INVESTIGADORES
JACINTO Claudia Gabriela
congresos y reuniones científicas
Título:
Reflexiones sobre las rupturas y puentes entre los jóvenes y el trabajo en Argentina
Autor/es:
CLAUDIA JACINTO
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Simposio; Primer Encuentro: "La educación para adolescentes: un debate imprescindible"; 2004
Institución organizadora:
Universidad de Tres de Febrero / Fundación Noble / Unicef
Resumen:
La ponencia analizó los procesos implicados en la deteriorada inserción de los jóvenes en el mercado de trabajo a partir  de datos de EPH, como marco para reflexionar sobre la relación entre educación secundaria y formación para el trabajo sobre la base de nuestras investigaciones de los últimos años. En el marco del deterioro general, se ha producido una aguda polarización de las oportunidades laborales de los jóvenes. Los jóvenes en situación de pobreza y/o niveles educativos más bajos se ven compelidos a trabajos informales y ocasionales, en el extremo más deteriorado del circuito laboral, donde acceden a empleos “no calificantes” ya que en ellos las posibilidades de aprendizaje en el trabajo son escasas. Actualmente, el perfil de su inserción se presenta como un “entrar y salir” permanente del mercado laboral, con una fuerte rotación e inestabilidad, principalmente debido al tipo de empleo y remuneración. Los jóvenes, por lo general, tienen acceso a empleos inestables, sin protección laboral y con bajos salarios, aun cuando se inserten en el sector formal de la economía. Los que completan la educación media llegan a ingresar al circuito de “nuevos empleos jóvenes” (cadenas de fast food, alquiler de videos, cines, vendedores de centros comerciales) dentro del sector formal, pero igualmente con bajos salarios y contratación precaria. Aquellos más educados, dependiendo también de su capital cultural y social, pueden aspirar a obtener puestos de mayor calidad, mejor remunerados y con mejores condiciones de trabajo, pero muchas veces igualmente transitorios. Esta segmentación laboral refleja también la discriminación que sufren los más pobres para acceder al trabajo, especialmente a los de mayor calidad, ya que los mecanismos de selección no sólo tienen en cuenta su nivel de escolaridad formal o sus títulos sino la escuela de la que se provienen, el aspecto físico, las actitudes, el lenguaje, el lugar de residencia. A ello se suma que a muchos de los trabajos disponibles se llega a través de redes de relaciones sociales, que para esta población son bien escasas.  Hay algunos jóvenes para los que completar la escuela media significa acceder a empleos de una cierta calidad, hay otros jóvenes para los que el título no significa más que permanecer en puestos de muy bajo nivel de calificación. Obviamente son los pobres, aquellos que protagonizan la expansión de la escuela media, quienes menos rédito sacan de haber pasado por la escuela media. Entonces, cabe preguntarse ¿sirve la educación media para acceder a empleos de calidad? Quienes egresaron tienen niveles de desempleo similares a quienes no lo hicieron, pero hay sin embargo algunas diferencias, por ejemplo respecto a la calidad de los empleos: los jóvenes que no terminaron la escuela media tienden más a estar en empleos precarios, en changas, en trabajos no formales, que los jóvenes que terminaron la escuela media. Los jóvenes que terminaron la escuela media tienen también un piso salarial un poco más alto, es decir que terminar la escuela media suele permitir el acceso a condiciones de empleo mejores que quienes no lo hicieron. Respecto al interrogante de qué significa educar para el trabajo,  debe sostenerse que la función principal de la escuela es formar para la vida, no solo para el trabajo.  Las ocupaciones cambian, desaparecen y aparecen otras nuevas, tenemos muchos márgenes de incertidumbre acerca de la evolución futura de los mercados de trabajo, esta cuestión de la adecuación o inadecuación es correr detrás de una previsión muy difícil de realizar. Pero además hoy comprendemos que formar para el trabajo no es formar para un trabajo específico, sino formar en un sentido mucho más polivalente. No se trata de formar para un determinado empleo ni de ver si la educación se ajusta a un empleo en particular. Debemos plantear esto en términos mucho mas amplios y complejos: ¿Cómo aportar desde la educación a la inserción social y también laboral de jóvenes que tienen 50 años de vida productiva por delante? En síntesis, la educación no crea trabajo. Y que si el mercado de trabajo no da oportunidades la educación se ve muy limitada en su campo de acción. Sin embargo, la deuda educativa también es enorme. Según el censo de 2001 hoy 52%% de los jóvenes entre 20 y 29 años no terminó la secundaria, la deuda educativa.