IIGHI   05432
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GEOHISTORICAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LOS ESPACIOS DE PELIGROSIDAD E INSEGURIDAD EN EL SIGLO XXI. ESTUDIOS DE CASOS EN LA CIUDAD DE RESISTENCIA.
Autor/es:
PYSZCZEK, OSCAR LUIS
Lugar:
RESISTENCIA
Reunión:
Congreso; 1º Seminario LAS CALLES Y EL ESPACIO PÚBLICO. Pensamiento, diseño, gestión y realidad; 2010
Institución organizadora:
Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Universidad Nacional del Nordeste
Resumen:
“El delito y la preocupación por la inseguridad conocen un curso ascendente en las últimas dos décadas. Se ha instalado como un problema público central, se ha transformado en un tema de conversación habitual, ha pasado de su lugar tradicional en los medios populares, a las páginas centrales de los considerados más prestigiosos, ha sido fuente de una constante demanda hacia el estado y dinamizado un constante mercado” (Bergman y Kessler 2008: 214). Con estas palabras los dos sociólogos argentinos, caracterizan a la inseguridad, que se ha transformado en uno de los problemas más acuciantes de la vida moderna en las ciudades y no conoce fronteras ni tampoco soluciones definitivas en los albores del nuevo siglo. Muchas investigaciones han revisado los aspectos objetivos/estadísticos de la cuestión, mientras que la percepción de inseguridad, definida como la sensación que genera la ocurrencia de hechos delictivos en los distintos agentes sociales han sido atendidos como anexos complementarios, minimizando la gran influencia que ejerce en el comportamiento socio-espacial de los ciudadanos. La sumatoria de las percepciones negativas de inseguridad, derivan en procesos de estigmatización espacial: espacios con características representacionales singulares, asociados a la inseguridad que condicionan de múltiples maneras la cotidianeidad urbana. El objetivo de la investigación consiste en indagar los procesos generales de conformación de espacios vinculados a la inseguridad urbana, en la faceta de estigmatización espacial,El delito y la preocupación por la inseguridad conocen un curso ascendente en las últimas dos décadas. Se ha instalado como un problema público central, se ha transformado en un tema de conversación habitual, ha pasado de su lugar tradicional en los medios populares, a las páginas centrales de los considerados más prestigiosos, ha sido fuente de una constante demanda hacia el estado y dinamizado un constante mercado” (Bergman y Kessler 2008: 214). Con estas palabras los dos sociólogos argentinos, caracterizan a la inseguridad, que se ha transformado en uno de los problemas más acuciantes de la vida moderna en las ciudades y no conoce fronteras ni tampoco soluciones definitivas en los albores del nuevo siglo. Muchas investigaciones han revisado los aspectos objetivos/estadísticos de la cuestión, mientras que la percepción de inseguridad, definida como la sensación que genera la ocurrencia de hechos delictivos en los distintos agentes sociales han sido atendidos como anexos complementarios, minimizando la gran influencia que ejerce en el comportamiento socio-espacial de los ciudadanos. La sumatoria de las percepciones negativas de inseguridad, derivan en procesos de estigmatización espacial: espacios con características representacionales singulares, asociados a la inseguridad que condicionan de múltiples maneras la cotidianeidad urbana. El objetivo de la investigación consiste en indagar los procesos generales de conformación de espacios vinculados a la inseguridad urbana, en la faceta de estigmatización espacial,(Bergman y Kessler 2008: 214). Con estas palabras los dos sociólogos argentinos, caracterizan a la inseguridad, que se ha transformado en uno de los problemas más acuciantes de la vida moderna en las ciudades y no conoce fronteras ni tampoco soluciones definitivas en los albores del nuevo siglo. Muchas investigaciones han revisado los aspectos objetivos/estadísticos de la cuestión, mientras que la percepción de inseguridad, definida como la sensación que genera la ocurrencia de hechos delictivos en los distintos agentes sociales han sido atendidos como anexos complementarios, minimizando la gran influencia que ejerce en el comportamiento socio-espacial de los ciudadanos. La sumatoria de las percepciones negativas de inseguridad, derivan en procesos de estigmatización espacial: espacios con características