PERSONAL DE APOYO
DA DALT Elizabeth
libros
Título:
Itinerarios para una educación de la libertad. Una vertiente caracterológica
Autor/es:
DA DALT DE MANGIONE, ELIZABETH
Editorial:
UCA
Referencias:
Lugar: Mendoza; Año: 1997 p. 242
ISSN:
987-99224-1-7
Resumen:
            Investigaciones realizadas en E.E.U.U. de tipo longitudinal -llevadas a cabo desde 1956 hasta la fecha, por lo psiquiatras Alexander Thomas y Stella Chess- revelan la trascendencia y el papel que tiene el temperamento de cada niño en los procesos de interacción con el mundo social y objetivo.               Preocupados por la inexacta, parcial, simplificadora y poco fundada idea de atribuir -con excesiva frecuencia sino siempre- toda la responsabilidad y culpa de los trastornos conductuales de los niños a las actitudes y manejo nocivo por parte de los padres, dichos investigadores se abocaron al estudio -a largo plazo- de niños pequeños hasta la juventud a fin de detectar la posible etiología de dichas dificultades.               Asimismo, la necesidad de brindar líneas de orientación claras y definidas a aquellos innumerables padres -a quienes tales conceptos solo dejaban sumidos en gran ansiedad y culpa- los impulsa a profundizar y continuar las exploraciones.               Entre los hallazgos más significativos descubrieron que los rasgos temperamentales son susceptibles de detección desde la temprana infancia.             Asimismo pudieron verificar que tales características influyen  sobre la conducta y actitudes paternas, del mismo modo que sus padres lo hacen sobre sus hijos. "Era una calle de doble vía, no siempre del padre hacia el hijo".               Observaron que los resultados educativos guardan estrecha relación no solo con el comportamiento paterno, sino con el temperamento del niño, ya que todo tipo de conducción parental, realizada con las mejores intenciones, resulta eficaz con ciertos niños, pero no con otros.               Por otro lado, identificaron una constelación de características, que, hallándose presentes en su conjunto, gestan personalidades difíciles de conducir. Estas son: inadaptación, irregulari­dad, rechazo inicial, ánimo negativo y alta intensidad.             Los estudios de Stanley Turecki y Leslie Tonner suman a estos factores tres más: um­bral de sensibilidad, distracción y nivel de actividad (alto).[1]               Las investigaciones newyorkinas destacan la importancia que entraña identificar tanto el temperamento de cada niño como el "buen acople" con su familia y entorno social, no solo en la primera etapa de la vida sino durante toda la infancia en pro de un desarrollo perfectivo integral.               Junto con otros estudios demuestran que el futuro del niño no está definido a los seis años de edad, continúa ductil y maleable a numerosas y variadas influencias.               Asimismo, respecto del temperamento observaron que si bien permanece el mismo durante la vida adulta, sin embargo, su papel disminuye conforme sea su interacción con el medio y a medida que la personalidad madura.               En una óptica prospectiva, cabe  agregar el mayor riesgo de tener problemas que com­porta un manejo inadecuado de estos niños difíciles.             La orientación para padres, resultó, en general, una fuente de mejoramiento para el niño.               Por otro lado pudo advertirse que los constantes conflictos parentales originados por diversos motivos, banales o no, guardan relación con una mayor probabilidad de futuros proble­mas para todo tipo de niño, dócil o difícil.             El niño difícil constituye un aspecto importante dentro de la variada y rica gama de niños a educar y exige trazar líneas de orientación definidas. Pero se trata solo de un sector de niños a conducir. En realidad, toda auténtica educación, tanto para los difíciles como para los más dóciles exige la virtud de la prudencia a fin de hacer lo mejor para este niño -difícil o dócil- aquí y ahora.               Conocer el corazón de cada ser permite con mayor seguridad, eficacia y facilidad abrirlo a un horizonte de posibilidades plenificantes, para que sea lo mejor que él pueda ser.             El valor que entrañan estos hallazgos es de especial utilidad en el orden educativo. Desde esta perspectiva se advierte la importancia de identificar los rasgos propios de cada ser, trazar líneas de orientación  y aplicar estrategias pedagógicas que permitan al educador sintoni­zar con el niño y colaborar a crear un ambiente de armonía familiar que sea un nutrido manan­tial de perfeccionamiento y escuela de virtudes naturales y sobrenaturales.               Convencidos de la importancia que tiene hoy personificar la educación y, sobre la base de estas experiencias, se intenta en el primer apartado esbozar ciertas consideraciones generales acerca de la personalidad, describir las características propias de los tipos caracterológicos, según Heymans, y  delinear algunas pautas de orientación pedagógicas; en el segundo, se considera la  apertura al mundo social y la trascendencia de su influjo para un armónico desen­volvimiento de la personalidad. En tercer lugar, se considera en particular la familia y su influjo educativo. Finalmente se aborda la educación de la personalidad como educación de la libertad personal.     [1]TURECKI, Stanley & TONNER, Leslie; El niño difícil, traduc. Margarita Cárdenas. Colombia, Edit. Norma, 1987, 216 p.