MACNBR   00242
MUSEO ARGENTINO DE CIENCIAS NATURALES "BERNARDINO RIVADAVIA"
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Unidos por el mar, separados por el mercado
Autor/es:
MATEO, JOSÉ
Libro:
Pescadores en América Latina y el Caribe: espacio, población, producción y política
Editorial:
UMDI-Sisal, Facultad de Ciencias de la UNAM
Referencias:
Lugar: México; Año: 2011; p. 251 - 284
Resumen:
La República Argentina es un país conocido en el mundo esencialmente por sus cereales y sobre todo por sus carnes vacunas. Estos dos productos son a su vez los componentes fundamentales de la dieta de los argentinos, quienes anualmente no llegan a consumir más de 5 kilogramos per capita de pescado. Sin embargo, y a pesar de este reducido mercado interior, durante el siglo XX la pesca se desarrolló en Argentina, esencialmente en la ciudad de Mar del Plata, hasta superar en ocasiones sus exportaciones pesqueras en volúmenes y en divisas a las exportaciones de carnes. La producción pesquera tiene una serie de problemas endógenos. Los mayores condicionantes, tanto de ésta como de cualquier otra empresa de pesca costera, son la rápida descomposición del producto y la deficiente articulación entre el tiempo de extracción y el tiempo de mercado. En el caso de las pequeñas empresas pesqueras familiares –como las que componen la flota costera marplatense–, ambos elementos generaron una fuerte dependencia de la producción frente al sector comercializador del producto. Esta dependencia, sumó al riesgo propio de la actividad la incertidumbre del proceso de realización económica del producto de la pesca. Al margen de la cantidad de pescado capturado, el pescador sólo puede estimar en cada jornada si su pesca ha sido buena, mala o regular al llegar a puerto y compararla con la de sus colegas. Y tendrá certeza de ello una vez conocida la demanda, que depende de muchos factores (la pesca de días anteriores, la época del año, las posibilidades de transporte y conservación, etc.) Para sobrellevar esta incertidumbre los pescadores han recurrido tradicionalmente a formas asociativas bastante similares al margen de orígenes geográficos o identidades culturales. Éstas han sido y siguen siéndolo organizaciones profesionales, cofradías religiosas, cooperativas o gremios que ocasionalmente administraban la habilitación para pescar. En Mar del Plata, las organizaciones que lograron estos propósitos con mayor éxito fueron la Corporación de Pescadores de Ayuda Mutua, y la Cooperativa Marplatense de Pesca e Industrialización (COOMARPES). Tales cooperativas se diseñaron para proporcionar muchos de los mismos servicios que prestaban los consignatarios –intermediarios entre el pescador y el mercado– en mejores condiciones: un mercado sostenido, precios procedentes por sus capturas, créditos y suministros a tasas y precios razonables, etc. A continuación analizaré el proceso histórico de la cooperación entre los pescadores costeros de Mar del Plata y cómo una actividad altamente competitiva en el mar requiere de la cooperación entre los productores en tierra dada su debilidad frente a la demanda. El adjetivo “artesanal” si entendemos por ésta pesca a aquella que se realiza utilizando simultáneamente diferentes técnicas de pesca sin especie objetivo, cuyos implementos son generalmente producidos por los mismos pescadores, que requiere mínimos niveles de inversión, un bajo nivel de capturas que son vendidas “al pie de la barca” por los propios pescadores o sus familias para el consumo directo (lo que no la hace susceptible de ser considerada una forma de producción industrial) no parece adecuado para definir a la pesca costera argentina de esos años.