BECAS
ROCHA Milagros MarÍa
congresos y reuniones científicas
Título:
Historia de las mujeres y culturas escolares. Cambios en las continuidades de un código disciplinar androcéntrico
Autor/es:
MILAGROS ROCHA
Reunión:
Congreso; I Congreso Internacional/Festival de Historia Pública y Divulgación; 2023
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Quilmes
Resumen:
El siguiente escrito se enmarca en mi tesis doctoral (en curso), “Historia de las mujeres en las culturas escolares y universitarias. La Plata, 1993-2019”. En esta oportunidad presento algunos avances de la investigación, en relación a la Historia de las mujeres en las culturas escolares. Desde este encuadre planteamos que la enseñanza de la historia, en Argentina, se ha caracterizado por su impronta memorística, nacionalista, eurocéntrica (De Amézola, 2008, 2020, Finocchio, 1999, 2009, González, 2014, 2016, 2018) y una fuerte presencia del sujeto varón, en sus diferentes versiones, acorde al espacio y tiempo histórico que se esté enseñando. Estas marcas, que forman parte de la disciplina escolar, perduran sin grandes cambios por largos años. El protagonismo dado a los “grandes hombres” en la historia enseñada y el posterior lugar asignado a la historia “desde abajo”, y con ello el ingreso de otras voces masculinas, es otra continuidad que se puede identificar en la historia escolar, pos reforma educativa de los `90 y 2006 (Rocha, 2021). La relevancia dada al sujeto varón se contrapone con la débil participación de mujeres, como actrices del pasado, en la historia escolar. La categoría de código disciplinar de la historia permite identificar ciertas características específicas de su enseñanza. En este sentido Raimundo Cuesta Fernández (1997) define dicho concepto como un conjunto de ideas, discursos y prácticas dominantes en la enseñanza de la historia escolar, que se construye de un modo continuo y duradero en el tiempo, pero no por ello estático. Cuesta Fernández investiga y desarrolla este término en relación a cómo se fue configurando la historia escolar en España, sintetizándola en tres palabras: elitismo, nacionalismo y memorismo. (1995, p. 318). En el caso de Argentina, la historia escolar se fue tejiendo con un tinte nacionalista y bajo la traza de una historia política representada en ciertos sujetos varones bronce, quienes se destacaron por algún motivo y fueron llevados y consagrados, a su vez, en las efemérides escolares. De esta manera el relato mitrista caló fuertemente en las aulas. Diversos autores han referenciado la existencia de los “grandes hombres” en la enseñanza de la historia, no obstante, poco se ha pronunciado en términos del carácter androcéntrico como otra característica del código disciplinar. Esta conceptualización ha sido débilmente utilizada al momento de describir y caracterizar la historia enseñada. La perdurabilidad del carácter androcéntrico de la historia enseñada, impuesto como neutral, prescindió, también, por más de cien años de las mujeres como sujetos de la historia. De esta manera el código disciplinar se inscribe desde una animosa y gran ausencia de mujeres en la historia escolar. Numerosos autores han analizado la baja presencia de mujeres en manuales y en las clases de historia (Moreno Sardá, 1986, Sant Obiols y Pages, 2011, Sánchez Ibánez y Miralles Martínez, 2014, Sanchez Durá, 2017). Este panteón de héroes cómodamente alojados en la cultura escolar, y editorial a partir de los libros de textos, coparon por años la historia escolar. Sin embargo, en las últimas décadas, los sujetos, saberes y prácticas, sedimentadas y consolidadas en el código disciplinar de la historia, comienzan lentamente a modificarse. Desde fines de siglo XX, la historia escolar viene evidenciando ciertas transformaciones (González, 2014, 2016). Muchas de ellas se deben, en parte, a las dos últimas reformas educativas (1993 y 2006) pero, también, ante los cambios socio-culturales de los últimos años. De esta manera, se produce una convivencia de sujetos, saberes y prácticas instituidas, junto con “nuevos” sujetos, temas y problemas que interpelan inevitablemente esas tradiciones. A estos cambios descriptos, sumamos la idea de que la visión androcéntrica de la historia comienza lentamente a transformarse y con ello planteamos una agudización del quiebre del código disciplinar. Advertimos, en el último tiempo, ciertos cambios en las prácticas docentes y en la de lxs docentes en formación, tendientes a revertir y cuestionar ese devenir. La agenda social, sobre todo desde el 2015 con el primer Ni una menos, en adelante, contribuyó a su vez a remover y desedimentar esa impronta androcéntrica, tan enquistada en el código disciplinar de la historia.