Inclusion Educativa

CARLOS SKLIAR

Bogotá

Conferencia; V Ciclo de Conferencias Facultad de Educación de la Universidad Pedagógica Nacional.; 2022

Universidad Pedagógica Nacional

De lo que se trata aquí no es tanto de la mirada propia, de la que se apropia o de la que se dice o se busca que sea una mirada apropiada, sino de quien mira o, incluso, si la cuestión es saber y poder mirar simplemente, o cómo abrir los ojos y mirar hacia aquello definido como exterioridad de uno mismo para disolver de una vez los atributos que el mundo insiste en considerar virtuosos o sospechosos; abrir los ojos con la voluntad de una sabiduría imprecisa, y por lo tanto artística o artesanal, en que no se note tanto el punto de vista de una autoría que se subraya a sí misma, que se vanagloria de la distancia y de la precisión, sino la de apreciar espacios y tiempos de otros. En la superficie de la mirada, nace esta humilde suposición: la escena es dolorosa, trágica, visceralmente enojosa, crítica, enfermiza, destructiva, injusta, desigual, provoca a la vez ira, desconsuelo, indiferencia, abusos, tutelaje, proteccionismo, deseos de salvación, conmiseración, desesperación, toma de conciencia, encogimiento de hombros. Sin embargo, no hay aquí una opción por la compasión hacia la debilidad ni por la abnegación como virtud propia, tal como pareció y parece operar en el cristianismo, y como ya lo señalara Nietzsche (2014: 15): “con la compasión, la vida es negada y se hace más digna de ser negada; la compasión es la práctica del nihilismo”.