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Desde el nacimiento los seres humanos estamos inmersos en un mundo de símbolos, entre ellos las imágenes. El desarrollo de la comprensión simbólica de imágenes transita un largo camino que se extiende durante los primeros años de vida. A fin de explorarlo diseñamos dos estudios en los que enseñamos a niños de 30 meses una palabra nueva (pompe) aplicada a un objeto desconocido (objeto-meta). Para ello nos valimos de dos libros en los que variamos la similitud perceptual imagen-referente (fotografías y bocetos). En el Estudio 1, 37 niños fueron asignados a dos condiciones experimentales: fotografías (19 niños) y bocetos (18 niños). Luego de la interacción con el libro presentamos a los niños el objeto-meta y su imagen preguntando: ¿cuál de estos es un pompe?. Encontramos diferencias significativas entre los grupos (Phi=0,366, p=0,027). En la condición fotografías, los niños eligieron en igual medida la imagen (11, 58%) que el objeto (8, 42%), mientras que en la condición bocetos eligieron mayoritariamente la imagen (14, 78%).Este resultado muestra que en la condición boceto la etiqueta quedó fuertemente asociada a la imagen utilizada en la interacción, obstaculizando el ver a través de ella hacia su referente: el objeto. En el Estudio 2 enseñamos a un nuevo grupo de niños (N=18) de 30 meses la etiqueta utilizando el libro con bocetos. Respondiendo a la misma consigna, los participantes ahora debían escoger entre: objeto, fotografía o boceto. Encontramos que todos los niños eligieron algún tipo de imagen, 9 (56%) la fotografía y 7 (44%) el boceto; ninguno el objeto. Los resultados de estos estudios muestran que ciertas características de las imágenes, como la similitud perceptual, pueden incidir en el establecimiento de la relación que las une con el objeto que representan, siendo las imágenes más icónicas, como las fotografías, representaciones simbólicas más transparentes a edades tempranas.

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