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Esta investigación explora la comprensión temprana de distintos tipos de imágenes. En el estudio 1 enseñamos a 37 niños de 30 meses una palabra nueva (pompe) aplicada a un objeto no familiar (objeto-meta), utilizando libros con imágenes. Los niños fueron asignados a dos condiciones experimentales en las cuales se utilizaron imágenes más o menos icónicas: fotografías y bocetos. En cada condición se le presentó al niño el objeto-meta y su imagen (fotografía o boceto) y se le preguntó ¿cuál de estos es un pompe? Encontramos diferencias significativas entre ambos grupos (Phi=0,366, p=0,027) Los niños que trabajaron con fotografías eligieron azarosamente entre ambas posibilidades, para ellos tanto la imagen como el objeto pueden relacionarse con la etiqueta aprendida. Por el contrario, los niños que trabajaron con bocetos eligieron mayoritariamente la imagen (78%), lo que indicaría que la etiqueta quedó fuertemente asociada al estímulo utilizado en el aprendizaje. Para examinar si esta diferencia se debe al nivel de iconicismo de las imágenes utilizadas, en el Estudio 2 enseñamos a un nuevo grupo de 18 niños de 30 meses la etiqueta nueva utilizando el libro con bocetos. A continuación los participantes debían escoger entre: fotografía, boceto y objeto. Encontramos que el 46% de los niños eligió el boceto, el 54% la fotografía, y el 100% eligió algún tipo de imagen. Consideramos que la preferencia por la imagen observada en la condición bocetos del Estudio 1 responde al tipo de imagen utilizada, pues si éste resultado se debiera sólo a la similitud perceptual imagen-objeto los niños del Estudio 2 elegirían mayoritariamente el boceto. Las fotografías poseen un vínculo físico con su referente, éste estuvo necesariamente allí en el proceso de producción de la representación. Por el contrario, los dibujos no necesariamente están unidos físicamente a sus referentes, por ende la conexión símbolo-referente sería menos transparente y automática.

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