“Cinco años del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires”

TALÍA BERMEJO, ISABEL PLANTE

Arteamérica

Casa de las Américas

Lugar: La Habana; Año: 2006 p. 1 - 7

“Antonio Berni, Frida Kahlo, Emilio Pettoruti, Antonio Seguí y Xul Solar se mudan a tu barrio”. Así lo informaban cinco años atrás los afiches adheridos en la empalizada del predio en construcción sobre la avenida Figueroa Alcorta que iba a alojar la colección de Eduardo F. Costantini. El tono publicitario del anuncio era acorde con el perfil mediático adquirido por este hombre de negocios y su colección durante los años previos a la creación del museo. Según los diarios del 20 de septiembre de 2001, día de la inauguración del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), el encargado de cortar la cinta de apertura fue el entonces presidente de la Argentina, Fernando de la Rua. Unas 3000 personas asistieron al cocktail de inauguración que tuvo una vasta cobertura de prensa. Entre los globos y la multitud, se reconocían ‘estrellas’ locales de la televisión y la cultura como Teresa Calandra, Marcela Tinayre o Guillermo Kuitca. El acontecimiento no era menor. Se trataba no sólo de un museo nuevo en el barrio más chic de Buenos Aires, sino también de la apertura al público de una colección largamente promocionada cuyas grandes figuras vendrían, finalmente, a habitar el mismo barrio que todos, el de la arena pública. Proyectado por la Fundación Eduardo F. Costantini, el Malba abría sus puertas bajo la forma de una institución privada sin fines de lucro y con un conjunto de más de doscientas obras de artistas latinoamericanos modernos y contemporáneos como patrimonio fundacional. Las características de la colección, que comentaremos más adelante, y las de las condiciones de exhibición de la misma, cuya superioridad saltaba a la vista con sólo recorrer las salas de cualquier museo público, no sólo dejaron boquiabiertos a los espectadores desprevenidos, también dispararon la reflexión desde la academia.