BECAS
FERNÁNDEZ Agustina
capítulos de libros
Título:
Metabolitos secundarios de Cannabis sativa. Desarrollo de plataformas micro/nanotecnológicas para liberación controlada
Autor/es:
LUISA FRANCHI; LUCIANA MENTASTI; LUCIANO PROTTI COSENZA; ALEXANDER AGUILA WHARTON; AGUSTINA FERNÁNDEZ; GASTÓN BARRETO
Libro:
Jornadas I+D Bonaerenses 2022: Relatorías de Investigación y Desarrollo.
Editorial:
Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires, 2023
Referencias:
Lugar: La Plata ; Año: 2023; p. 31 - 44
Resumen:
La planta de Cannabis sativa L. pertenece a la familia Cannabaceae (Magnoliopsida, Urticales). Desde la antigüedad la humanidad la ha cultivado y utilizado por su valor terapéutico y nutricional (Caplan et al., 2017), sus propiedades psicoactivas, como fuente de fibras (Chandra et al., 2017) y con fines espirituales (Small, 2018). Contiene más de 500 compuestos químicos, donde más de 100 se clasifican como cannabinoides, siendo los más abundantes el THC (delta-9-tetrahidrocannabinol), el CBD (cannabidiol); además de flavonoides y los terpenos (Bouso, 2017; Kopustinskiene et al., 2022; Pagano et al., 2022). Estos compuestos orgánicos se vuelven bioquímicamente activos tras la inhalación, digestión o absorción a través de la piel, siendo en su mayoría, los cannabinoides (Rasera et al., 2021) Desde un punto de vista químico se han definido 3 tipos de plantas, en relación de la concentración de los principales cannabinoides: relación THC/CBD alta (superior a 1) que es psicoactivo; relación THC/ CBD media (cercana a 1) que tiene una baja actividad psicoactiva; y el tercer tipo, que tiene < 0,3% de THC y se caracteriza por una baja proporción de THC/CBD, que no es psicoactivo y se utiliza para fabricar fibra y aceites. Otros cannabinoides presentes en la planta son el cannabinol (CBN), cannabiciclol (CBL), cannabicromeno (CBC), cannabigerol (CBG), monometileter del cannabigerol (CBGN), cannabielsoina (CBE), cannabitriol (CBT), cannabinodiol (CBND), dehidrocannabifurano, cannabicitrano, cannabiripsol que aparecen en concentraciones diferentes según la variedad de C. sativa. Estas sustancias son biosintetizadas en su forma ácida (CBGA, THCA, CBDA, etc) y pueden sufrir procesos de descarboxilación conduciendo a sus formas neutras (Ramos Atance & Fernández Ruiz, 2000b; Wallace, 2005; Pinar-Sueiro et al., 2011; Citti et al., 2018; Kopustinskiene et al., 2022; Pagano et al., 2022). Todas las plantas de la especie producen compuestos activos, pero cada variedad produce diferentes concentraciones y proporciones. Este hecho no solo depende de la base genética, sino también de las condiciones de crecimiento y cultivo, manifestándose distintos quimiotipos (Lewis et al., 2018). Cada quimiotipo contiene concentraciones variables de cannabinoides, terpenos, sesquiterpenos, entre otros componentes (Rabgay et al. 2019; Pascual et al., 2018 y Pisanti et al., 2017). Alguna de estas moléculas bioactivas son beneficiosas para un amplio rango de condiciones clínicas, incluyendo dolor, inflamación, epilepsia, trastornos del sueño, los síntomas de esclerosis múltiple, anorexia, esquizofrenia y otras afecciones (Whiting et al., 2015; National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine, 2017), gracias al descubrimiento conjunto de un sistema cannabinoide endógeno o sistema endocannabinoide, que mantiene un equilibrio molecular, biológico y fisiológico, y a los receptores de cannabinoides localizados principalmente en el sistema nervioso central, sistema inmune y sistema nervioso periferico (Bouso, 2017; Kopustinskiene et al., 2022; Pagano et al., 2022).