CICYTTP   12500
CENTRO DE INVESTIGACION CIENTIFICA Y DE TRANSFERENCIA TECNOLOGICA A LA PRODUCCION
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
PERCEPCIÓN DEL RIESGO DE DENGUE EN UNA CIUDAD DE ENTRE RÍOS
Autor/es:
ZAPATA, CINTIA V.; MAROLI, MALENA; BURRONI, NORA EDITH
Lugar:
Rosario
Reunión:
Encuentro; PRIMER ENCUENTRO VIRTUAL DE DIVULGACIÓN Y COMUNICACIÓN DE CIENCIAS VETERINARIAS 2020; 2020
Institución organizadora:
FCV-UNR (modalidad virtual)
Resumen:
Aedes aegypti (Diptera, Culicidae) es el principal vector de dengue, Zika y chikungunya. Este mosquito es altamente doméstico y tiene preferencia por los humanos al picar. De este modo, cuanto más urbanizado sea el ambiente, mayor es su abundancia. El conocimiento de las personas sobre la biología de A. aegypti suele variar entre zonas, regiones y ciudades, pero siempre forma parte de la construcción de la idea de riesgo de contraer las enfermedades transmitidas por este mosquito; y el conocimiento constituiría un factor importante para que puedan cuidar el hábitat de sus propias viviendas. El dengue es una enfermedad reemergente en Argentina que desde 1998 se presenta en brotes esporádicos y cuyas mayores epidemias sucedieron en 2009, 2016 (de mayor intensidad que la anterior, donde también circularon los virus chikungunya, Zika) y 2019-2020. Esta última superó a la de 2016, con 79.775 casos de dengue notificados en Argentina y 611 casos en la provincia de Entre Ríos (92% autóctonos) hasta fines de mayo de 2020. Los estudios de percepción de riesgo de los habitantes de áreas urbanas son de suma importancia porque pueden proveer información relevante con aplicación en la estructuración de mejores campañas de sensibilización ambiental y prevención de enfermedades, y en programas de prevención y control1. Con este objetivo, en la ciudad de Diamante (Entre Ríos, Argentina) se seleccionaron 100 viviendas al azar y se realizó un cuestionario semiestructurado anónimo (abril de 2015) a un morador por cada vivienda, seleccionando a quien tuviera mayor poder de decisión en el control de ésta, su jardín y patio. En el inicio del encuentro con la vecina o vecino se mostraron larvas y pupas vivas de A. aegypti en un tubo de ensayo, y se le preguntó si alguna vez las habían visto; y en segundo lugar, si podían reconocer a qué insecto pertenecían. Los análisis estadísticos (regresión logística con distribución binomial para la positividad de las viviendas en relación a distintas variables explicativas) y de minería de texto fueron realizados con el software R versión 3.6.32. Las encuestas mostraron que en promedio cada vivienda tenía 3,5 habitantes (rango: 1-14), de los cuales en promedio 2,7 eran adultos (rango: 1-11). Hubo un 76% mujeres y un 24% hombres entrevistados y la edad promedio de éstos fue de 51,5 años (rango: 16-86 años). En el 38% de las entrevistas la persona definió su ocupación como ama de casa; el 17% fueron personas jubiladas, el 12% fueron empleados, el 6% docentes, el 4 % empleadas domésticas, otro 4% estudiantes y el 19% restante tuvo otras ocupaciones. En cuanto al máximo nivel de estudios alcanzados completos, el 29% tuvo el primario, el 24% el secundario, el 5% terciario y el 9% universitario; mientras que el 33% restante cursó estudios de diferentes niveles incompletos. Las personas entrevistadas manifestaron haber obtenido la mayor proporción de información sobre el dengue de la televisión (37,5%), seguida por los folletos y la radio (13% cada uno), la escuela (8,7%), los diarios (8,2%), de sus hijos (como agentes multiplicadores de la información, 7,7%), de afiches colocados en diversos lugares (6,7%) y otros. El 18% afirmó recibir la información antes de la epidemia de 2009, el 32% después de la epidemia; el 16% restante durante los últimos cuatro años (entre 2011 y 2015) y el 23% durante los dos años previos a este estudio (entre cuatro y seis años después de la epidemia