de ser afectado por ello, intentaremos explicar por qué, según nuestro autor, el modo según el cual se lleva a cabo concretamente esa exposición se da en la corporalidad. Luego intentaremos señalar en qué sentido la exposición carnal de la subjetividad confluye en la problemática tensión de constituirse como ser-para-sí y como ser-para-otro. En efecto, en tanto el cuerpo expone al sujeto a lo que no es él, lo otro del mundo lo afecta sensiblemente, y esa afección sensible es padecida bajo la modalidad del gozo, cuyas articulaciones principales (la felicidad, el egoísmo, el alimento, la morada, el trabajo y la posesión) constituyen al sujeto como Mismo o ser-para-sí. Pero también el prójimo afecta al sujeto interpelándolo, y tal requisitoria es padecida como exigencia de responsabilidad bajo la modalidad del dar-se al otro o Decir, cuya forma última se concretará en la substitución o ser para-el-otro. Nuestro esfuerzo tenderá a esclarecer la solución levinasiana según la cual, la subjetividad encarnada que se complace a sí misma y se pone por y para sí misma en el gozo de lo mundano, sin embargo se des-nuclea de ese gozo, se deshace, quiebra la coincidencia consigo misma en el don gratuito y asimétrico que hace de sí al prójimo, fundamentando así toda relación ética, donación de sentido y objetividad. En esta decisión de sentido bien podría advertirse una decisión de articular positivamente la célebre distinción diltheana entre vida y concepto.