INVESTIGADORES
CUARTEROLO Andrea Laura
capítulos de libros
Título:
Educación y fascinación mórbida: el cine quirúrgico en la Argentina de principios del siglo XX
Autor/es:
ANDREA CUARTEROLO
Libro:
Imaginarios en el cine chileno y latinoamericano
Editorial:
LOM/ Cineteca Nacional de Cine
Referencias:
Lugar: Santiago; Año: 2018; p. 209 - 222
Resumen:
La emergencia del cine en la Argentina estuvo estrechamente vinculada a la educación y fueron los médicos, imbuidos de un espíritu positivista que se instaló fuertemente en el contexto de la cultura finisecular vernácula, los que primero comprendieron la utilidad pedagógica del nuevo medio. No es casual entonces que la película más antigua que hoy se conserva en el país sea justamente una película médica. El film en cuestión, titulado Operaciones del Doctor Posadas, es básicamente un registro documental de dos intervenciones quirúrgicas realizadas por el cirujano argentino Alejandro Posadas hacia 1899.  Lejos de ser un ejemplo aislado, este fue el primer exponente de un cine quirúrgico que tuvo una sostenida continuidad a nivel local durante las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, este tipo de films que -por las dificultades propias del rodaje- ponía frecuentemente en riesgo la misma labor médica en pos del afán educativo, involuntariamente se convirtió también en un redituable espectáculo, trascendiendo los limitados círculos de especialistas para el que había sido inicialmente concebido e integrándose sin conflictos a los catálogos de actualidades que nutrieron las primeras proyecciones públicas del cinematógrafo. A partir de un recorrido por algunas de las principales películas de esta temática producidas en el país durante el período silente, intentaremos mostrar que, así como el cine se convirtió en una parte fundamental del mundo médico-científico de la época, la ciencia fue un componente integral de la industria del entretenimiento desde los mismos orígenes del medio. Ubicaremos estas películas en el marco de la estética del cine de atracciones que, como sugiere Tom Gunning (1994), se desarrolló en marcada y conciente oposición a una identificación ortodoxa del placer visual con la contemplación de la belleza. La atracción a lo repulsivo fue frecuentemente racionalizada como apelación a la curiosidad intelectual y el cine no tuvo más que incorporar algunos componentes esenciales de otros divertimentos populares pseudo-científicos de la época para convertirse en uno de ellos. En efecto, la cirugía -todavía en sus albores-; los cuerpos desnudos, fragmentados o deformados -por entonces fuertemente presentes en otros espectáculos masivos como los freak shows, los gabinetes de curiosidades o las exposiciones mundiales-; el accionar del médico a cargo -ubicado entre la ciencia y la magia- fueron algunos de los elementos que volvieron a estos films atractivos para el público masivo. La ambigüedad médico-espectacular presente en el cine quirúrgico de este período permitió que esas imágenes pudieran ser vistas tanto desde un punto de vista educativo como voyeurístico y que el médico a cargo frecuentemente adquiriera un lugar cercano al que luego ocuparían las estrellas cinematográficas. Recurriendo tanto a un análisis inmanente de los films como a una investigación paralela en fuentes hemerográficas de la época pondremos en evidencia el carácter híbrido de estas películas hoy frecuentemente olvidadas tanto por la historia de la ciencia como la del cine.