MI CAMINO A LA CIENCIA

“Mi camino a la ciencia comenzó con la exploración de este y otros mundos”

La investigadora del CONICET Laura Pey reflexiona sobre el temprano despertar de su vocación científica y su interés por construir y comunicar el conocimiento.


Ya de chiquita jugaba a ser arqueóloga en su Tandil natal, un lugar con sierras muy antiguas, habitadas desde hace mucho tiempo, donde era común encontrar herramientas de piedra arqueológicas que llamaban mucho su atención. Actualmente, Laura Pey es arqueóloga y docente y trabaja en el Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (FFyL, UBA). Allí se especializó en el estudio de la historia de los paisajes agrarios andinos, es decir, investiga cómo las personas han producido sus alimentos en regiones de altura (a más de 3600 m.s.n.m.) considerando las diferentes condiciones climáticas, políticas y sociales que se han sucedido a través del tiempo.

Jugaba a ser arqueóloga…

“Pero también quería ser oceanógrafa, azafata, maestra, escritora, detective, ingeniera, ¡hasta soñaba con ser astronauta!”, rememora Pey. Siempre muy curiosa y con muchas inquietudes, en su infancia, disfrutaba ver documentales y leer sobre culturas del pasado, viajar con su familia y visitar museos y sitios arqueológicos de la Argentina y otros lugares más lejanos como México. “Con la exploración de este y otros mundos, sentía que podía viajar en el tiempo y en el espacio”, relata la investigadora.

Mi camino a la ciencia

Al terminar el secundario se mudó a Buenos Aires para estudiar Ciencias Antropológicas (orientación arqueológica) en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ya en los primeros años comenzó a familiarizarse con la investigación científica, analizando cerámica de un pukara de Bolivia en el laboratorio del Instituto de Arqueología. “Esta etapa inicial me ayudó a conocer cómo funciona la academia y el sistema científico ya que pude participar en publicaciones y tener mi primera experiencia exponiendo en un congreso nacional de arqueología”, cuenta Pey. Sus primeros trabajos de campo los realizó en la provincia de Catamarca, donde aprendió a excavar, levantar planos y usar herramientas de relevamiento. Experimentó hacer arqueología tanto en las sierras como en la yunga, diferentes ambientes con problemáticas temporales y culturales distintas a las que se abordaban en la puna. De todos estos aprendizajes, la arqueóloga reconoce que “uno de los más importantes fue aprender a trabajar en equipo, algo clave para cualquier investigación arqueológica contemporánea”.

De becaria a investigadora del CONICET

“Todas esas experiencias me ayudaron a reforzar mis deseos de ´hacer carrera´ en la ciencia, a la vez que me brindaron los conocimientos y antecedentes necesarios para emprenderla”, sentencia Pey. Fue así que, tras graduarse en la universidad, obtuvo una beca doctoral para profundizar sus estudios sobre un tema que ya había desarrollado en su tesis de licenciatura: los paisajes agropastoriles de Cusi Cusi. Desde ese entonces, se desempeñó como becaria CONICET (primero con la beca doctoral de 5 años de duración y luego con una beca posdoctoral de 3 años) y, hace poco, obtuvo el ingreso a la Carrera del/a Investigador/a Científico/a y Tecnológico/a (CIC) del CONICET. “¡Ésta fue una gran noticia! -exclama la flamante investigadora- porque me permite darle continuidad a las investigaciones que vengo desarrollando en el área, implementando planes de trabajo a mayor plazo y con la posibilidad de aplicar a más líneas de financiamiento”.

Proyecto arqueológico en diálogo con la comunidad

Desde el año 2010, Pey forma parte del Proyecto Arqueológico y Antropológico Pallqa, desarrollando sus investigaciones en la puna de Jujuy, dentro del Municipio de Cusi Cusi. “Nos interesa desarrollar una arqueología participativa que trabaje en diálogo con las instituciones educativas locales y la Comunidad Aborigen Pueblo Quechua de Paicone”, explica la científica. Lo que implica involucrar a las familias del pueblo en todas las etapas de investigación, consensuando las preguntas que guíen la investigación sobre los diferentes componentes del paisaje local.