de 2009). El 61% de las personas afirmó haber cambiado sus hábitos en el hogar para no tener criaderos de mosquitos en su vivienda. Posteriormente, al preguntarles cómo realizaron esos cambios (en el caso de que la respuesta hubiese sido positiva), las cinco palabras más frecuentes en las respuestas a esta pregunta abierta fueron: ?agua?, ?recipiente?, ?deja?, ?tacho?, ?cambia?. Cuando se preguntó acerca del ciclo de vida de A. aegypti, el 74% de los entrevistados dijo haber visto alguna vez larvas como las que las investigadoras les mostraron, pero sólo el 56% reconoció que se trataba de larvas de mosquitos. El 11% de las viviendas visitadas tuvieron criaderos de A. aegypti. Sin embargo, la presencia de criaderos en las viviendas no se asoció estadísticamente a que los entrevistados hubieran visto ni reconocido a los inmaduros de mosquitos, ni con el nivel alcanzado de estudios (de primario a universitario) ni con que dichos estudios estuviesen completos o no. El 37% de los entrevistados manifestó sentirse en riesgo de contraer dengue (el 63% restante, no). En cuanto a los factores percibidos como de riesgo un 22,5% respondió que a) ?los vecinos son los que acumulan elementos inservibles en sus patios o jardines especialmente al fondo del predio de la vivienda?; b) que ?no se fumiga? (21,3%); c) que ?no puedo ordenar el patio jardín de la casa (17,5%), d) que hay ?yuyos altos? (refiriéndose a vegetación no desmalezada en sitios públicos; 16,3%); e) que ?viene gente enferma?, aclarando que se trata de personas que ingresan a la ciudad enfermas de dengue desde otras regiones o pueblos cercanos (10%); f) por las ?inundaciones del río? (durante estos eventos los recipientes o elementos con agua del río se transformarían en criaderos de A. aegypti; 10%), y g) por el turismo (2,5%). Estos resultados permiten concluir que en la ciudad de Diamante las mujeres amas de casa son la población más expuesta al riesgo de dengue, por encontrarse gran parte del día en la vivienda. Los entrevistados asociaron correctamente y en gran medida el riesgo de dengue a la acumulación de elementos que pudieran constituirse en criaderos de mosquitos; y en menor proporción a la falta de orden en la casa y patio y de desmalezamiento en espacios públicos, y al movimiento de personas que generan el ingreso de casos importados de dengue a la ciudad. Otra gran proporción de entrevistados asoció erróneamente el riesgo de dengue con la falta de fumigación (procedimiento recomendado únicamente en bloqueos ante casos de dengue). En esta ciudad el rol de la televisión como medio de comunicación para difundir información sobre A. aegypti y medidas de prevención del dengue parece ser importante. Que la mayor parte de las personas recibiesen la información después de la epidemia de dengue de 2009 (la más importante vivida hasta el momento en que se realizó este estudio) podría resaltar la necesidad de reforzar las medidas preventivas antes de las epidemias, no sólo una vez que han ocurrido. Por otro lado, la presencia de los criaderos en las casas visitadas, si bien fue baja, no se asoció con el nivel educativo de los entrevistados ni con que hubieran visto y reconocido a los inmaduros de mosquitos. Si bien más de la mitad de las personas entrevistadas pudieron reconocer larvas de mosquitos y también más de la mitad afirmaron haber cambiado sus hábitos en el hogar para no tener criaderos de mosquitos (utilizando muy frecuentemente palabras relacionadas con los criaderos en sus respuestas a esta pregunta), estos conocimientos no serían suficientes para promover las acciones tendientes a la disminución de los potenciales criaderos. En ese sentido, la clave del control del vector y por ende del dengue podría ser trabajar hacia la disminución de la brecha motivacional entre los saberes y las prácticas sustentables de la población para la reducción de los sitios de cría de A. aegypti3.