IIGHI   05432
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GEOHISTORICAS
Unidad Ejecutora - UE
artículos
Título:
Guías del Chaco y de Formosa. Útiles informaciones del pasado, valiosas fuentes para investigaciones actuales
Autor/es:
HUGO HUMBERTO BECK
Revista:
Folia Histórica del Nordeste
Editorial:
Universidad Nacional del Nordeste-IIGHI-Conicet
Referencias:
Lugar: Resistencia; Año: 2007
ISSN:
0325-8238
Resumen:
Se conoce con el nombre de fuente histórica todo aquello que nos da a conocer algo del pasado. Es el nexo que une al investigador con el hecho que trata de reconstruir. Tradicionalmente se ha manejado un concepto de fuente en sentido restringido, dando preferencia a los documentos escritos de carácter narrativo. Sin embargo, los avances en el campo historiográfico han ampliado significativamente la diversidad de documentos del pasado humano. La aparición de la historia económica y social y la multiplicación  de los sujetos de estudio cambiaron los soportes documentales y, poco a poco, entraron en juego las estadísticas, las fuentes hemerográficas –de las cuales las Guías son un buen ejemplo- la fotografía, el cine y la banda sonora. En consecuencia, en la actualidad, el concepto de fuente histórica es, verdaderamente, muy amplio. Precisamente, la diversidad de su procedencia, de su soporte y de su aspecto, ha dificultado el establecimiento de una taxonomía adecuada y suficiente para las variedades de fuentes posibles. La clasificación de las fuentes tiene interés por el criterio orientativo que facilita la búsqueda de las fuentes idóneas para el estudio de determinadas situaciones históricas, teniendo en cuenta siempre que el ideal de una buena investigación es el uso de las más variadas fuentes posibles, la confrontación sistemática entre ellas y la correcta interrogación a las que se las debe someter.             La clasificación de las fuentes resulta útil en la medida que permite su correcta evaluación, y para ello, siguiendo a Julio Aróstegui, consideramos aquella que atienda a diferentes criterios taxonómicos,  como los siguientes: a) posicional (fuentes directas o indirectas), b) intencional (fuentes voluntarias o no voluntarias); c) cualitativo (fuentes materiales o culturales) y d) formal-cuantitativo (fuentes seriadas o no seriadas, seriables o no seriables). Según este esquema podemos caracterizar a las Guías como fuente directa, voluntaria, cultural y seriable. Bloch y Fébvre reconocían que el documento, escrito o no escrito, sigue siendo el “terreno” obligatorio del historiador e insistían en la necesidad de promover nuevos métodos de descripción y análisis. El porvenir de la historia, el enriquecimiento de su saber no se halla tanto del lado de las fuentes inexploradas que duermen todavía en los fondos de los archivos, como en la capacidad prácticamente infinita de los historiadores para interrogarlas. El valor de la información que contiene una fuente depende siempre de la capacidad del historiador para “interrogarla” adecuadamente, para extraer de ella los datos que le permitan reconstruir el pasado, según las preocupaciones que le aquejan a éste en el presente. En Prensa en Folia Histórica del Nordeste.