INVESTIGADORES
CAPPARELLI Aylen
capítulos de libros
Título:
Kallanka
Autor/es:
04- R. RAFFINO, R. ITURRIZA, D. GOBBO, GARCÍA MONTES V., A. CAPPARELLI, C. DESCHAMPS
Libro:
El Shincal de Quimivil
Editorial:
Sarquís
Referencias:
Lugar: Catamarca; Año: 2004; p. 91 - 106
Resumen:
Frente a un panorama que señala la escasa actividad humana en el interior de las kallankas hasta ahora excavadas científicamente, el 60% de la superficie de la K1 de El Shincal ofrece un registro habitacional pródigo, evidenciado por varios locus de actividades domésticas y artesanales en tiempos inkas. Durante el evento Inka estas actividades se encuentran reflejadas por la importante cantidad de artefactos, recipientes contenedores, adornos y otros enseres usados y descartados; algunos completos, otros luego de su rotura. Hay varios fogones de cocina (tullpa), materiales orgánicos vegetales, como granos y semillas de maíz, algarrobo y porotos, que pudieron ser producto de tareas relacionadas con la elaboración de comidas. Así como maderas usadas como combustibles y otros frutos, como el del pocoto, que o bien pudieron ser utilizados como jabón en el lavado de telas o pudieron ser malezas indicadoras de un cultivo agrícola intensivo (ver capítulo VII). Fueron consumidos diversos animales: camélidos (llamas y alpacas), quirquinchos, peludos, zorro, pichi llorón, cuis, pericotes (rata de campo), maras (liebre patagónica o también conocida como conejo de palo), suri (tanto material óseo como huevos); se exhumaron además moluscos bivalvos, restos de pescado y varios fragmentos indeterminados de aves. En el interior de la K1 se usaron, movilizaron y rompieron piezas de cerámica fundamentalmente makas (aríbalos) y chuas (pucos pato) de los estilos Inka Provincial, Belén negro/rojo, Famabalasto negro/rojo, Yocavíl Polícromo e incluso algunas pocas de Cuzco Polícromo. Se hallaron además escasos fragmentos de piezas alóctonas, originarias del altiplano boliviano, como Inka Pacajes, Chicha, Uruquilla o Colla Quillaquila que debieron pertenecer a obreros que cumplían funciones como mitmaq. Éstas, al fragmentarse, quedaron in situ en lo que puede calificarse como área de descarte primario (M. Schiffer; 1976). Un puco del grupo Belén, fragmentado y usado probablemente como recipiente de cocina fue recompuesto en su totalidad en S3. Se advierte asimismo que se practicaron actividades relacionadas con la confección de piezas cerámicas. Esto explica la presencia de mica refractaria, pigmentos de óxido de hierro (OFe2) y masas de arcilla compactada en proceso de modelado. Hay también espátulas y puntas de hueso; piezas líticas de cuarcita y obsidiana fracturadas en proceso de elaboración y otras terminadas y abandonadas completas. El registro es claro al indicar que los ocupantes de la K1 usaron artículos ornamentales, como el collar de cuentas de hueso, mullo y placas de erizo de mar. Practicaron actividades textiles (cumbicamayo) utilizando varios torteros o muyunas de cerámica y piedra que quedaron abandonados también en el interior del edificio. En definitiva, la K1 no fue un lugar de ocupación ocasional, sino permanente, tampoco fue un depósito destinado sólo para guardar artefactos, alimentos, materias primas, etc. Esta ocupación humana fue sostenida y continua, se comprueba por la ausencia de vacíos en la serie estratigráfica que puedan indicar hiatus o discontinuidades en el factor de ocupación humana. La mayor parte de estos restos indican que fueron usados, rotos y descartados en el interior de la kallanka, conformando un área de descarte primario. Otros artefactos y adornos corporales abandonados quedaron como trampas, encerrados entre las paredes y los fogones. Este evento es claramente perteneciente al Horizonte Inka, habida cuenta que ha sido fechado en forma absoluta en 480 +50 AP=1470 d.C. (LP-601: carbón, procedencia K1. C3.U5. 1 sigma: 465-522. 2 sigma 313-547). No debe pasar desapercibido que en El Shincal se constata además una alta y muy pareja frecuencia de la cerámica Inka Provincial en todos los sectores (39% de promedio). Una alfarería fabricada regionalmente que copia a la perfección las formas y dibujos cuzqueños. Esta presencia cuantitativa debe interpretarse como una ocupación inka muy sostenida en el establecimiento; inusual en el Kollasuyu, donde puede confirmarse que esta cerámica difícilmente supera el 10% de tiestos recolectados por muestreos probabilísticos realizados sobre una población de veintisiete sitios y una población de 21.000 fragmentos de alfarería. En el Kollasuyu, solamente cuatro sitios superan este porcentaje, ellos son Oma Porco de Aullagas; Chuquiago, Chagua y Chipihuayco de Talina, alcanzando guarismos del 18% (R. Raffino et al.; 1993: 206 y 314). Durante el evento inka, el mayor índice de artefactos descartados asociados a fogones -que expresan mayor actividad humana-, se produjo en el extremo S del edificio. En este sector es donde además se advierte el mayor índice de migración vertical y horizontal de los tiestos, seguramente por obra del pisoteo. Hay indicios de una distribución selectiva de algunas piezas cerámicas en diferentes sectores de la kallanka y que parecen indicar una tendencia hacia la sectorización del espacio interior. La presencia casi exclusiva, aunque no numerosa, de tiestos no locales, provenientes del Valle de Yocavíl, como Famabalasto y Santa María, se registra en las secciones medias (S5 a S7). En S1 aparece una gran cantidad de tiestos, pequeños y deteriorados, pertenecientes por lo menos a dos grandes cántaros de estilo Hualfín negro sobre rojo, probablemente contenedores de líquidos, quizás agua, quizás chicha. Este estilo, anterior en tiempo al Horizonte Inka, significativamente desaparece totalmente en el resto del edificio.