En este contexto, y trabajando en equipo con diferentes especialistas, buscan generar información arqueológica que pueda contribuir con el proceso actual de revalorización de las prácticas agrícolas tradicionales. La idea es integrar tres líneas de trabajo: paleoambiental (la caracterización de cambios ambientales a través del tiempo a través de distintos indicadores), arqueobotánica (el estudio y caracterización de los tipos vegetales a partir de evidencia botánica) y etnográfica (el registro de las narrativas, prácticas y saberes agrarios de los pobladores actuales). Pero esta investigación no sólo es un aporte para las comunidades locales, también, “nos acerca a otras formas de pensar el mundo y producir el alimento, formas más sustentables que implican “dialogar” de otra manera con las formas del paisaje (desde una mirada andina)”, profundiza Pey.

Proyecto Arqueo-escuela: la importancia de construir y comunicar el conocimiento

“La divulgación científica es muy importante en un doble sentido”, señala Pey. Por un lado, “es clave que todo el conocimiento que producimos las y los científicos esté al alcance de la sociedad, sobre todo si ese conocimiento fue construido en el marco de una institución estatal como lo es el CONICET”. En ese sentido, la arqueóloga es co-fundadora del proyecto de divulgación científica Arqueo-escuela, que busca acercar esta disciplina a un público general (en especial, infancias y juventudes) a través de talleres interactivos.

Por otro lado, según Pey, más allá del contenido de cada área, también es importante comunicar cómo funciona el sistema científico en nuestro país y los estándares de excelencia que se buscan mantener. “Creo que esto ayudaría muchísimo a deconstruir ciertos mitos que suelen circular sobre nuestro trabajo, sobre todo en momentos de inestabilidad política y de crisis de legitimidad científica”, precisa la investigadora.

El trabajo de la arqueóloga: entre el campo y el laboratorio

“Lo que más me gusta de mi trabajo, sin dudas, es la combinación entre las instancias de campo y las de laboratorio”, cuenta Pey, quien como arqueóloga pasa parte del tiempo en el laboratorio, pero, dos o tres veces por año va al campo a relevar datos, entre otras actividades. “Cuando vamos a prospectar, es decir, a realizar recorridos en el terreno en búsqueda de evidencia arqueológica, siento que se pone en juego esa atención especial y “curiosidad por lo desconocido” propia de la exploración”, confiesa la científica. De este modo, según Pey, tiene la posibilidad de desconectarse de la ciudad y sus ritmos acelerados, respirar otro aire y contemplar paisajes únicos, lo que hace que el trabajo jamás sea rutinario o aburrido.

De la crianza de cultivos en los Andes a los “jardines itinerantes” de las ciudades

“A la par que fui aprendiendo sobre la crianza de cultivos en los Andes, empecé a vincularme con las plantas de otra manera, a entenderlas mejor”, manifiesta la investigadora. Hace 17 años, Pey creía imposible tener un jardín en un departamento en Buenos Aires y hoy en día, a pesar de múltiples mudanzas, mantiene el suyo, “gracias a comprender que los principales condicionamientos no necesariamente son las características físicas del ambiente, en mi caso, el espacio o la falta de acceso a tierra directa. Hay algo de la observación, la creatividad y la búsqueda del equilibrio que es clave”.

El orgullo de ser científica nacional

Pey se siente orgullosa por la posibilidad de formarse, capacitarse e investigar en su país, y aportar al conocimiento sobre la historia de las comunidades originarias. “Mi camino a la ciencia no hubiese sido factible sin la excelente formación que me ha brindado la educación pública y sin la posibilidad de dedicación plena que me ha brindado CONICET”, concluye la investigadora.

Para conocer más sobre Proyecto Pallqa y Proyecto de divulgación Arqueo-escuela, invitamos a visitar el IG de los mismos @proyectopallqa y @arqueoescuela.

Laura Pey forma parte de la actividad Ciencia en Juego del Programa VocAr, que tiene como objetivo iniciar un diálogo entre estudiantes y personas que se dedican a la investigación científica en el que todas las inquietudes, reflexiones y comentarios son bienvenidos. Se trata de una serie de etapas sencillas luego de las cuales los y las estudiantes entrevistan al científico elegido. Entonces, ¿qué se le puede preguntar a la científica o científico? ¡Lo que quieran!

Por Florencia Verrastro

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