La muerte ilustre. Fotografía mortuoria de personajes públicos en el Río de la Plata

ANDREA CUARTEROLO

Imagen de la muerte

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Lugar: Lima; Año: 2007; p. 83 - 104

La fotografía de difuntos fue una práctica común desde la aparición del daguerrotipo, a mediados del siglo XIX, hasta bien entrado nuestro siglo. Estas fotografías constituían el único medio posible para conservar la imagen del ser querido, en una época en que no todo el mundo había tenido la oportunidad de retratarse antes del último viaje. Sin embargo, mientras la fotografía de difuntos en el ámbito privado desapareció como práctica hacia la tercera década del siglo XX, la fotografía post mortem de personajes ilustres se multiplicó y hoy es moneda corriente en los medios masivos de comunicación. Una explicación tentadora para este fenómeno es que las imágenes mortuorias de personajes públicos, al ser encargadas a fotógrafos prestigiosos o de firmas de renombre eran estéticamente más cuidadas y de mayor valor artístico que las imágenes de individuos desconocidos y por lo tanto pudieron sobrevivir como género al ser más potables para la sensibilidad del público contemporáneo. No obstante, las imágenes de personajes públicos son de hecho, en la mayoría de los casos, más crudas y más directas que la de individuos anónimos, en gran parte porque la puesta en escena que encontramos en gran parte de la iconografía mortuoria privada ha desaparecido o está muy atenuada en estas fotografías. Este trabajo intentará explicar el por qué de esta aparente paradoja centrándose en dos aspectos fundamentales del fenómeno: las similitudes y diferencias estéticas entre las fotografías mortuorias de personajes públicos, y las de individuos anónimos y los procesos receptivos de ambos tipos de imágenes junto con los usos para los cuales fueron inicialmente concebidas.