IMIBIO-SL   20937
INSTITUTO MULTIDISCIPLINARIO DE INVESTIGACIONES BIOLOGICAS DE SAN LUIS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
RECOMENDACIONES NUTRICIONALES Y CRONOBIOLOGICAS PARA LA PREVENCION DE LA OBESIDAD JUVENIL
Autor/es:
ALFONSO JAVIER; LEDESMA CARINA; NAVIGATORE FONZO LORENA; CASTRO, ANDREA; LOPEZ MARIANA; MAZAFERRO PAULA; CORIA LUCERO; ANZULOVICH, ANA C.
Lugar:
San Luis
Reunión:
Jornada; XXVII Jornadas Cuidemos Nuestro Mundo; 2019
Resumen:
La obesidad se define como el exceso de adiposidad corporal, debido a un desequilibrio energético ocasionado por una alta ingesta de energía y un bajo gasto calórico. Su prevalencia se ha incrementado en las últimas décadas y fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS., 2006) como la epidemia del siglo XXI, constituyendo un serio problema en la salud pública mundial. En nuestro país, según la Encuesta Mundial de Salud Escolar (2012), en los últimos cinco años, se observó un aumentó en el exceso de peso del 24,5% al 28,6% en el grupo de adolescentes de 13 a 15 años. La provincia de San Luis no es ajena a esta realidad, ya que según un informe, recientemente elaborado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) y el Movimiento Barrios de Pie durante el primer semestre del 2018, reveló que el 39,8% de los adolescentes de 10 a 19 años presentaban problemas nutricionales de los cuales el 18,2% tenían sobrepeso y el 19, 3% eran obesos. Los adolescentes relevados asistían a merenderos, comedores, clubes y espacios comunitarios, ubicados en distintos barrios en situación de alta vulnerabilidad socio-sanitaria de la capital puntana y Juana Koslay (el chorrillero on line).La alta prevalencia de la obesidad podría ser el resultado de cambios culturales y ambientales relacionados con la inactividad física y el aumento de las ?conductas obesogénicas? como, la disminución de la alimentación natural, el consumo de grasas hidrogenadas, hidratos de carbono refinados, gaseosas y jugos artificiales azucarados (Popkin.,1998). La obesidad infanto-juvenil tiene consecuencias físicas y psicológicas para la salud, siendo un factor predictivo importante de la obesidad en la edad adulta, además de predisponer al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2, entre otros trastornos (Lobstein y col., 2006; Copeland y col., 2011). Los procesos fisiológicos, bioquímicos y metabólicos exhiben una clara organización temporal que se manifiesta en los ritmos biológicos. Aquellos ritmos que presentan una periodicidad cercana a las 24 horas son conocidos como circadianos (del Latín ?circa?:cerca, ?diem?:día). En mamíferos los ritmos circadianos son controlados por el reloj maestro localizado en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, quien es responsable de la generación y mantenimiento de dichos ritmos en todo el cuerpo (Schibler y Sassone-Corsi., 2002). La alternancia luz-oscuridad ambiental entrena a este reloj maestro, ajustándolo a un ciclo de 24hs, éste domina los ciclos de sueño-vigilia, la temperatura corporal y la secreción de melatonina. Mientras que los ciclos de ayuno-alimentación entrenan los relojes periféricos, los cuales controlan los procesos fisiológicos como el metabolismo de glucosa, de lípidos, la secreción hormonal, la respuesta inmune entre otros (Tahara y col., 2013; Richards y Gumz., 2012). Además el reloj central sincroniza a los relojes periféricos presentes en el resto de órganos y tejidos del organismo, a través de señales nerviosas y humorales. La sincronización de muchos procesos metabólicos representa una estrategia adaptativa para optimizar el balance energético, de allí que la disrupción de los mismos puede conducir al desarrollo de obesidad (la Fleur y col., 2001). Recientes investigaciones demostraron que además del horario de las comidas, su composición podría ser un factor clave que contribuye, según el caso, a la sincronización o disrupción del reloj circadiano. Así una dieta rica en grasas, o con alto contenido de sodio, como también el consumo de cafeína altera los ritmos de alimentación lo que ocasiona cambios a nivel de los ritmos biológicos. (Oike y col., 2010 y 2011; Pendergast y col., 2013). Estos hallazgos indican que tanto el reloj central como los relojes periféricos pueden ser afectados por el consumo de cierta clase de alimentos. Además, ha sido demostrado que el tiempo de alimentación incrementa el riesgo de desarrollar obesidad, como también saltear el desayuno diario (Wang y col., 2013; Alexander y col., 2009). La obesidad en sí misma es un factor de riesgo de otras patologías, como diabetes, enfermedad cardiovascular y dislipidemias por lo cual la implementación de actividades de prevención y promoción debe iniciarse en edades tempranas. Considerando el incremento en la prevalencia del sobrepeso y la obesidad reportado en adolescentes de la ciudad de San Luis, y particularmente en la escuela generativa "Academia Auriazul" donde se desarrollará la propuesta, es necesario considerar que la prevención es fundamental dado que muchos de los factores modificables, no genéticos, como los hábitos alimentarios y la falta de actividad física pueden ser prevenidos o minimizados. Actualmente, los niños, y adolescentes están expuestos a una amplia oferta de alimentos de alto contenido calórico y bajo valor nutricional en las escuelas, ello sumado al aumento de actividades sedentarias durante los recreos favorece el desarrollo de la obesidad. Por otro lado considerando que la desincronización de los ritmos metabólicos promueve el desarrollo de esta patología es importante conocer los alimentos que la causan para evitar su consumo como conocer la hora cronobiológica más adecuada para realizar actividad física en consonancia con el reloj biológico endógeno. Por ello es fundamental implementar acciones preventivas para el desarrollo de la obesidad considerando aspectos nutricionales y cronobiológicos.