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La crisis energética se mantiene latente en los últimos años y en crecimiento. Esto provoca recortes energéticos en las empresas e industrias que se pueden expandir a los sectores residenciales. La arquitectura sustentable se apoya sobre la base de disminuir el impacto que producen los edificios sobre el medio ambiente. El uso de la energía solar disponible por medio de sistemas solares pasivos y la conservación de la energía ofrecen una opción que de utilizarla convenientemente, permitiría ahorrar un porcentaje del 70 al 80 % del consumo del mismo edificio si hubiera sido construido en forma tradicional. En el presente trabajo se presenta la posibilidad de utilizar un muro de quincha como muro acumulador, haciendo hincapié en el aporte radiante que éste puede otorgar al espacio interior interviniendo en las condiciones de confort del mismo. En climas como el de la ciudad de Mendoza, en la estación de calefacción es posible el almacenamiento del exceso energético ganado por la energía solar. La inercia térmica de un muro es utilizada para almacenar este exceso y el calentamiento se produce suavemente para ser entregado posteriormente al interior del edificio. La contaminación ambiental tiene al sector residencial como responsable de más del 40% de las emisiones de dióxido de carbono(CO2). La mayor parte de la energía de base térmica es destinada a calefacción. Realizando conservación de energía se logra: minimizar durante el invierno, las perdidas de calor, desde el interior hacia el exterior del edificio a traves de los elementos que conforman la envolvente, techos, muros, ventanas. Para lograr la conservación de la Energía en los edificios se debe obstaculizar el intercambio interior-exterior. Esto se logra con la aislación térmica. Se analiza las ventajas de la incorporación de aislación térmica desde el punto de vista térmico, técnico y económico a la luz de las normas IRAM.