CADIC   02618
CENTRO AUSTRAL DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
CONDICIONES PALEOAMBIENTALES PARA LA OCUPACION HUMANA EN LA ESTEPA FUEGUINA, EL CASO DE LAGUNA CARMEN Y LAGUNA ARTURO
Autor/es:
FERNÁNDEZ, MARILEN; PONCE, J. FEDERICO; MAIDANA, NORA I.
Lugar:
San Miguel de Tucuman
Reunión:
Congreso; XIX CONGRESO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA ARGENTINA; 2016
Resumen:
El presente trabajo está orientado a aportar información al conocimiento de la evolución y desarrollo de los paleoambientes del norte de Tierra del Fuego, utilizando para ello el análisis de las diatomeas subfósiles. Para tal fin, se analizaron dos testigos sedimentarios recuperados de las lagunas Carmen y Arturo, ubicadas en la estepa fueguina, distantes entre sí aproximadamente 3 km (figura 1). La evidencia arqueológica en las lagunas Carmen y Arturo sugiere la presencia de cazadores recolectores durante el Holoceno, cuando estas lagunas fueron puntos de reunión de animales (guanacos y aves) y, en consecuencia, lugares estratégicos para el asentamiento de estas sociedades (Oría 2012, 2014; Oría et al. 2014). El registro arqueológico en estas lagunas resultó ser diferente en cuanto a la visibilidad y densidad de hallazgos. En la laguna Carmen, una primera prospección en el sector costero permitió registrar tan solo 5 hallazgos aislados (Oría 2012). Sin embargo, en prospecciones realizadas dos años después a lo largo de una huella erosionada que se ubica a 120 m al SO de la costa sur de la laguna, incrementó el número de hallazgos de materiales líticos, lo que cambió la potencialidad de hallar material arqueológico en el área de la laguna, dando cuenta también de los problemas de visibilidad de este registro. De acuerdo con la distribución espacial del material arqueológico (sensu Borrero et al. 1992), se consideró un sitio arqueológico conformado por 49 piezas, dos concentraciones de 6 piezas cada una y 4 hallazgos aislados. En cuanto a las evidencias arqueológicas en laguna Arturo, allí son más numerosas; se relevaron los sitios Arturo 1 (Coronato et al. 2011; Oría 2012) y Arturo 2 (Oría y Salemme 2015) y, además, se registraron 12 hallazgos aislados en la costa actual de la laguna. Es necesario destacar que el conjunto recuperado en Arturo 1 incluye numerosos restos óseos que no pueden ser asignados a la acción humana, por lo que es más factible que tengan un origen tafonómico (Oría et al. 2015). El registro de Arturo 2 está compuesto únicamente por materiales líticos, que dadas sus características permitieron interpretar que en este locus se realizaron actividades de talla lítica (Oría y Salemme 2015). La evaluación de ambos registros plantea una serie de interrogantes vinculados al uso de los ambientes lagunares de la estepa: ¿podrían las distintas conformaciones del registro arqueológico reflejar un uso diferencial de las dos lagunas vinculado posiblemente a factores paleoambientales? O ¿Estarían más vinculadas a problemas de preservación y/o visibilidad del propio registro arqueológico? El agua es uno de los recursos críticos para los asentamientos humanos y para la distribución/concentración de los recursos faunísticos en la estepa fueguina. A partir de los estudios geomorfológicos se reconocieron terrazas lacustres que indican que durante el Holoceno las lagunas tuvieron un mayor tamaño que el actual (Coronato et al. 2012). Estas geoformas son potenciales portadoras de sedimentos con diatomeas, a partir de las cuales se puede realizar una reconstrucción paleoambiental, del mismo modo que testigos sedimentarios de las propias lagunas. Por ello, consideramos que un análisis de diatomeas en las lagunas Arturo y Carmen puede brindar datos sobre la evolución paleohidrológica y aportar información más precisa en cuanto a la evolución de estos ambientes. Para la laguna Carmen se analizó un testigo de 115 cm (LCTF 1). Este testigo contiene escasa cantidad de valvas, con mala preservación y presenta sectores estériles. Las especies más abundantes son Diploneis elliptica, Diploneis sp y Surirella tuberosa. Sobre el testigo analizado también se realizaron estudios de paleomagnetismo y de ostrácodos (Gogorza et al. 2013). En cuanto a la laguna Arturo, el muestreo se realizó cuando la laguna estaba completamente seca, obteniéndose una sección compuesta de 166 cm de sedimento (LATF). En general, este testigo contiene una mayor diversidad de diatomeas, con una mejor preservación de las valvas pero, al igual que en laguna Carmen, presenta sectores estériles. Las especies dominantes fueron Diploneis elliptica, Surirella tuberosa, Epithemia adnata, Staurosirella pinnata, Pseudostaurosira brevistriata, Staurosira aff. venter, y Cyclotella meneghiniana. Los ensambles diatomológicos presentes en los diferentes sectores del testigo indican momentos de estabilidad climática. La comparación de los resultados obtenidos en ambos testigos lacustres sugiere que las características en laguna Arturo son más aptas para el desarrollo de la vida acuática que en laguna Carmen. A través del estudio de diatomeas se infieren momentos en que la laguna fue un cuerpo somero con vegetación acuática; las especies encontradas son afines a ambientes de agua dulce. Sin embargo, también se encontraron algunos sectores con especies que prefieren ambientes salobres. Esta información brinda una interesante vía para evaluar cuán variable pudo ser la oferta de recursos en ambas localidades, tanto en el eje espacial como temporal, y el grado en el cual diferentes entornos lagunares pudieron afectar o influir en los circuitos de movilidad de los grupos cazadores-recolectores en el pasado. En cuanto a los circuitos de movilidad, se piensa en no solo la concentración de fauna sino en que la variación en el nivel de agua de las lagunas pudo brindar el acceso a materia prima lítica, por ejemplo, rodados del fondo (Oría 2015).