CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

Desde finales de la década de 1970 el neoliberalismo ha sido interpretado como una doctrina económica cuyo propósito consiste en achicar el Estado y restringir derechos sociales. Sin desconocer esta caracterización destinada a alimentar las políticas económicas de gobiernos de diversas geografías, el presente trabajo parte de un punto de vista distinto. Entendemos al neoliberalismo no sólo como un programa económico o una ideología basada en él, sino, principalmente, como un arte de gobierno y un proyecto civilizatorio. Desde esta perspectiva, su eficacia depende de su capacidad de producir relaciones sociales, modos de sentir y de pensar. Más aún, las primeras preocupaciones que inquietaron a quienes confluyeron en el Coloquio Walter Lippmann estaban relacionadas con la conducción de las masas arrojadas por las democracias al escenario político de comienzos del siglo XX. Es decir, cómo captar el deseo, cómo persuadir a estas multitudes sin depender de las instituciones estatales, de los políticos tradicionales ni de sus partidos. Concretamente, el objetivo de esta ponencia consiste en rastrear en los textos de Lippmann y Mises la centralidad adquirida por los sentimientos dentro de la racionalidad política neoliberal.