INVESTIGADORES
CALAFELL SALA NÚria
artículos
Título:
Notas dispersas entorno a la noción de cuerpo como escritura
Autor/es:
NÚRIA CALAFELL SALA
Revista:
Caja Muda
Editorial:
CAJA MUDA
Referencias:
Año: 2011 p. 1 - 6
ISSN:
1853-3035
Resumen:
En un artículo de 1985, la narradora y ensayista Luisa Valenzuela proclamaba: ?Olvidarse de las bocas lavadas, dejar que las bocas sangren hasta acceder a ese territorio donde todo puede y debe ser dicho. Con la conciencia de que hay tanto por explorar, tanta barrera por romper, todavía? (490). En un gesto imperativo que reclamaba el poder activo del cuerpo, la autora recolocaba en un primer plano de significación la potencia abrumadora de una sangre que atraviesa el lenguaje y hace emerger en él la huella siempre peligrosa y amenazante de una alteridad que contra-dice o, mejor, mal-dice, porque muestra ?(?) aquello que los otros no quieren escuchar y menos aún ver corporizado? (Valenzuela, 2008: 82). Ahora bien, en un contexto de escritura literaria, ¿qué significa ?dejar que las bocas sangren?? Es decir: ¿cómo verter sobre la página en blanco un cuerpo que, en su apertura, no solo pone en duda su propio lugar, sino el del sujeto y el de su instrumento de comunicación? Dicho de otra manera: ¿cómo realizar el salto de un cuerpo físico ?realidad fenoménica- a uno textual ?realidad semiótica- sin caer en el silogismo que confunde cuerpo sexuado con cuerpo lingüístico? Atendiendo a la premisa de Manuel Asensi, según la cual ?[e]l cuerpo no es un medio pasivo porque habla como un agente activo de información y configuración que en última instancia es incomprensible. No se halla fuera de la escritura, pero es una escritura específica cuya lógica no siempre cuadra con el logos, con el sistema médico o la normativa sexual? (2008: 27), se puede empezar considerando el cuerpo como una materia que va más allá de su condición superficial ?tesis, ésta, defendida por la crítica feminista norteamericana Judith Butler en algunos de sus textos más conocidos (1999 y 2002)-, y se instala en una dinámica de confrontación que lo vacía de cualquier significación ontológica, sexuada y / o genérica, y le otorga una capacidad semiótica que escapa de las redes de lo simbólico. No en vano, recuerda el crítico valenciano en el texto anteriormente citado: ?El cuerpo, en tanto materia, es escritura ya en un plano microscópico? (2008: 24), lo que significa que, en su proyección escritural o artística, el cuerpo no solo adquiere la categoría de un lenguaje significante y significativo, sino la capacidad de dialogar con otras formas lingüísticas y establecer con ellas una relación de divergencia o sabotaje: ?Por eso, la mejor manera de representarnos la relación entre el cuerpo y el lenguaje es acudiendo a la imagen de una batalla continua de la que la mayor parte de las veces sólo quedan despojos? (2008: 27)