INVELEC   23402
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOBRE EL LENGUAJE Y LA CULTURA
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Muerte y resurrección de una lengua. Representaciones del latín en letrados argentinos del siglo XIX
Autor/es:
LUIS MARCELO MARTINO
Lugar:
San Miguel de Tucumán
Reunión:
Congreso; Congreso Internacional Educación y Política en el camino hacia un Nuevo Humanismo; 2019
Institución organizadora:
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán
Resumen:
En el presente trabajo nos proponemos revisar algunas representaciones del latín presentes en escritos auto- y biográficos de intelectuales argentinos del siglo XIX. Nos centraremos concretamente en Mi vida privada que se pasa toda en la República Argentina, de Juan Bautista Alberdi; Autobiografía, de Vicente Fidel López; Mi defensa y Recuerdos de Provincia, de Domingo Faustino Sarmiento, y Estudio sobre las obras y la persona del literato y publicista argentino D. Juan de la Cruz Varela, de Juan María Gutiérrez. La instancia de producción y/o publicación de los textos de nuestro corpus se ubica en la segunda mitad del siglo XIX. Cabe aclarar, no obstante, que las representaciones analizadas están ancladas, en su mayoría, en la primera mitad de dicho siglo, años de formación de los letrados considerados. Esta afirmación no implica desconocimiento de la particular dinámica de la memoria, con sus operaciones de distorsión, recreación y adición a los recuerdos de contenidos del presente.Un concepto clave de nuestro trabajo es el de "lenguas muertas", con sus diferentes matices y connotaciones, algunas de ellas peyorativas. Francisco Rodríguez Adrados (2004) remonta el empleo de esta expresión a 1580, afirmando que estaría testimoniada en los Comentarios a Garcilaso de Fernando de Herrera, quien apela al término "reliquias" para referirse a estas lenguas. Por otra parte, el Diccionario de Autoridades (1726) recoge la ya entonces tradicional distinción entre las lenguas muertas y las vivas, remitiéndose a la inmutabilidad y ausencia de un uso común o cotidiano de las primeras. Claude Hagège (2002), a su vez, apela al conocimiento establecido y aceptado socialmente para definir las "lenguas muertas" por la inexistencia de hablantes o usuarios. Sin embargo, este último autor relativiza esta definición y sostiene que, al ser el latín y el griego lenguas que todavía se enseñan en algunas instituciones del sistema educativo, tendrían una suerte de continuidad simbólica.Debemos tener en cuenta que la categoría de "lenguas muertas" surge como resultado de dos procesos que se registran simultáneamente en el Renacimiento europeo: uno de consolidación de las lenguas romances y otro de fijación del latín en el estadio clásico. Esta dialéctica entre "lenguas muertas" y "vivas" entronca directamente con la llamada "querella de antiguos y modernos". En los letrados argentinos analizados en nuestro trabajo se verifican distintas posturas frente al latín: su rechazo por considerarlo un "idioma muerto", en las palabras despectivas de Alberdi; la oscilación entre valorarlo por su utilidad como dispositivo de aprendizaje de otras lenguas y descartarlo por la inutilidad de su estudio, presente en Sarmiento; la evocación placentera de López de su aprendizaje; la consideración de Gutiérrez como una "lengua perfectísima". En el presente trabajo, contexualizaremos debidamente y analizaremos dichas posturas, poniéndolas en diálogo.