INVESTIGADORES
SUAREZ Marcela Alejandra
capítulos de libros
Título:
Extat scutum istud: la evidentia y el discurso epidíctico en la Laudatio prima del P. Peramás
Autor/es:
SUÁREZ, MARCELA A.
Libro:
El libro en el Protopaís
Editorial:
Biblioteca Nacional
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2004; p. 1 - 10
Resumen:
Al referirse a la práctica de los discursos en los dominios de España, durante la época colonial, Acomazzi (1961:109) afirma: “se había hecho tradicional la celebración de fastuosas honras fúnebres en ocasión de la muerte de los grandes dignatarios civiles, eclesiásticos, príncipes, virreyes, capitanes generales, prelados; para guardar la memoria de tales acontecimientos, se imprimían en un volumen apropiado tanto el historial de los actos, como las oraciones fúnebres y los versos de ocasión que figuraban generalmente en el monumento o pira levantados al efecto.” El 2 de febrero de 1703 muere en Córdoba Ignacio Duarte y Quirós , el fundador del Colegio Real de Monserrat. A partir de este momento, los alumnos recuerdan su muerte con una laudatio pronunciada junto a su tumba, mientras contemplan el escudo de familia, tal como se lee en la Laudatio Prima:Atque haec eadem causa est, cur in anniversaria laudatione Duartii scutum istud gentilitium consuevit ibi, ubi illud videtis, pro tumulo collocari. En 1766 la imprenta de Monserrat publica las Laudationes Quinque, cinco elogios escritos en latín y concebidos a la manera ciceroniana, que forman parte del grandioso homenaje tributado a Duarte y Quirós, reconocido por sus virtudes y nobleza. Durante mucho tiempo se creyó que el autor de las alabanzas era Bernabé Echenique, según figura en la dedicatoria: COLLEGIO REGIO MONSSERRATENSI BARNABAS ECHANIQUIUS FELICITATEM. Bernabé Echenique, nieto de Juan Echenique, gran protector del Colegio, pertenece a una familia influyente y poderosa dentro de los círculos sociales y políticos de aquella época. Hoy, sin embargo, sabemos sobre la base de testimonios contundentes, que el autor es el P.José Peramás, orador y profesor de retórica en Córdoba desde 1760, quien omitió su nombre a partir de una táctica frecuente entre los jesuitas. Gracias a las Laudationes Quinque, un discurso de alto valor literario, Peramás, considerado el más grande humanista de la época colonial,  obtiene un lugar entre los más destacados oradores neolatinos. El corte clásico de la obra revela que el jesuita es un consumado maestro del ars dicendi. De ahí que sepa aprovechar magistralmente los recursos que la elocuencia y la retórica ponen a su disposición, a pesar de haber escrito en un mundo alejado de Roma, como él mismo declara en el prologus, apelando al tópico de la falsa modestia: Et cum latinum minus aliquid deprehenderis, reprehende, licet: at cogita, me haec ab Urbe Roma, id est, matre eloquentiae latinae, infinitis propemodum distantem spatiis, & in Orbe Novo, non Ciceroni cognito, non Terentio, aut Caesari scripsisse. En el prólogo el lector es advertido acerca de la necesidad de leer todos los elogios antes de emitir un juicio, pues en cada uno de ellos se desarrolla un determinado aspecto de la personalidad de Duarte: la nobleza de sus antepasados y sus virtudes privadas (Laudatio prima), su amor al estudio (Laudatio secunda), su amor a la juventud (Laudatio tertia), sus virtudes (Laudatio quarta). En la Laudatio quinta, precedida por un nuevo monitum al lector (Lectori), se une el elogio de Duarte con la alabanza y la recomendación de los colegios americanos para jóvenes. En esta ocasión nos detendremos en la Laudatio Prima con el objetivo de analizar la figura de la evidentia y su relación con el discurso epidíctico.