CIFICEN   24414
CENTRO DE INVESTIGACIONES EN FISICA E INGENIERIA DEL CENTRO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Educar para la democratización del conocimiento científico y tecnológico
Autor/es:
ECHEGARAY, ANA LAURA
Lugar:
Tandil
Reunión:
Otro; III Coloquio Programa de Investigación sobre Teoría Crítica de Educación; 2015
Institución organizadora:
UNICEN
Resumen:
En la actualidad desde numerosos sectores se insiste en la necesidad de democratizar el conocimiento científico y tecnológico. Esta consigna suele asociarse a la alfabetización científica y tecnológica, entendida como un conjunto de saberes en y sobre ciencia y tecnología que, en su tesis democrática (Fensham, 2002, en Gil Pérez et al., 2005), supone que permitirá a los ciudadanos participar de decisiones en torno a problemas científicos y tecnológicos que involucren a la sociedad en su conjunto.Esta postura fue tomando matices diversos de acuerdo a quién la promoviera y a su vez se fue modificando en el tiempo, pero se centra principalmente en los saberes mínimos que un ciudadano debería aprender para poder fundamentar sus decisiones en una sociedad democrática. UNESCO ha sido un actor fundamental en la promoción de la alfabetización científica y tecnológica, desde la época de la Guerra Fría, hasta los programas de Ciencia para Todos que se implementan en la actualidad. En la década del ´60 se produjeron profundos cambios en la educación científica y tecnológica de los EEUU, que luego fueron implementados, bajo las consignas del desarrollismo, en América Latina. Una de las grandes transformaciones fue la de analizar la educación científica y tecnológica desde las categorías de formal y no formal. De este modo las acciones educativas que quedaban por fuera de la escuela pasaron a ser también parte del proceso. La fundación del museo interactivo de ciencia ?Exploratorium? en San Francisco, fue uno de los pilares de la educación no formal en el área, ya que se consolidó como referente a nivel mundial. Siendo aún hoy el más grande del mundo, se ha caracterizado por generar un gran volumen de dispositivos interactivos que muestran fenómenos físicos, y que a su vez son fácilmente reproducibles en otros ámbitos. Tal es así que, los primeros museos interactivos de ciencia que surgieron en la región, en la década del ´80, se construyeron tomando al Exploratorium como referencia. Dichos museos formaron parte de una de una corriente que se proponía democratizar el conocimiento científico y tecnológico, intentando mostrarlo como divertido y accesible, para facilitar su comprensión. Desde sus orígenes, en la exposición pública del conocimiento se puede detectar un carácter promocional, ya que se mostraban experiencias de modo espectacular, para seducir a los públicos y lograr su legitimación ante la sociedad (Daza & Arboleda, 2007). Así como en el siglo XVII la finalidad era conseguir mecenazgos, en épocas de posguerra se pretendía modificar la imagen social de la ciencia luego de la conmoción originada por las bombas atómicas, y que prosiguió con la guerra química. Hoy en día, en América Latina, el carácter promocional está más ligado a las opciones de desarrollo, con la finalidad no solo de legitimar el financiamiento, sino también de despertar vocaciones científicas. Mostrar la ciencia y la tecnología como divertidas, neutrales y benéficas, descontextualizándolas, parece alejar las intenciones de democratizar el conocimiento. De esta manera los debates en torno a la democratización de la ciencia y la tecnología a menudo se centran en los saberes y su transmisión, anulando cualquier discusión sobre los aspectos políticos.Actualmente el conocimiento científico-tecnológico se entreteje en las sociedades, y resulta dificultoso encontrar los límites. La tecnología está constituida socialmente y la sociedad está constituida tecnológicamente, formando un ?tejido sin costura? que abarca aspectos económicos y políticos (Hughes, 1986, en Franco Avellaneda, 2013). Desde los medicamentos hasta los alimentos y los modos de comunicarnos están constituidos sociotecnológicamente, pero en general, el rol del usuario es pasivo en cuanto a la toma de decisiones. Muchas tecnologías son modificadas todo el tiempo en base a recopilaciones de información sobre los usuarios, pero ¿se puede llamar democratización del conocimiento científico-tecnológico a procesos en los cuales no se plantean instancias de decisión conscientes? El funcionamiento de los dispositivos digitales, la composición de un transgénico, las computadoras utilizadas para el voto electrónico, encierran conocimientos tan específicos y complejos que actúan como cajas negras. Los ejemplos mencionados son solo algunos de una larga lista que crece exponencialmente, pero sirven para ilustrar en qué medida desconocemos y en qué medida las decisiones quedan fuera de nuestro alcance. La alfabetización científica y tecnológica, entendida como ciertos saberes básicos, sigue siendo necesaria, ya que sin esos conocimientos sería imposible el diálogo, pero no es suficiente. Es necesario repensar cómo se configuran las asimetrías en torno al conocimiento científico y tecnológico, quiénes toman las decisiones y cómo son tomadas y en qué medida la sociedad en su conjunto participa de ellas. Estas cuestiones requieren un posicionamiento explícito, profundamente ético y político, para comenzar a plantear modos de democratizar el conocimiento, ya no como el reparto de algunos saberes, sino como concientización y transformación del mundo en el que vivimos.