representacionales singulares, asociados a la inseguridad que condicionan de múltiples maneras la cotidianeidad urbana. El objetivo de la investigación consiste en indagar los procesos generales de conformación de espacios vinculados a la inseguridad urbana, en la faceta de estigmatización espacial,indagar los procesos generales de conformación de espacios vinculados a la inseguridad urbana, en la faceta de estigmatización espacial, Buscando exponer los mecanismos de configuración de los espacios de inseguridad y de riesgo delictivo en barrios de Resistencia y estudiar la percepción y vivencia espacial de la inseguridad urbana en barrios de la ciudad de Resistencia. La dinámica de expansión de Resistencia ha sido impulsada por la creación de barrios planificados y el surgimiento de villas espontáneas fundamentalmente a partir de fines de los años´70. Este mecanismo de expansión determinó un efecto espacial caracterizado por una segmentación en cuanto a las estructuras habitacionales, habilitación de vías de comunicación, y tendido de servicios básicos. Los nuevos espacios no se incorporaron efectivamente al núcleo urbano residencial antiguo debido a que la expansión del área construida no fue acompañada por la extensión correspondientes de los servicios urbanos y generó una diferenciación notable entre el área residencial “bien servida” y los ámbitos periféricos carentes de iluminaria, pavimento, recolección de residuos, control policial, entre otros. El surgimiento de fisonomías citadinas heterogéneas, constituye una constante en el espacio Resistenciano, siendo posible rastrear el origen y evolución a lo largo de los años de los asentamientos espontáneos y los barrios planificados que se caracterizaron, en el primer caso, por el predominio de viviendas precarias, en calles mal perfiladas y dificultosamente integradas al resto del sistema de comunicación denotando la improvisación subyacente a una ocupación desordenada, y en el segundo caso, por el hacinamiento edilicio y el deterioro por la falta de mantenimiento. Ambas modalidades de expansión del área construida, constituyen la respuesta urbana a la presión demográfica ejercida por una constante migración desde el interior provincial hacia la ciudad capital, que configuró un escenario donde la creciente pobreza, indigencia y la falta de oportunidades de educación y de inserción laboral, determinaron también una mayor ocurrencia de hechos delictivos y una percepción y vivencia de la inseguridad urbana cada vez mayor. La conciencia o conocimiento reflexivo que los ciudadanos tienen de su barrio, los lleva a percibir ese espacio de una u otra manera, a singularizarlo, a elaborar mapas mentales y a hacerse composiciones de lugar acerca del papel que al barrio le está reservado en la ciudad. En este sentido es posible detectar el surgimiento de distintos sectores urbanos que presentan una carga negativa en cuanto a la percepción de seguridad, los cuáles responden a los siguientes criterios: a) Consultas a funcionarios de organismos encargados de la seguridad urbana (policía metropolitana) responsable de custodiar Resistencia. b) Tipologías urbanas: A la ciudad primigenia se agregaron los asentamientos espontáneos en viviendas precarias, y los conjuntos habitacionales planificados como las dos modalidades de crecimiento. A su vez se incluyeron criterios de ajustes que consisten en: Sondeos de opinión, Encuestas sociales de percepción intraurbana, Plano formal de la seguridad urbana. Las unidades que surgen son las siguientes: Villa Prosperidad, Villa Don Rafael (asentamientos espontáneos de la ciudad, que con el transcurrir del tiempo han sido mal incorporados al ejido urbano, con notables carencias de servicios esenciales, como iluminaria municipal, pavimento y en algunos casos hasta agua de red) , Barrio Juan Bautista Alberdi (asentamiento espontáneo surgido en 1982) y el Barrio Ricardo Güiraldes (barrio planificado construidos en torres de tres pisos con pasillos comunes y sistemas de escaleras exteriores en 1978). Los efectos que generan a sus residentes la “fama” de los barrios, condicionan sus vínculos sociales, limitan las actividades vecinales, establecen horarios de circulación por las unidades en análisis, generan mecanismos topofóbicos de los sitios de residencia e influyen además en las catalogaciones que el resto de la ciudadanía tienen sobre los vecinos de dichos barrios.