CIENCIAS AGRARIAS, DE LA INGENIERÍA Y DE MATERIALES
Lucha de titanes: bacterias vs. petróleo
Científicos del Consejo avanzan en técnicas para contrarrestar la contaminación petrolífera con estos microorganismos.
Degradar hidrocarburos no es una tarea fácil pero tampoco imposible, ya que existen metodologías -algunas con mejores resultados que otras- capaces de remover diferentes elementos contaminantes de distintas superficies, como por ejemplo agua o suelos. Una de gran eficacia es la de biorremediación, cuyo proceso permite retornar un medio ambiente alterado por sustancias a su condición natural.
Así lo demuestra el trabajo publicado en Marine Pollution Bulletin, realizado por investigadores tucumanos en la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (PROIMI, CONICET-UNT), quienes trabajan desde hace un tiempo con la finalidad de mitigar, en un futuro, el petróleo derramado en mares a través de este proceso.
El equipo de trabajo está actualmente conformado por Mauricio Alessandrello, becario pos-doctoral; María Silvina Juárez Tomás y Diana Vullo, investigadoras adjuntas; y Marcela Ferrero, investigadora independiente. Y en las etapas iniciales (hasta 2015) participaron Paula Isaac, quien aisló y caracterizó a las bacterias usadas para el avance, y Enzo Raimondo, el cual colaboró con esta publicación.
De qué hablamos cuando hablamos de biorremediación
Esta tecnología consiste en el uso de organismos, generalmente microorganismos o plantas, para limpiar sitios que pueden estar contaminados con petróleo, metales pesados, plaguicidas o cualquier otro tipo de contaminante.
Trabajaron con dos bacterias, Pseudomonas monteilii P26 y Gordonia sp H19, que básicamente usan el petróleo como alimento y lo convierten, en última instancia, a dióxido de carbono y agua. Estos microorganismos fueron inmovilizados en goma espuma y así los investigadores del instituto lograron remover, en siete días, el 75 por ciento de petróleo derramado en agua de mar artificial a una temperatura de 30 °C.
“Aislarlas en este material fue clave, ya que nos permitió aplicar los microorganismos con inmediatez”, afirma Mauricio Alessandrello, becario pos-doctoral del CONICET en el PROIMI y biotecnólogo. “Lo que nosotros queríamos conocer era la eficiencia de estas dos bacterias para remover petróleo del agua a distintas temperaturas. Para lograrlo, realizamos los ensayos adhiriéndolas e inmovilizándolas en goma espuma y vimos que los mejores resultados se obtenían al aplicar este proceso en aguas cálidas, de alrededor de 30 ºC. Sin embargo, en aguas a 4 ºC y 15 ºC también se obtuvo una buena remoción, sobre todo cuando las bacterias inmovilizadas fueron previamente almacenadas en la heladera a 4ºC”, destaca Alessandrello.
Por eso, otra de las conclusiones que arrojó la investigación fue que las bacterias que fueron almacenadas en la heladera a estas temperaturas tuvieron un mejor rendimiento, comparándolas con las que se usaron frescas.
Las ventajas: nuevos horizontes
La biorremediación, además de ser económica, es ambientalmente amigable y no tan invasiva como otras tecnologías. Pero existe un inconveniente: el tiempo que consume la limpieza del sitio donde se aplica, que suele ser de algunas semanas.
“Nosotros en 7 días pudimos remover 75%, en agua a 30 °C. A menor temperatura, el tiempo se incrementa”, señala Alessandrelo. De modo que lo ideal sería combinar distintas tecnologías como por ejemplo remover petróleo con bombas que succionen el agua contaminada y dejar la biorremediación para focos aislados de contaminación.
Por otra parte, plantea que el hecho de usar un residuo para el cultivo de los microorganismos, como agua de maceración de maíz, y un soporte económico como la goma espuma hace que los costos de producir bacterias e inmovilizarlas disminuyan aún más.
Además, el investigador sostiene que, en principio, el proceso no impactaría negativamente en los mares ya que es natural y las bacterias que se usan no son patógenas. De todas formas, advierte que, previo a su aplicación, habría que hacer pruebas que determinen si el uso de la tecnología es inocuo para el medio ambiente.
Por Maximiliano Grosso. CCT Tucumán