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Residente en París desde 1962 hasta su muerte, Copi (Raúl Natalio Damonte) tuvo una efímera actividad como artista visual en la ciudad-luz. Su labor como dibujante humorístico primero y más tarde como teatrista y escritor le deparó, en cambio, su consagración artística. Pero si bien su obra narrativa y dramática viene siendo estudiada, poco se ha dicho sobre sus historietas. De una visualidad menos exacerbada y radical que la de sus obras de teatro, sus tiras tuvieron una difusión más amplia e interpelaron ?desde un dislate por momentos corrosivo? a los sectores medios que se expandían a ambos lados del océano atlántico. En 1964 Copi creó para un renovado periódico de izquierda, Le Nouvel Observateur, el personaje que lo hizo conocido en Francia, La mujer sentada. Concebida para el público urbano y masivo de la prensa modernizada de los años ?60, la tira de Copi tuvo ciertos puntos en común con Mafalda, por ejemplo, que también fue publicada por primera vez en 1964. El carácter nacional de la obra de Copi resulta, por lo menos, ambiguo. Sin embargo, los estudios locales tienden a mencionar sus recorridos geográficos de modo biográfico y a tratarlo como un autor argentino sin problematizar el uso particular que hizo de la lengua francesa en su producción tanto escrita como teatral y humorística, ni considerar la capacidad de sus tiras de interpelar a públicos de nacionalidades distintas. Este artículo aborda precisamente esta suerte de vaivén geográfico y lingüístico, o la estética trans de Copi ?tal como propone Daniel Link? puesto que forma parte del corazón de su variada producción. Esto sin soslayar las especificidades del humor gráfico y las de su circulación, pero tampoco fenómenos culturales más amplios de los años sesenta como la internacionalización de la cultura urbana y difuminación de los límites del campo artístico.

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